~Luna~
Narradora
-¡Papá!.— Pronunció el Alfa de tez pálida, entrando a su "hogar".— ¡Ya llegué!
Se quitó los zapatos, al igual que la sudadera de deportes de la escuela, para lanzarla sobre el sofá, al igual que su mochila. Se desplomó con pereza sobre este mismo y cerró los ojos suspirando fuertemente. Su cabeza dolía, había hecho mucho ejercicio y estaba más que seguro que necesitaba una gran y larga ducha.
Se enderezó un poco para sobar su hombro, gruñendo y maldiciendo por todo.
Pero entonces se dio cuenta de algo.
Su padre Omega no se había presentado por ningún lado.
Estaba acostumbrado que cada vez que llegara recibiera un saludo, besos en las mejillas y hasta caricias literalmente maternales por parte de SeokJin. Pero ahora ni siquiera había escuchado su voz.
Valla, ni siquiera podía olerlo.
Intrigado, y con los nervios ahora sobre su cuerpo. Se levantó rápidamente para poder correr hacia la habitación de sus padres.
Al llegar frente a la puerta se acercó con la respiración agitada y con la piel chinita.
-¿Appa?.— Preguntó, golpeando suavemente la puerta.— ¿Estás ahí?
Pero no recibió respuesta.
Abrió la puerta con cuidado dándose cuenta de que su papá no estaba ahí metido.
Y estuvo a punto de correr fuera de la casa en busca de su padre Alfa cuando de repente un olor dulce a café llegó con delicadeza hacia sus fosas nasales. Giró su cabeza hacia donde se encontraba el olor, y al final del pasillo observó que la puerta del estudio de su padre Alfa estaba ligeramente abierta.
Se acercó con pasos sigilosos hacia la puerta, abriéndola. Y cuando vio a su pequeño papá parado en medio de la pequeña sala, frente a un librero enorme, lleno de libros nuevos y viejos sobre los estantes, se tranquilizó. Las delgadas y frágiles manos del Omega sostenían con delicadeza un libro, sus suaves dedos rozaban las tapas azules de ese libro.
Lo ojeaba una y otra vez, pasando sus yemas por sobre las letras, como si pudiera leer con tan solo tocarlo, suspiraba y cerraba la ojos, extasiado por el olor de aquello que tenía en las manos.
-Bienvenido, cariño.— Susurró el Omega, tomando desprevenido al Alfa recargado en el umbral de la puerta.—
-¿C-cómo supiste que....
-Puedo olerte, hijo.— Dijo, cerrando por fin le libro sobre sus manos.—
Y se dio la vuelta observando a su hijo, quien lo miraba de vuelta con intriga sobre su rostro. Se acercó a él dejando el libro a un lado para acunar su rostro entre sus manos y dar un pequeño y casto beso sobre su nariz.
-¿Sucede algo, cariño?.— Preguntó, preocupado.—
-Mm~ no~..... Me asustaste.
-Lo lamento.
-¿Por qué te gusta tanto estar aquí, papá?.— Preguntó, entrañado.— Este lugar está lleno del olor de padre Alfa, apesta.
-No tienes por qué expresarte así, hijo.— Dijo, dándose la vuelta para tomar entre sus manos otra vez el libro.— Es el olor de mi Alfa, sabes que me siento seguro así. Además, ten, huele......
El Omega regresó con su hijo sobre pasos rápidos para abrir el libro casi por la mitad y acercárselo a la cara.
Yoongi, confundido, miró por un momento el libro abierto frente a su rostro. Y sin más, olfateó.
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Excape [Editando]
Fiksi PenggemarJin es un pequeño y frágil Omega que es maltratado por el Alfa que lo había marcado desde su muy temprana edad. Uno de sus cachorros, Yoongi, quien ahora no es más que un fuerte y temible Alfa, intenta salvarlo de entre las garras de su padre...