Capítulo 4: De camino al lago de cristal

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La caminata era silenciosa en la parte de gallardo. Quien no hablaba en lo absoluto, mientras que detrás Max y duke reían a carcajadas, por temas que solo ellos sabían. Y de un momento para otro ambos perros comenzaron a correr hacia adelante .

— Niños no corran. Se van a matar .

Hablo gallardo, pero fue en vano, ya que ambos perros ya se habían tropezado y se encontraban uno encima del otro, y un suspiro grande salió de el, así que acercándose a ambos ayudo para que el más grande pueda levantarse de el.

—Es increíble que ustedes aún no hayan muerto.

—Nunca moriría, Max es el protector supremo. Peleó con más de 100 animales y un caimán, y lucho para salvar a un tigre albino  — Hablo duke, completamente orgulloso.

—Eso es asombro.

—No es mucho...

Dijo este apenado bajando la mirada y haciendo círculos en la tierra con las garras.

—Supongo que te enseñe bien.

—Ya lo entregaste a el, así que mañana me tocará a mí.

—Claro que no.

Dijo si más comenzando a caminar, y antes de entre por algunos arbustos este se dio la vuelta , para dirigirse a ambos perros, quien miraban atentamente a gallardo. Aun que la brisa era refrescante y el viento moviendo las hojas, las cuales producían un ruido tan relajante , fue un bombazo para el corazón del pequeño terrier, latiendo a mil por minuto. Donde unos pequeños rayos de luz provocaban como si de un ángel hubiera bajado.

—¿Vienen o se quedarán parados esperando?.

—¡Claro que sí! .— Grito fuertemente duke, quien salió disparado a los arbustos.

Arbustos de color casi llegando a ser amarillo, los cuales fueron pintados por animales. Los cuales protegían el pequeño lago que bautizaron como: El lago de cristal, denominada por un pequeño ratón quien en una de las granjas se encontraban viendo la película viernes 13.

También adornados por unas pequeñas flores artificiales, las cuales eran de un color turquesa para darles a entender a los demás donde se encontraba la entrada. Pero al momento de acercarse Max, este dudo un poco y una pequeña para acarició su cabeza.

—¿Sigues teniendo miedo verdad?.

— Ahora... supongo...?

Y una pequeña risa comenzó a aparecer de parte de gallardo al ver a su estudiando volviendo a tener miedo.

— Estaré a tu lado para protegerte todo este tiempo que pases conmigo.

Hablo gallardo, de manera en tranquilizar al pequeño terrier que más bien. Lo único que provocó es que las mejillas de Max comenzaran a tornarse de manera repentina, que un humano con fiebre tendría envidia. Aquellas palabras habian llegado demasiado profundo, las palabras querían salir pero su boca no quería moverse, su cola no paraba de agitarse de un lado para otro.

— Tú primero, yo estaré detrás de ti protegiendo tu parte trasera.

Mencionó el perro de estatura mayor lo que hizo que el tamaño menor comenzara a caminar con la cola entre las patas, sintiéndose extraño al tener a gallardo detrás suyo.

—¿Es muy largo para llegar?.

—Los arbustos son solo la entrada, el lago está a unos cuantos pasos adelante.

—¿Cuantas veces veniste?.

—Esta es la primera vez.

—¡¿Qué?! — sorprendido — Pensé que ya habías venido un par de veces. — parando su andar para quedar de frente del pastor.

Hilo Rojo ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora