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CAPÍTULO 6

Para asombro de Inuyasha, realmente habían atravesado los bosques antes de que anocheciera. Pero no por mucho. En lugar de encontrar un pueblo o una aldea en la que pasar cómodamente la noche, tuvieron que resignarse a acampar en un pequeño prado.

Él había asumido que Kagome se quejaría de sus alojamientos, pero, en cambio, parecía encantada ante la perspectiva de acampar al aire libre.

Mientras sus hombres montaban su tienda y él atendía los caballos, ella paseaba por la zona con una brillante sonrisa en la cara. Parecía interesada en todos y en todo.

De hecho, Inuyasha jamás había pensado antes en lo complicado que era levantar una tienda hasta que ella se lo señaló a uno de los caballeros, a Alexander.

— Estoy impresionada —le dijo al caballero—. Debéis ser muy hábil haciendo esto. Por Dios, hacéis que parezca demasiado fácil.

Una puñalada de celos lo atravesó. Inuyasha miró de reojo para verla dejar a su caballero, y después se inclinó para arrancar un solitario diente de león del suelo. El suave tejido de su túnica se adhirió a sus nalgas, proporcionándole una hermosa vista.

Rechinando los dientes, apartó rápidamente la mirada, pero no antes de notar el agudo interés que sus hombres le dedicaban también.

La mirada encolerizada que les dirigió, les envió rápidamente de vuelta a sus tareas.

Ni siquiera os percataréis de mi presencia. Se encogió al recordar sus palabras. Tratar de ignorarla sería lo mismo que ignorar un infierno.

Especialmente desde que el infierno estaba en su regazo.

— Esto es muy bonito, ¿no es cierto? —preguntó cuando llegó a su lado, sujetando el diente de león entre sus manos.

Inuyasha frunció el entrecejo mientras desensillaba a Goliath.

— ¿El campamento?

Ella puso los ojos en blanco.

— Los bosques, tonto.

¿Tonto?

¿Él? Frunció el ceño aún más.

Ella lo miró de una manera extraña, y luego se echó a reír.

— ¿Qué? —preguntó él.

La mujer acarició la frente y la crin de Goliath mientras él se agachaba a por un cepillo. Cuando se puso en pie, dijo:

— Apuesto a que asustáis a los niños pequeños con esa mirada furiosa.

Inuyasha hizo una pausa. ¿Debería ofenderse?

No estaba muy seguro. No parecía estar insultándole deliberadamente, así que ¿cómo debería tomarse un comentario semejante?

— ¿Cómo habéis dicho? —preguntó.

Colocando el brazo sobre el cuello de su caballo, se inclinó hacia él como si estuviese a punto de confesarle un gran secreto.

— Parecéis muy severo, milord. Deberíais relajaros más.

A pesar de que ella había dicho la verdad, el contestó:

— Diría que milady no me conoce lo suficiente como para especular sobre mi naturaleza.

Ella lo miró de soslayo mientras jugueteaba distraídamente con las crines de Goliath.

— Descubriréis que soy una persona bastante intuitiva.

— ¿En serio?

— Sí, desde luego que sí.

Inuyasha dejó de cepillar al caballo por un momento y la miró.

Mαʂƚҽɾ Oϝ Dҽʂιɾҽ ( ᗪᑌEÑᗩ ᗪEᒪ ᗪEᔕEO ) ᵢₙᵤyₐₛₕₐ💘Donde viven las historias. Descúbrelo ahora