Odio la sensación de que sé que te veo y no puedo dejar de preguntarme dónde estás. Y me enojo conmigo misma por seguir viéndote, sabiendo que realmente no hay nadie ahí. Pero es mi culpa por pensar que todavía me piensas o te preocupas por mí como alguna vez fue. Es mi culpa por seguir creyendo que me conoces bien. Es mi culpa por todavía sentir que eres la única persona que puede entender ciertas cosas de mí que nadie más puede. Pero es exactamente ahí donde fallo. Fallo en creer que sigues siendo la persona que alguna vez conocí. Fallo en no recordar que hablar contigo en realidad es hablarle a un extraño. Fallo en el momento en el que te envío un mensaje de texto, pensando que quizás de alguna manera así me siento mejor. Fallo en creer estás ahí para atraparme, cuando desde hace tiempo ya te quitaste. Fallo, fallo y fallo. Y me decepciono, me entristezco, me enojo y todo es en vano. Pero algo en lo que nunca fallaré es en tener presente siempre que yo sí te quiero. Y que no importa lo que hagas, yo siempre voy a estar para ti en lo que necesites. Porque aunque ahora es como si fuéramos dos extraños, jamás podría ignorar el hecho de que alguna vez fuimos almas gemelas, y que en mí sigue existiendo todo el apoyo y amor para ti.
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Frases de libros y más
AcakAveces somos tan egoístas que pensamos que nuestro dolor es lo único que importa.