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Amahlie Keltz

Me había involucrado tanto en matar que tenía días sin ver a Scott, es que nunca pensé que esto sería tan adictivo, un juego en el cual el ratón nunca ganara. Kira me había dado el permiso de usar el sótano para las torturas que yo quisiera hacerle a mi presa o encerrarle hasta que me plazca jugar con él.

Había sometido a tortura a un chico que parecía un Dios Griego, cabello totalmente dorado, labios naranja y ojos mieles, más bien tan amarillos que pensé que eran pupilentes, quedé enamorada de su físico en cuanto lo ví y ya comprendía la razón del putimetro de mi hermana la Diosa Negra, al follarse a todas sus presas. Es que llevábamos en nuestra sangre el deseo por la belleza, todo lo perfecto a simple vista nos llamaba y ahora menos que nunca podía juzgarle su criterio cuando yo estoy siendo igual.

Brandon Puerta es el chico Colombiano que tengo escondido, me dí cuenta que todo era un reto para Kira, comprendí el porqué de siempre elegir a un chico de cara bonita, y es que todos sabemos que la belleza es una tentación muy fuerte, es un verdadero reto no caer, no liberarlo cuando te lo implora con unos labios que te derriten, que con tan sólo verle esa cara y ese cuerpo tallado por los Dioses mojas tus bragas. Nunca jamás en mi vida después de a verme involucrado sentimentalmente con un chico pensé que mojaría por otro.

¿Eso me hace ser zorra?

No, no lo hace si yo no me siento una. La opinión del resto me vale un reverendo culo japonés y no el de Kira. Yo no me reconocía, hace unas dos semanas era más sensible con la humanidad y ahora tengo un chico a mi lado llorando como un niño pequeño, ¿la razón? lo había marcado con mi mantra: “Dolor & Poder”
Para que supieran todos cuando su cuerpo sea encontrado quién tenía el poder, y quién te provocaba el dolor y esa era la Diosa Roja.

A veces los psico asesinos no se forman por un mal pasado de niñez, sino más bien por ser la copia de otros. En este caso esa copia.... Sería... Yo.

¿Pero saben qué? A veces no te cambian las personas, sino que te abren la puerta que tú has tratado de cerrar por años. O simplemente no me había descubierto este lado de maldad maquiavélica. En fin, nunca lo sabremos, digamos que podríamos engañar hasta al mejor de los psicólogos. —dice mirando al techo con cara de muerte.

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Las hermanas Diosa Negra y Diosa Roja seguían matando, cogiendo, torturando y aterrando al mundo entero. Ya se había vuelto algo viral la desaparición de los hombres más lindos o aparentes de diferentes lados, oh, pero todo no se quedaría ahí... Oh no, no. Pronto vendría otra sorpresa que también devastará al podrido mundo. Algo que toda la maldita humanidad recordaría para toda la vida. Una leyenda verdadera... Porque esto, sin duda alguna quedaría para la historia. Legado criminal y psico asesino que dejarían ya saben quiénes.

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A Kira se le había ido la realidad cuando atacó a un chico cuya identidad es desconocida, obviamente es hermoso, bueno lo que queda de él ya que todas esas cortadas lo hacían ver terrorífico, cosa que realmente la Diosa Negra amaba. El terror, el miedo mismo, lo oscuro, lo prohibido porque siempre podía tenerlo así que una vez suyo dejaba de ser "prohibido".

—Sabes como sea que te llames, eres lindo pero, ¿no creés que serías aún más con otra forma de labios?

El chico la miraba aterrado, sudaba habiendo calefacción, se mordía los labios nervioso y temblaba como cachorrito perdido. Una ternura, ¿a que sí?

—Si supieras que no hay más nada que me llene como el saber que me temen. ¿Qué nunca leíste sobre las personas como yo? —lo mira entrecerrándo los ojos—nos alimentamos más cuando percibimos miedo, terror.

Ella se acercó a él y lo besó, éste le mordió la boca tan fuerte que ella sangró y río alto. El tipo pelinegro seguía casi mareado por su fortaleza, dureza y reacción tan maníaca. Por eso se dice que las apariencias engañan, he aquí una viva imagen de ello. La hermosa asiática estadounidense Kira Kalish Winkler era tan hermosa por fuera como tan horrible por dentro.

Kira sacó su cuchillo y le dibujaba lentamente la boca exagerada del Joker, el pobre chico lloraba sin consuelo, así prosiguió con la otra parte de la boca mientras ese líquido carmesí salía a mares. Ella lo lamía, obvio ese néctar tan yummy no se desperdiciaría. Cuando la obra estaba medio completada lo miró. —Sabes que así no te puedo dejar cariño, el arte aún no está listo.— el muchacho no podía ni hablar, sólo seguía llorando, creo que se iba a secar de tantas lágrimas. La Diosa Negra buscó la aguja ya ensartada, se acercó y se sentó en el chico para disponerse a coserlo, lo cual le salía mal al principio pero como le lastimaba las heridas, él se tuvo que quedar tranquilo aguantando el dolor con una mirada perdida.

—Has quedado magnífico mi amorcito lindo.  Le acercó un espejo. ¿Te gusta? —como no respondió ella dejo un beso corto en sus labios, él no hizo nada pues ya había tenido suficiente dolor en una noche. Ella tomó eso con un sí, y comenzó a tocarlo por todas partes.

—Mírame amore mío. —Y así lo hizo. —ella lo mordía suavemente en el cuello. Haciendo un juego de dolor contra placer. Amaba hacer esas cosas aunque también le gustaba que la traten bien... A veces. No le importaba sentir dolor, ella era dolor. Ella era perdición.

Luego de cogerlo bien duro, le quitó la asquerosa vida cortando su cuello, luego de hacerle varías fotos se deshizo del cuerpo dejándolo lejos de su vivienda, obvio. Buscó personas de confianza para que lo llevarán hasta otra ciudad y que lo dejarán en medio de una plaza habitada por millones de personas, pero por razones obvias no iba a tener personas de madrugada. La mejor jugada, una perfecta como siempre. Como ella. Como la puta Diosa Negra, y sí, todos están marcados por su mantra... Suerte & Muerte. No sería la Diosa Negra si no lo hiciera...

Atrapando Y Torturando a Álex +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora