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«Esto es... Tan frustrante... Es como sí estuviese dentro de un agujero bajo el agua.

El retorno a casa se ha retrasado. Las dudas me invaden, ¿Y mis pensamientos...? Locos se han vuelto. Siento que me desvanezco, tan rápido como lento. Y todo... Simplemente borroso se ha vuelto... No logro respirar.

¿Es ésto normal? Siento que me voy aunque no quiero. Taehyung... No quiero... Ya no quiero irme... Duele... Todo duele, duele todo el tiempo, respirar, vivir, sálvame, ¡Sácame de aquí!

¿Desde cuándo respirar es impo-»

Se levanta de su asiento sin rumbo alguno. De sus manos cae su diario, con éste su lápiz rosado, y su ramo de girasoles, en el olvido ha quedado. Su puño golpea con fuerza contra su pecho. Miradas caen sobre él y una figura poco corpulenta hace presencia ante su espalda.

JungKook tambaleante se tira de rodillas al piso, a su vez, la persona a su espalda igual.

Intenta respirar profundo, más sin embargo, no logra más que sentir como se ahogaba.

—¡Hey! ¡Calma!—la señorita le grita a Jungkook en cuánto éste pierde la calma y le mira fija y directamente a los ojos.

—M-Mi... ¡Tanq-

Aire le faltó para siquiera terminar de hablar.

La chica, asustada, corre hacia el asiento en dónde JungKook estaba sentado hace unos pocos segundos, con ella, traía el tanque de oxígeno del pelinegro, el cuál, además de estar vacío, se encontraba sin cánula.

Un gran estruendo daba inicio en el autobús ante la penosa situación de JungKook.

En medio de una carretera poco transcurrida, lejos de casa, sin ayuda, ni nadie que le conociese, JungKook simplemente se encontraba camino a aquella muerte que por tanto tiempo llamó.

Las voces se hicieron distantes. Sus ojos se hicieron agua y en las piernas de la chica, JungKook daba sus últimos suspiros.

La pelirubia, conservando la calma ante todo, acarició la cabellera del menor.

Las personas, con total desespero, buscaban señal, para poder contactar con los servicios de emergencia.

El conductor, simplemente conducía a la velocidad que se le permitía.

La chica, intenta mantener a JungKook despierto. Este, con su mirada perdida... Toma la mano de la chica.

—¿Cómo me veo...?—musitó dando largos suspiros y con lágrimas en sus ojitos.

—¿Ah...?—la chica confundida, niega con su cabeza rápidamente.—Estás hermoso.

—¿Y Taehyung...? ¿Ha vuelto?—sin saber de quién hablaba el menor, su corazón tiembla y las lágrimas simplemente salieron sin rumbo.

Ella se limitó a asentir, a pesar de que su garganta ardía por el llanto, decidió seguir la conversación con JungKook, quién con cada segundo que pasaba, perdía el precioso brillo que poseía.

—¿M-Me llevas al... altar, mamá...?—sonriente, tarareó aquélla canción, que tanto anhelaba escuchar el día de su boda, aquélla que hacía su gran aparición en las películas románticas, aquélla melodía hermosa, que al finalizar, abría un gran libro que marcaría la gran historia de una joven pareja.

La chica, después de responder, ayuda a JungKook con su canción, y a su vez, una pequeña niña, se sienta a su lado, comenzando a cantar de igual manera como ellos lo hacían.

—A... Acepto.—fue lo que salió de sus labios.

Sus ojos aún abiertos, su sonrisa intacta, y sus esperanzas, fueron las que quedaron en aquél lugar.

Las sirenas comenzaban a llenar el silencioso lugar.

La chica, sumida en llanto, apegó el cuerpo sin vida de aquél joven, que sin siquiera conocerle, se había llevado su alegría.

Todos guardaron silencio. Simplemente viendo a la chica llorar desconsolada con el cuerpo de JungKook en sus brazos, el cual más tarde, sería arrebatado por los paramédicos.

La reanimación comenzó. Con gran insistencia los paramédicos trataban de devolverle la vida que JungKook tanto había descuidado. ¿De verdad valía la pena...? ¿Lo valía...? Era algo que nadie sabía.

100 Razones para volvernos a ver - K.TH x J.JK ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora