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O N E  S H O T

"She's A Woman"

De todas las mujeres que había conocido el Londres, sin duda ella era una de las más enigmáticas a los ojos de George.

No era un músico, poeta, cantante o intérprete. No era abogado, secretaria o filósofa, nada de eso. Ella era sólo una prostituta.

La había conocido en una fiesta luego de un concierto el año 1964 y había quedado prendado de su belleza. Curvas marcadas, piernas largas y cabello tan negro como la noche.

Ella pudo haber sido como cualquier otra mujer que se acostaba con gente y les hacía compañía. Ella pudo haber sido como cualquier otra mujer común y corriente de Inglaterra. Pero ¿por qué no podía sacarla de su cabeza? ¿Qué tenía ella?

Ella. Ni siquiera sabía su nombre ni su procedencia, sólo que le había dado una de las mejores noches de toda su vida.

No podía dejar de sentirla. Su olor, la sensación de su cabello entre sus dedos, su voz, como se sentía su cuerpo entre sus brazos. No podía olvidar nada y lo frustraba.

Dentro de las cosas que pasaban por su cabeza constantemente estaba la pequeña conversación que habían tenido luego de haber tenido sexo. Fue sobre todo el general: religión, política, educación, medioambiente, música y deportes. Ella sabía de todo.

No durmieron esa noche riéndose de los políticos ingleses, comparándolos con cerdos.

Ella no lo trató como si fuera de la realeza, como si fuera un Beatle o alguien realmente importante; para la mujer, Harrison era como cualquier otro hombre.

Le gustó eso. Estaba siendo el mismo con una completa desconocida. Lo hizo sentir bien. Completo. En la nube 9.

¿Por qué no podía ser de él? ¿Por qué de todas las mujeres inglesas existentes se tenía que fijar en ella?

La había visto más veces desde su encuentro, pero no habían intimado. Sólo tenían conversaciones casuales, ella le daría un guiño o una sonrisa y luego se iría con algún tipo al azar.

Eso haría hervir la sangre de George, pero sabía que no tenía motivos. Le gustaba, no eran nada y ese era su trabajo.

Un par de veces también la había invitado a salir, pero las cosas nunca saldrían como quería.

—¿Por qué no? —preguntaría el frustrado.

Ella le daría una calada a su cigarrillo y se encogeria de hombros.

—Porque sí —diría ella en tono calmado—, porque no se me permite salir con clientes.

—No te estoy invitando como cliente, lo estoy haciendo como un amigo —la insistencia de George le parecía tierna a la joven groupie, pero jamás lo diría.

Una pequeña sonrisa aparecería en los labios de la pelinegra.

—Ni siquiera sabes mi nombre. Es estúpido llamarme tu amiga —con eso tiraría en cigarrillo al suelo y se marcharía moviendo sus caderas de manera provocativa, dejando a Harrison con el corazón latiendo a un nivel desenfrenado y con ansias de escribirle mil canciones con tal de que saliera aunque sea dos minutos con él.

Locura por ella u obsesión, el Beatle silencioso no sabía qué sentía por ella, pero el sentimiento era terriblemente fuerte.

Ringo le había dicho que se alejara de ella por su bien; Paul recomendó que fueran a otros bares luego de los conciertos; John se burlaría de su obsesión por la mujer, pero luego de manera seria le diría que por favor, no se enamorara y que borrara el brillo de sus ojos cada vez que la nombrara.

Para George fue difícil hacer esto último, casi imposible, pues ella estaba en cada uno de sus pensamientos. La plasmaba en cada hoja, cada papel. La tinta era testigo de su amor por una mujer que le daba sonrisas amables y que lo dejaba ser tan y como era. La noche era observadora de sus lágrimas frustradas y en su guitarra derramaba el alma triste, la que mostraba que era un amante melancólico y desolado.

Ninguna mujer se podía comparar a ella. No le importaba que fuera de bajos o altos recursos. Le gustaba ella por ser ella.

Jamás le dijo que le gustaba. No sacaba nada ¿verdad?

Nunca le dijo que se había enamorado de ella y que odiaba con todo su ser verla besar a hombres que no eran él todas las noches.

Un día, cuando la vio tres noches seguidas con el mismo hombre del brazo dejó de ir. Cuando ella le sonreía él apartaba la mirada, dejándola confusa.

Un día simplemente prefirió dejar de martirizarse, haciéndole caso a los consejos de sus amigos.

Le dolió, le costó y sufrió, pero logró superarlo.

Un día simplemente George siguió adelante, pero siempre recordando con nostalgia a esa mujer.

Ella era una mujer.

Una mujer con la que siempre había soñado y que lamentablemente había conocido el circunstancias difíciles.


Oh, esa mujer...

De vez en cuando él suspira por ella, sin saber que ella también suspira por él...

◇◇◇

Espero que haya quedado decente lol.


imaginas ♡ george harrison ❜Donde viven las historias. Descúbrelo ahora