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Él cerró la boca obedientemente.

Verlo, sin camisa y con los ojos oscuros, apoyado contra una estantería mientras la miraba, era lo más sexy que Hermione había visto. La imagen iba a quedarse con ella para siempre.

El silencio duró treinta segundos.

—Lo siento. Todavía no puedo dejar de hablar— anunció enderezandose y ella casi gimió. —Todavía llevas demasiada ropa. Dejaré de hablar cuando estés desnuda.

Él sonrió mientras Hermione luchaba entre la urgencia de golpearlo o dejar que la desnudara.

—Bien— se quejó ella cuando él la tomó en sus brazos. —Pero voy a golpearte si usas otra palabra de cinco sílabas.

—Bien, violenta nacida de muggles— acordó mientras le quitaba la túnica de los hombros para ponerla a sus pies y comenzar a desabotonarle la blusa. —Solo permíteme decirte lo lascivo, libidinoso y concupiscente que me pones.

Hermione apretó los dientes.

—Cuatro sílabas de nuevo y te estaré golpeando ...— trató de amenazar. Pero su voz se desvaneció en un gemido cuando sus manos se deslizaron por su espalda, en el momento que él le quitó la camisa y comenzó a besar su esternón y entre sus senos.

—Tengo que admitirlo— murmuró mientras le quitaba la copa del sujetador de un seno y comenzaba a burlarse de él. —Me disgustó un poco darme cuenta de que no eres tan pura como siempre te imaginé.

Hermione se puso un poco rígida. Si Draco Malfoy se revelaba como un cerdo chauvinista en ese momento, iba a tener un grave efecto de amortiguación sobre su estado de ánimo.

—Tenía todas estas fantasías acerca de corromperte que voy a tener que dejar a un lado— explicó. —Pero, la revelación de que llevabas puesto un sostén de encaje rojo todo este tiempo, me tiene completamente por encima de eso. Buen Merlín, ¿por qué no te seduje antes?

Hermione resopló.

—Una bruja tiene derecho a sus secretos. ¿Esperabas que lo mencionara cuando seguías y seguías hablando acerca de cómo era la mujer menos atractiva a la que habías visto y cómo verme era suficiente para hacer que la gente se cegara a sí misma?

—Mentiras. Todas mentiras. Lo juro— dijo penitentemente. —Aunque, si lo hubieras mencionado, probablemente habría comenzado a seducirte en la primera habitación que volvimos a proteger.

—No me sedujiste— Ella se burló. —Si algo yo te seduje.

—Tal vez estaba jugando duro para conseguirlo— propuso.

Hermione se rió.

—¿Eso es lo que fue?— preguntó ella mientras él le desabrochaba la falda y la deslizaba por sus caderas.

—Braguitas a juego—. Él gimió. —Maldito infierno. Sí. Vamos con eso. Todo este mes fue un largo y complicado intento de seducirte.

—Sí. Las vírgenes tienen debilidad por los magos que se enfurruñan en las esquinas jugando a los rompecabezas matemáticos con el sistema de organización numérico de una biblioteca— bromeó y luego jadeó cuando él envolvió su boca alrededor de su pezón y comenzó a chuparlo para que se derrumbara ligeramente en sus brazos. .

La tendió sobre su túnica y la miró. Sus ojos eran prácticamente negros.

—Digamos que es una seducción mutua— dijo finalmente después de mirarla por un minuto.

—Si dejas de hablar, aceptaré llamarlo como quieras— le dijo.

—Aún no estás desnuda— Él gruñó y se inclinó, empezó a besarla mientras sus manos comenzaron a vagar sobre su cuerpo mayormente desnudo.

The Library of Alexandria *Traducción*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora