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—Uno de sus pulmones colapsó.

—Entonces... ¿Podrá recuperarse...? ¿Es posible...?

—Lo indicado, sería considerar un transplante para él; aunque... No sabemos sí llegue a resistirlo.

—Pero...

—La decisión está en sus manos. Dejo bajo su conocimiento que es una cirugía de alto riesgo. Le recomendamos estar al tanto de él, para evitar que algo cómo ésto, vuelva a ocurrir.

—¿No se supone que como médicos es su trabajo estar al tanto de él?

—Usted sabe bien a lo que me refiero, señora Jeon. 

Su cara fue de decepción tras escuchar las hirientes palabras del doctor. Sus nudillos se hicieron puños y el deseo de golpearse asimisma y gritar como loca fue lo que la hizo volver en sí y caminar hacia la habitación del pelinegro.

Sus ojos yacían cerrados y su piel era más blanquecina de lo normal, se acercó a él con sigilo, tomando asiento a su lado. Lo observó dormir por un largo rato. La culpabilidad le comenzaba a dar dolor de cabeza, un sabor amargo se hizo presente en su boca y sus manos temblaron al tratar de tocar la cabellera de su pequeño.

—Supongo qué... Es momento de disculparme...—dijo descaradamente, consciente de que cuando JungKook despertara, no sería capaz de siquiera mirarle a los ojos.

Con su caro bolso en manos, decide abandonar la habitación, tomando rumbo hacia el patio trasero del hospital, en donde lo primero que haría, sería encender un cigarro. Ríe con sorna de tan solo pensar las veces que dijo querer dejar de fumar. En su mente se centra la imágen de JungKook en aquella camilla y como sí de una bola de béisbol impactando contra algún cristal, sintió su corazón romperse.

Una lágrima recorrió su mejilla y se preguntó, ¿En qué momento se había vuelto tan mala madre?

Apagó el cigarro, perfumó sus ropajes y se fue adentro, encontrándose con la fría mirada de un Namjoon muy enojado.

Apartó su mirada, ignorando al contrario, fue y se sentó justo frente a la sala de cuidados intensivos, dónde solo fueron segundos los que pasaron, para que Namjoon se encontrara a su lado.

—A pesar de todo... No toda la culpa es suya.—reconoce Namjoon en un tono monótono, la señora se deja ver cabizbaja.

—Dicen que necesita un transplante.

—¿Taehyung está enterado de la situación?

—Yo... simplemente no quiero preocuparle.

—Entiendo...

—JungKook estaría feliz sí al despertar, Taehyung estuviese aquí.

—Sí...

Namjoon se levanta de golpe, dejando a la señora en su asiento.

Se dirige hacia el primer teléfono que ve, y sin siquiera pensar, éste marca el primer número en su lista de contactos.

Nervioso juega con el cordón de red. Implorando desde sus adentros, que su llamada fuera contestada. Más sin embargo, los minutos pasaban y nada pasaba.

La señora Jeon abandonó su asiento, entrando hacia la habitación, encontrando dentro a una señorita de poca edad junto a su hijo. Confundida, ésta entra, quedando justo detrás de ella.

—Aléjate de él.—suelta con frialdad, ganándose la atención de la chica.

—Usted debe ser la madre...—responde en un susurro.

—¿Quién eres?

—Estuve con su hijo en el autobús.

Los ojos de la señora se vieron abiertos de par en par, y sobre la chica, ésta se abalanzó, abrazándole.

—¿Acaso eres un ángel...?

La chica guardó silencio, limitándose a dar palmadas en la espalda de la mujer. 

Minutos más tarde, Namjoon hace su aparición en la habitación. Se acerca hacia las dos féminas y simplemente guarda silencio mientras toma rumbo hacia JungKook.

Este acaricia el rostro del chico y siente su piel erizar, al ver como este mueve su cabeza. Vuelve a acercarse y en su frente, dejó un beso.

—Debo irme.

Tanto como la madre y la chica miran a Namjoon asintiendo. A lo que la señorita de igual manera dice tener que irse. Los individuos salen al mismo tiempo de la habitación, la pelirubia, dentro de un mar de dudas, hace que Namjoon se detenga.

—¿Podría saber quién es Taehyung...?

El de hoyuelos da una media vuelta, quedando justo en frente de la señorita.

—Es el prometido de JungKook.

Ella sonríe con amabilidad.

—¿Dónde está...?

—Está en el ejército, posiblemente, en la guerra.

—¿No podemos hacer que vuelva...?

—Yo me encargaré de eso.—suelta Namjoon, tomando la mano de la chica, para segundos después, llevársela con él.

—No creo que JungKook soporte un transplante, está muy débil...

—¿Transplante...?

—Los doctores dicen que sería buena idea considerarlo.

—Él se vé como alguien fuerte.

—Ha pasado por mucho.

—Cuándo lo tenía en mis brazos en aquél autobús, ví cómo sus ojos se apagaban. Sentí cómo todo en mi interior se hacía añicos. Él aún así sonreía.

—Debió ser difícil para ti.—dice mientras caminan con lentitud hacia la salida—Lo siento.

—No debes disculparte, no es tu culpa.

—Bueno...—suelta cambiando de tema de una manera muy repentina—Mi auto está por allá, ¿Tienes con quién volver a casa?

—Sí, descuida.—ella junta sus manos, brindándole una sonrisa a Namjoon.

Éste finalmente, se despide, marchándose sin decir nada más. Observa como éste se aleja, para acto seguido, dar una media vuelta y volver adentro.

Camina hacia el ascensor, dónde una vez dentro, se encoge de hombros y cabizbaja se deja ver ante los demás.

—Ahí voy... Mamá.

100 Razones para volvernos a ver - K.TH x J.JK ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora