Brian:
Ese juego de botella que hicimos en tu casa, cuando tus padres no estaban, fue una jodida ilusión para mi. Fue la primera vez que me notaste. En verdad. Tú siempre me viste como la amiga rarita de tu hermana y eso, Brian, eso me molestaba.
No es que yo haya de haber sido interesante, no las chicas de facultad que tu querías, pro estaba llena de pensamiento que, para mi, eran valioso, pero tú, como siempre, no pudiste verlos. No querías. No te atrevías. No lo sé, solo que nunca te fijaste en eso.
Entonces ese día dónde te sentaste frente a mi, que tiempo después me entere que lo hiciste solo para conseguir un beso mío, mi corazón eran un tren sin frenos y mi sonrisa dos gusanos que hacían la curva de una calle. Supe que te quería conmigo desde antes, pero en ese momento, llenó de mariposas de todo tipo de colores alojadas en mi estomago, te quería ya.
Fui la primera en tiras, ¿Sabes quién salió? Si en verdad te lo preguntas, si, fuiste tú. Entonces tu hermana, emocionada porque sabía que me gustabas, dijo que fuéramos al patio trasero, y que teníamos 3 minutos para volver. Y ¿Sabes qué? No fueron 3 minutos...
Quién mientras escribe sonríe, N.