capítulo catorce

133 14 7
                                    

Re-aparecimos en lo que a simple vista se ve como un jardín normal. Alsé la vista y ví mi casa.

Rápidamente me solté de la mano de Zamas y corrí dentro de la casa.

-¡Mamá!-

Mi madre salió de la cocina al apenas haber pronunciado aquella palabra.

A paso rápido camino hasta a mí y me dió un fuerte abrazo.

El ruido de la puerta siendo cerrada fue lo que cortó la calidez del momento.

Al verlo mi madre se alarmó y apretó su agarre.

-Mamá, tranquila, es inofensivo-

Zamas me miró con una expresión indescifrable, daba gracia verlo.

Mi mamá pareció pensarlo un poco y se alejó algunos centímetros de mí, algo insegura.

-¿Tienes hambre?-

Asentí, felíz.

¡Comida!

Mi mamá se fué a la cocina, dejándonos a Zamas y a mi en el living. Le hice señas a la hojita de té para que se pusiera cómodo hasta que mi mamá volviera.

A la hora del almuerzo mi papá ya se encontraba de nuevo aquí. Al verme se puso muy feliz, obviamente.

Zamas miraba a mis padres de una manera algo extraña, como si no entendiera algo.

-¿Te encuentras bien?, estás extraño-

Me miró unos cuantos segundos directo a los ojos. Luego negó con la cabeza.

-No es nada-

Volvió su vista hacia mis padres, que se encontraban amorosamente juntos.

Mi padre estaba sentado en el sofá grande, junto a él se encontraba mi madre abrazada al brazo derecho de mi padre, entrelazando sus dedos.

Zamas y yo nos encontrábamos en sofás individuales.

Mi papá notó la mirada insistente de Zamas y se aclaró la garganta para luego verlo directamente.

-¿Hay algo que quieras preguntar?, ¿Alguna duda?, te noto algo curioso, por así decirlo-

-Solo quiero comprender cómo trabaja la mente humana, y qué es lo que los alienta a mantener aquella demostración de afecto constante-

La sonrisa de mi madre me encanta.

-Cuando amas a una persona quieres estar todo el tiempo posible con ella o él y hacerle saber que lo quieres-

El asintió, bastante pensativo.

Después de darle un aburro curso intensivo de 'el amor' la noche calló. Mi mamá prácticamente le rogó a Zamas para que cenáramos en mi casa, puesto que no sabe cuándo volveré, así que quiere aprovechar el momento.

A decir verdad, me sorprende lo bien que recibieron a Zamas, tal vez, al verlo con aire de relajación e intriga por nuestra especie los tranquiliza.

Apenas llegamos al templo me dirigí a la pequeña habitación y me desplomé en la cama, con intenciones de dormir.

¡Estoy realmente feliz!

Ví a mis padres. Están bien.

Un fuerte estruendo hizo acto de presencia en el silencioso templo. ¿Qué pasó?

Fuí hasta donde, creo, fue de dónde salió.

La puerta de la habitación de Zamas.

¿Qué habrá pasado?, ¿Está bien?

Otro estruendo resonó desde dentro de la habitación.

Unos segundos después la puerta se abrió dejando ver a Zamas con el ceño fruncido, tenía algunos botones de su camisa desabrochados. Se veía algo des-alineado, pero no voy a negar que se veía hermoso.

Me miró a los ojos, aún con el ceño fruncido.

Las manos me tiemblan mucho.

Retomo su postura habitual y se aclaró la garganta.

-¿Estás bien?, escuché un ruido y creí que pasó algo-

Negó con la cabeza.

En los últimos días no me miró con repulsión ni nada, su mirada se suavizó bastante, y me alegra.

-Todo está bien-

Asentí.

-¿Necesitas ayuda con algo?-

Negó levemente con la cabeza.

Volví a la pequeña habitación y me acosté a dormir. ¡No puedo dormir! Tengo sueño, pero no logro conciliar el sueño.

Estúpido sol, ¡Déjame dormir!

Me incorporé de la cama, la ventana está completamente abierta, dejando entrar muchísimo sol. ¿Qué hora será?

Hice mi rutina de siempre, no veo a Zamas por ningún lado. Lo busque en la cocina, nada, en su habitación, por las dudas no, en los salones del templo, nada, afuera, donde toma el té con Black, tampoco. ¿Donde estas, hojita?

Bajo el árbol, ahí está, mirando el agua.

-Buenos días-

Volvió a verme y volvió su vista al agua.

-Buenos días-

-Me extrañó que no me hayas despertado para tomar el té-

No me mira.

-Creí que estabas cansada y decidí dejarte dormir un rato más-

Qué considerado.

Salió de la habitación cerrando la puerta detrás de él, camino hasta algún lado del templo, por mi parte, me dediqué a seguirlo.

-¿Se te ofrece algo?-

Negué con la cabeza.

-Solo estoy algo intrigada-

-¿De?-

Zamas detuvo su paso y se giró a verme.

-Del cariño de mis padres, estabas extraño-

-Simplemente no lo comprendo-

No es tan complicado de comprender. Es un sentimiento, todos y todo tiene sentimientos y emociones.

-Jamás había sentido ningún sentimiento humano-

¿Sentimiento humano?

-Hey hojita, los sentimientos no solo son humanos, todos tienen. Supongo que los únicos que no poseen sentimientos son las máquinas, ¿Verdad?-

No contestó.

-Que no los hayas tenido aún no significa que no los tengas-

Me miró por unos segundos. Atinó a decir algo, pero se arrepintió de inmediato.










[¡Hola! :D

¿Cómo están?

Espero que no se molesten porque el capítulo es demasiado corto, estoy sin ideas, y quería subir algo. Les prometo que para el próximo capítulo les traigo algo mejor.

Espero que les haya gustado, aunque fue aburrido je.

Les propongo algo, como se viene navidad, ¿Qué les parece si el próximo capítulo es el especial de navidad?

Si les gusta la idea, van a tener que aguantarse algunos días hasta Navidad, ¿Si?.

Díganme si les parece bien. De todos modos lo voy a hacer, pero quiero saber si les gusta la idea.

Chausito.

Kai~Kai]

Plan Cero Odio [Zamas y tu] -Dragon Ball Súper-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora