—Deja que te vea... cuando te corres.
Entre jadeos finales, Tsuna dio vuelta a la práctica común entre ellos.
Reborn solía ocultar su rostro cuando el placer lo dominaba, a Tsuna le parecía algo un poquito tierno, pero a veces lo estresaba bastante. Por eso, en aquella noche, tomó el dominio de eso. Giró a Reborn para que se miraran cara a cara, apartó esa mano que ocultaba parte de ese rostro y sonrió. Se deleitó con la expresión de aquel narcisista. Apreció el rostro sonrojado debido al esfuerzo físico, el sudor que perlaba esa frente, la mirada furiosa de quien quiso mantener su rostro oculto del mundo entero, y de la saliva que resbalaba por entre esos labios.
Un capricho.
Tsunayoshi tenía caprichos, como cualquier otro, por eso, en esa ocasión se aferró a esa cintura para mantener arrinconado al azabache y le cedió un beso delicado, dulce y amable, que centró sus mentes en algo más que en el vaivén de sus caderas. Se dio el lujo de ser cariñoso como pocas veces se le fue permitido cuando aquella "bestia" era quien cedía ante su cuerpo. Y sonrió en medio de la mordida en su labio, dada como castigo a su osadía. Pero unió sus dedos a los ajenos antes de seguir en su frenesí dado en un raro domingo, en el que se les olvidó sus deberes del día siguiente.
—Ugh —Reborn miraba al techo con el ceño fruncido mientras escuchaba el sonido irritante de su alarma—. Voy a hacerlo pagar —gruñó por lo bajo.
A su lado había una nota con la que Tsuna se disculpaba por no haberse quedado hasta que despertara, porque tenía clase temprano así que tuvo que correr a su departamento para cambiarse y tomar sus cosas. Reborn bufó antes de hacer bolita el papel y lanzarlo lejos. Se sentía cansado, le dolían las caderas por la agitada noche, no quería levantarse y la maldita alarma seguía sonando. Definitivamente estaría de mal humor por el resto del día.
—¿Reborn? —Colonello miró preocupado a su compañero—. ¿Estás bien?
—No —cerró su casillero con fuerza—, y cállate —respiró profundo antes de revisar su uniforme militar para estar intacto.
—¿No dormiste? —intentó bromear—. El chico te exprimió, ¿o qué?
—Una broma más y te usaré como saco de boxeo —bufó antes de empujar al rubio y abrirse paso hacia el campo de entrenamiento con los nuevos reclutas.
—Vaya —rio a carcajadas—, el chico tiene más aguante que tú-kora.
Colonello golpeó fuertemente la espalda de su compañero, sin fijarse que su agresión fue en una zona más baja de lo normal. Solo quiso bromear, quitarle el malhumor a su compañero de capacitación, para que así sus pobres alumnos no sintieran la furia del azabache. Pero no previó que Reborn casi se desarmara después de su amistosa agresión y terminara de rodillas en el suelo.
—¿Estás bien? —se alarmó.
—En serio me las va a pagar —Reborn apretó los dientes y sonrió tenebrosamente.
—Oye Reborn, ¿te golpeé muy fuerte?
Colonello tardó un poco en darse cuenta de lo sucedido, y tal vez no lo hubiese entendido sino fuera porque ciertos detalles él también los experimentaba cuando... Sí, se rio a carcajadas cuando lo comprendió enteramente. Las piernas temblorosas de Reborn, el malhumor, las ojeras, el dolor del que se quejaba, y la falta de tolerancia a un golpecito en la espalda baja, fueron suficiente evidencia para él.
Joder que se rio hasta que ya no pudo más.
Obviamente a su amigo no le hizo gracia y terminaron peleándose en medio del campo de entrenamiento, teniendo como espectadores a su pelotón de aspirantes para el servicio militar, quienes de cierta forma apoyaban a su favorito para ganar esa "demostración" de pelea cuerpo a cuerpo. Sí. Colonello admitió que se pasó, pero no pensó que algún día vería a su querido compañero, el "yo jamás seré el pasivo", con los efectos segundarios de una noche loca.
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Musa anónima
FanfictionSe inspira a través de sus palabras, el recuerdo de su voz, y el misticismo de un desconocido. Lo vuelve su musa y su perdición. Así fue como Tsuna descubrió que su mundo podía estar de cabeza, sólo por haber respondido a un mensaje de un número des...