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Es pesado, la luz es molesta, pero no sabe dónde está, simplemente quiere despertar.

Siente su mano inmóvil, algo la sostiene.

En un intento de abrir sus ojos, la luz ataca, obligándole a mantener sus ojos cerrados.

¿Cuánto durmió? ¿Ya llegó a la estación? ¿Acaso su madre fue por él? ¿Por qué respirar le es tan difícil? Su pulso se acelera, y en pánico entra. Intenta levantarse, más hay algo que le detiene.

—Tranquilo... Tranquilo...

Siente una mano posar en su pecho, haciéndole algo de presión, le dejó recostado nuevamente. Con lentitud, abrió sus ojitos. Adaptarse a la luz fue algo difícil.

Su rostro fue de confusión. Su alrededor era de máquinas, tubos y alambres.

Una mano algo helada atrae su atención. Sin duda, proveniente de una persona más que reconocible.

Era su madre quién sostenía su mano y trataba de mantenerle calmado.

¿Por qué un tubo estaba en su interior?

Se sentía cansado. Aún así, moría por levantarse, sus piernas estaban dormidas, como si llevara tiempo sin moverlas.

Su pecho dolía con ganas, y su cabeza daba vueltas, haberse levantado de repente no fue buena idea, pensó.

Se acomodó un poco con ayuda de su madre, la cuál le miraba espectante.

—Agua...—fue lo único que salió de su boca al sentir su garganta seca.

Su madre corrió, trayendo en sus manos una botella con agua. Destapó ésta y con cuidado se acercó a su hijo, poniendo la botella en sus labios. Nunca pensó que beber algo de agua le haría sentir tan bien.

Escuchó como la puerta era abierta, la presencia de una joven se hacía presente, más no sabía quién era.

La chica al ver al pelinegro con sus ojos abiertos corrió hasta este, sus ojos brillaban y la alegría que desprendía era indescriptible.

Su madre ahora rodeaba con sus brazos a la chica y con su rostro entorpecido, observó la escena, una sonrisa se dibujó en su rostro al ver como Namjoon entraba a la habitación.

—¡Hyung...!—exclamó con voz ronca.

—Dios...

Namjoon caminó a zancadas hasta su cama, acariciando su mejilla, dejando un beso en su frente.

—No sabes lo preocupado que me tenías, JungKook.

—Nos tenías...—dice la madre denotando algo de tristeza en sus palabras, los demás giran a verla y esta se acerca al chico, quién aún en su posición observa confundido.

—¿Y éste tubo, mamá?—mira el tubo con algo de miedo, más se vió atemorizado de que este se saliera.

—Tu pulmón colapsó cuándo venías de camino.—explica la señorita.

Extiende su mano como puede, viendo lo huesuda que ésta se encontraba, apartando un poco las sábanas, levantó ligeramente su camisa, miró con detención su pecho, y con una expresión de decepción, dejó caer parte de la camisa que sostenía.

Los demás a su alrededor le miraban.

—¿Han sabido algo de... Taehyung...?

—Jungkook... Puede que Taehyung regrese.

100 Razones para volvernos a ver - K.TH x J.JK ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora