Prologo: De Vuelta en Casa

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La Ciudad Calcinada: Prologo


Lisben, mi hogar, han pasado al menos 79 días, desde la ultima vez que di un paso dentro de los muros, que cubren este bastión humano, durante este largo tiempo, incluso olvide como se sentía, el contacto con otro ser humano, las risas o la tristeza, la vida de un Prospector es dura... demonios, incluso olvide el sabor de una comida bien hecha, el sabor de un buen vino o el humo de un cigarrillo. Por ello, apenas cruce por la gran puerta de hierro, me dirigí a mi bar favorito.

¡Alfred! ¡Dame lo de siempre amigo mío!

Moví las cortinas de la entrada del bar y grite al dueño del local, un viejo amigo mío, ya en sus 40s, de tes morena, cabello negro y una mirada dócil.

¡Svent! Jajaja, cuanto tiempo sin verte muchacho, espera un momento, ¡Clara, trae unas chuletas con papas y un vino

Haciendo ingreso, me dirigí a la barra y me senté, esperando con ansias la comida y el vino que tanto anhelaba.

En efecto Alfred, 79 días fuera de Lisben, creo que a sido la expedición mas larga hasta ahora, pero en verdad a valido la pena... Por cierto, ¿no tendrás algún cigarrillo?

¿Así que aun no has dejado el vicio, eh? Esta bien, toma

Alfred me dio un cigarrillo, el cual tome con la mano izquierda, mientras que con la derecha, alcanzaba mi fiel mechero en mi bolsillo, puse el cigarro en mi boca y le prendí fuego a la punta, para luego, inhalar el humo y expulsarlo a los momentos. Dios, este humo, solo dios sabe lo mucho que lo extrañe, tabaco, mi fiel compañero, no se como pude pasar 15 días sin ti, aquellas noches entre medio de escombros, tu eras en lo único que podía pensar, pero al fin, puedo volver envenenarme con tu adictivo aroma. Mientras me perdía en mis pensamientos sobre mi falta de control, Clara hizo ingreso desde el cuarto de cocina, con un plato de comida en su mano izquierda, y una botella de vino tinto en la derecha. 

¡Oh! ¡Pero si no es Svent! Debiste avisar de tu visita, hubiera preparado algo mas fresco

Buenas tardes Clara, no sabes lo mucho que extrañe tu comida

Clara, la esposa de Alfred, era una mujer en sus 30s, de tes blanca, cabello castaño y una mirada alegre, desde que les conocí hace 8 años, siempre me a tratado como una madre. Clara dejo la comida y la bebida frente a mi, para que me dispusiera a disfrutar del festin que tanto ansiaba probar.Con la boca hecha agua, tome los cubiertos y comencé a consumir el plato frente a mi, sabores que en mucho tiempo no había probado, invadieron mi sentido del gusto, dando un baile de sensaciones en mi paladar, por momentos casi me atraganto, pero nada que un buen trago de vino no pueda solucionar.

Las horas pasaron como si nada, mientras me quedaba charlando con la pareja, que llevaba años de conocer, aquello hasta que el reloj marco las 11:00 PM, Clara decidió ir a dormir, por lo que, me quede solo junto a Alfred, este cerro el bar, abrió una botella vieja de Ron, y me invito a beber. Pasaron los minutos y a medida que bebíamos, el alcohol comenzaba a hacer efecto, de pronto, al terminarnos la botella, Alfred me miro a los ojos y me hablo

Sabes, mi tiempo se acerca, lo presiento... ya tengo 42 años, soy un hombre viejo, el... ya sabes, aquello que tenemos dentro de nosotros, pronto eclosionara, y me convertiré en un peligro para todos... no quiero eso...

... Hey, vamos Alfred, no es hora de bromear, amigo, aun tienes vida por delante...

No... Svent... lo he visto... aquello que una vez me describiste... lo he visto... me a hablado en sueños... aquel ser oscuro de múltiples ojos y bocas...

Aquellas palabras me dieron escalofríos... aquella creatura, es algo que todos ven antes de sucumbir ante la enfermedad de este mundo, me quede sin palabras ante las declaraciones de mi amigo, el alcohol había desaparecido de mi cuerpo, y solo podía quedarme sentado, escuchando las palabras de mi viejo amigo.

Es verdad, una de estas noches, el vendrá por mi... lo presiento... el parasito tomara mi cerebro, y con el, mi mente y mi cordura... hey, Svent, necesito pedirte un favor

... Lo que quieras Alfred...

Mi hija, Anne... ella se unió a los militares... cuando yo no este mas... necesitara alguien que cuide de ella...

Lo entiendo... déjamelo a mi, no debes preocuparte por ello...

Apenas conteste, Alfred rio y esbozo una sonrisa, y como acto seguido, recostó su espalda sobre la silla en la cual estaba sentado, y comenzó a dormir. Pareciera como si sus preocupaciones y agobios, hubieran desaparecido, pues su rostro reflejaba una inmensa tranquilidad. Al verle dormir, me levante de mi asiento, y me dispuse a volver a casa.
Un poco mareado, camine bajo la luz de la luna, y los pocos focos eléctricos de la ciudad, sintiendo la brisa marina inconfundible del puerto cercano, la cual me envolvía, como una dulce manta envuelve a un niño, dándome una sensación de seguridad, sensación que extrañaba cada noche fuera de los muros. Pasaron alrededor de 30 minutos, pero allí estaba, frente a las puertas de mi hogar, si bien era un lugar pequeño, era suficiente para mi.

Mire al suelo, en dirección al tapete, me agache y busque la llave oculta debajo de este, un lugar estúpido para guardar una llave, pero aun así, nunca alguien había hecho ingreso a mi casa, mientras me encontraba fuera. Puse la llave en el cerrojo y le di vuelta, Click, empuje la puerta, la cerré y me dirigí a mi cama, al estar frente a esta, me quite la chaqueta, los zapatos, para luego, sin terminar de desvestirme, tirarme sobre el colchón, choque mi cabeza con la almohada, y cerré los ojos. Había sido un día largo, con un final un poco tenso, no esperaba que Alfred estuviera ya en edad de ser tomado por el parasito... no, mas bien, olvide por completo su edad, nunca pensé que le pasaría a el... aunque aquello es algo que a todos nos pasa, tarde o temprano, aquella maldición caída desde el cielo, toma nuestros cuerpos, y destruye nuestros sueños... Sin querer darle mas vueltas al asunto, gire sobre la cama, y estando de lado, me dispuse a dormir... caí en sueños... no debí hacerlo, el licor me hizo olvidar lo que mas odio, dormir, había olvidado lo mucho que lo odio... pues apenas caí preso del sueño, le vi aquellos ojos sangrientos, esas miles de bocas dentadas, y en especial, aquella voz de los abismos del infierno, vi a aquel ser que me espera en todos mis sueños, el mismo que todos ven como presagio de "muerte". 

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⏰ Last updated: Oct 18, 2019 ⏰

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