Prólogo

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1 año y 4 meses antes

"Incluso cuando cierro los ojos percibo miradas de personas creyendo ver a alguien ejemplar y nunca procure cumplir expectativas"

Pateo la tierra a su lado, provocando que se despegue del celular, aunque su mirada esquiva expresa confusión, sonríe. Lleva así los últimos días. Él no atañe mis asuntos así que yo tampoco.

No tengo idea de en que parte de la ciudad estamos, tampoco pregunte en la última hora que llevamos deambulando, simplemente da igual.

Ambos con emociones conflictivas subimos a la cima del éxtasis. Yo tenía la meta de romper todos los esquemas de la sociedad y a él le gustaba seguirme el juego, con tal de que eso significara sacar de quicio a mi padre. Teñí mi cabello, asistía a fiestas y participamos en peleas callejeras. En más de una ocasión terminamos con el cuerpo lleno de hematomas y alguna parte del rostro rota: el labio, la ceja o el tabique.

Como la noche anterior, después de reventar la ceja a ya olvide su nombre y me devolviera un potente golpe, lo que no note fue que tenia un anillo y no uno cualquiera. Adiós pómulo sano, hola nueva cicatriz. Aunque ardía de ira lo deje pasar, bastante consiente de la gota de sangre resbalando por mi mejilla, se me hacia tarde para volver. Entonces acelere el asunto. Lo golpee una y otra vez haciéndolo retroceder hacia los contenedores de basura. Levante mi pierna para darle el golpe final en las costillas. Viéndolo caer contra el contenedor, limpie mi sangre de la boca con el dorso.

"¡Nos volveremos a ver!" Ignorándolo, levanto la chaqueta que tire al comenzar y me largue.

Esta vez pateé una piedra, provocando que tropiece. Finalmente guardo el dispositivo. Y comencé a correr. Sin importar cuanto intente escapar, las miradas de subestimación continúan. Mientras intento ser alguien que realmente no soy.

Mantuve mi cuerpo en movimiento, desplazándome con rapidez bajo el caluroso sol. El desgaste físico siempre fue mi manera de calmar mis pensamientos. La tensión en los pulmones se convierte en dolor, que luego se concreta en una fuerte sensación de pesadez, extendiéndose, pero me obligo a seguir.

El incesante sonido aparece. Hago un rápido recorrido visual, todo parece igual de desolado que antes. No hay nadie. Por un momento todo el aire a mi alrededor me es insuficiente. Incluso antes de ver la pantalla, lo sé. Sabía que no tardaría demasiado en decidirse.

Ese día finalmente llego. Me escondió aquí. Evaluaran mi comportamiento. Separándome de cualquier contacto con el exterior.

Sin darme cuenta pare de contar los días, dentro de mi cabeza busco el motivo pero no se cuando comenzó. Aquí solamente hay una puerta y no a mi disposición. Las únicas personas que veo, son las que trabajan aquí. Caigo de rodillas vencido por la sensación fría recorriendo mis venas. El techo parece colapsar sobre mí. Lentamente los músculos de mi espalda absorben el frío del suelo. Mis ojos se cierran levemente y me resulta imposible tener pensamientos razonables.

Creo estar en Septiembre. Debido a los medicamentos todo se ha vuelto tedioso y soporífero. Hoy mentiré, no es que sea la primera vez. Miraré los ojos del doctor y fingiré estar confundido.

No esperaba escuchar la grabadora enfocando. Inevitablemente la comisura en mis labios se elevo de lado, observando el punto rojo parpadear.

La silueta de zapatos marrones, es lo último que distingo antes que mis ojos cedan.

¿Existirá alguna dosis que logre hacer efecto?

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1 año y 2 meses antes

El lugar está lleno, la música en alto, focos de luces alumbraban la pista, dificultando ver los rostros, destellos fluorescentes decoraban el centro. Cuerpos sudorosos moviéndose calentaban el ambiente. Afuera estaba nevando y dentro estaba hirviendo. Me entretuve observando el vaso en donde anteriormente había whisky y ahora un pequeño trozo de hielo.

Promesas o DecisionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora