Capítulo 2: "Mañanas mojadas y castigos."

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Los rayos del sol que entraban por mi ventana me despertaron. O eso me gustaría que pasara. En cambio estoy completamente mojada y casi muriendo ahogada gracias al baldazo de agua fría que el inepto de mi hermano me lanzó encima.

-¿ESTÁS LOCO? –grité mientras me levantaba de un salto de la cama- ¿POR QUÉ NO PODÍAS LEVANTARME COMO UNA PERSONA NORMAL, IMBÉCIL?

-Tranquila, enana –habló gracioso.

-¿QUÉ ME TRANQUILICE? ¡CASI MUERO AHOGADA!

-No exageres y apúrate que llegamos tarde –dijo mientras se dirigía a la puerta de mi habitación. Se detuvo cuando llego y me miró divertido- Agradéceme, por mi ahora no tienes que ducharte.

-¡FUERA! –grité mientras le lanzaba mi almohada, él la esquivó y se fue riendo.

¿Por qué Dios? ¿Por qué me diste un hermano tan idiota?

Ese espécimen subdesarrollado, o cómo lo llaman mis padres, Damen, es mi hermano mayor, tiene 18 años y está en el último año del Instituto. Aunque me duela admitirlo, él es un playboy. Todas las chicas de la escuela mueren por él y por los inútiles de sus amigos.

Yo se que se están preguntando, ¿por qué tu no? Bueno, primero que nada, Damen es mi hermano y eso sería muy raro. Y segundo, sus amigos son unos idiotas mujeriegos que solo juegan con las chicas.

Pero, al parecer, soy la única que se da cuenta. Aunque no me sorprende, casi todas son unas barbies huecas que solo se preocupan si se vistieron lo suficientemente putas o si les va a alcanzar el maquillaje para volver a verse como payasos un día más.

Y digo “casi” porque está Ashley. Ella es la zorra principal. Es la típica plástica que no falta en ningún instituto. Al igual que el resto, está detrás de mi hermano, solo que ella es mucho más astuta, lástima que todo el maquillaje que usa le estropearon las neuronas que necesitaba y solo le quedaron intactas las que piensan en como meterse en los pantalones de los chicos.

En fin, basta de pensar en put… digo, en las chicas tan temprano.

Busqué la ropa que voy a usar hoy y me dirigí al baño que estaba en mi habitación, donde me di una ducha caliente para procurar no enfermarme gracias al imbécil.

Al salir me sequé y me coloqué el conjunto que elegí. Consistía en unos jeans azules oscuros, una remera blanca que decía “I’m fabulous, bitch” en rojo y mis amadas Vans también rojas.

No tenía ganas de secarme el pelo, asique lo único que hice fue peinarme un poco y ponerme una bandana blanca sobre mi pelo mojado.

Si, leyeron bien, una bandana. Tuve que recorrerme toda la ciudad para encontrar un local donde las vendan y al final lo hice. Lo bueno de ese negocio es que está muy escondido y solo algunas personas conocemos de su existencia.

Agarré mi mochila y bajé. En la cocina preparé mi desayuno.

-Hola familia –saludé a mis padres con un beso en la mejilla- hola vagabundo que insiste en ser mi hermano –mire mal a Damen.

-Hola hobbit.

A no. Con mi altura nadie se mete.

-Espera que me suba a la silla y así te arranque la cabeza.

Mi hermano comenzó a reír mientras mis padres me miraban divertidos.

Bueno, tal vez esa no fue la mejor frase.

Terminamos de desayunar y ya era hora de ir al instituto.

-¡NO PUEDEN OBLIGARME! –forcejé sobre el hombro de Damen, quien me cargaba hasta el auto- ¡CONOSCO MIS DERECHOS!

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