Robb POV's.
El patio estaba alborotado. Era normal cierto nivel de alboroto los días de cacería, pues era una actividad que los lores disfrutaban, pero está vez gritaban de manera excesiva. Baje las escaleras mientras me colocaba los guantes de cabalgar y pude oir mejor la conversación.
- Una mujer cabalgando y yendo con nosotros de caza. Menuda vergüenza. Las mujeres no son aptas para cabalgar, y mucho menos para cazar. Es su lugar la casa, tejiendo y cuidando de los infantes.
- Suficiente, lord Karstark. No es solo la hermana de la reina, sino también la Madre de Dragones. ¿Acaso quieres negarle algo para ser asado como alimento a sus dragones? - El hombre asintió, pero la mirada asqueada permaneció en su semblante.
Y allí estaba Visenya, a lomos de un enorme corcel negro del mismo color que su cabello, recogido en una larga trenza que dejaba ver su característicos rasgos. Su porte demostraba elegancia y sofisticación y a pesar de apenas conocerla, Robb sentía admiración hacia ella.
Charlaba con uno de sus abanderados mientras que su caballo se movía impaciente por galopar. Una vez monte en el mío, me acerque a ella, quién me recibió con una cálida sonrisa.- Hace un día precioso.- Murmuró. - El norte es un lugar precioso.
Sonreí ante su comentario, pues podía notar la sinceridad en sus palabras. - ¿Queréis que os lo enseñe? ¿Sus lugares más recónditos y hermosos?
- ¿Me estáis pidiendo que no sea participe de la cacería que se llevará a cabo por mi bienvenida?
- No creo que exista mejor bienvenida que la opción que os acabo de dar, alteza.
- ¿Me estáis pidiendo que me escape?- Sus labios sonreían de manera traviesa. - Me sorprendeis, Stark, jamás os hubiera tomado por un rebelde. De todas formas, dudo que pueda negarme a tal aventura, creo que es mejor que pasarme la tarde corriendo detrás de jabalíes y ciervos.
-¡Este lugar es fantástico!- Exclamó. Ante nosotros un pequeño lago congelado y árboles coloreados de blanco por la nieve hacían presencia. Ante el panorama tan frío, el joven lobo se preocupó por la princesa.
- ¿Tenéis frío?- Le preguntó. Ella negó, ahora contemplando su reflejo en el agua.- Puedo dejaros mi capa si lo deseáis, yo estoy acostumbrado a este clima.
- No os preocupéis, Stark, el fuego corre por my sangre
- Solía venir a menudo aquí cuando era más joven. Disfruto de la soledad y el silencio.
- A veces el silencio es ensordecedor.
Robb tendió su capa sobre la nieve y ambos se recostaron sobre ella.
- Contadme sobre vos.- Le pidió. - Quiero saber más sobre el bebé que escapó como fugitiva y volvió como cabeza de un ejército y madre de Dragones.
- No soy la cabeza de mi ejército, mi hermana lo es. Mi vida ha sido aburrida. No hay nada que destacar.
- Vuestros soldados no dicen lo mismo. Dicen que vos los liberasteis y les distes una nueva vida. Que les pedisteis luchar por vos.
- Ahí es donde te equivocas, Robb Stark, de nuevo. Nunca pediría a alguien morir luchando guerras ajenas. Eso también fue obra de mi hermana.
- ¿Entonces que hacéis aquí? Si no consideráis esta batalla como vuestra.
- Por amor a mi hermana.- Susurró.- Parece la peor enfermedad de todas.
-¿Cual es?
-La ambición.