One-shots de Claire x Ada

I

Una mercenaria común, enamorada de alguien imposible, de una joven de cabellos colorados, con una mirada atrapante, una dulce voz, de brillante sonrisa y de  belleza inaudita.

Cada vez que la miraba, se quedaba sin palabras. Le costaba responder; tartamudeaba o titubeaba. Nunca se había sentido de tal manera con nadie, salvo esta vez...

Y este sentimiento aumentó con el paso del tiempo, con las misiones, con las veces que se habían cruzado y ayudado mutuamente.

¿De verdad se había enamorado?

A veces no lo creía, porque ambas eran mujeres y bien podría ser admiración lo que sentía, o una simple amistad. Pero su corazón decía otra cosa, y más aún ahora...

Ahora que estaba debajo de ella, en el suelo. Con las miradas cruzadas, sonrojos en sus mejillas, y el corazón de la mercenaria latiendo por mil. Avergonzada de no sabe qué, baja la cabeza evitando mirarla.

Para su sorpresa, la pelirroja acaricia su mejilla y hace que la mire, con una sonrisa, una cálida sonrisa que calma sus nervios.

Inesperadamente, o esperadamente, recibe un dulce beso en los labios, en consecuencia, cierra los ojos para disfrutarlo al máximo, correspondiendo con algo de timidez.

Quizás no es el momento ni el lugar adecuado, pero no desea otra cosa. No quiere que ese beso termine pronto. Ahora está segura de lo que siente, la ama. Se ha enamorado.

Y para su suerte, es correspondido...

Claire, por su parte, tiene miedo de que Ada se enoje con ella por eso. Tampoco había pensado mucho, su cuerpo se movió por sí solo, desobedeciendo a su cabeza que se negaba a aceptarlo, y haciendo caso a su corazón que sabía lo que quería.

Intensifica el beso, notando que a la otra le costaba seguirle el paso. Había tenido ganas de besarla desde hacía mucho, y ahora que su deseo se cumplió, tiene otra meta en mente.

Sin dejar el beso, acaricia la mejilla de la asiática, luego acaricia sus negros cabellos, justo antes de separarse. La mira y sonríe tras fijar su vista en los parpados cerrados de la mayor, las mejillas teñidas de un hermoso rosa pálido, contrastando claramente con la piel pálida.

Sonríe en cuanto la ve abrir los ojos. Puede notar la sorpresa en ellos, junto con la felicidad cuando le devuelve la sonrisa.

Sin pensarlo dos veces, la asiática le da un abrazo, el cual es correspondido de inmediato.

Luego de la misión de cada una, hablarán de esto.

Holiiiisss.
Sinceramente no me convencía porque digo "es muy simple" y eso, pero ahora que lo leo  nuevamente me ha gustado.
¿Y vos qué opinás?