Era una noche realmente fría, puedo recordar. El infierno tocó la puerta y acabó con todo lo que poseía, solo quedó una máscara.
Desesperada por obtener lo que pareciera imposible (la felicidad que jamás podré recuperar), realicé un trato con Zalgo...
????-Te he observado, Jane. Tu sufrimiento, tu dolor, tus ganas de seguir viviendo, pobrecilla. La felicidad es tu prioridad ¿no es cierto? Tanto dolor te esta consumiendo y la sed de venganza te destrozará algún día. Te propongo algo, yo te entregaré felicidad y tú dejarás de ser como un perro persiguiendo su cola. ¿Qué dices?-me respondió irónico mientras que poco a poco una atmósfera oscura me rodeaba, separándome completamente de la realidad y encerrándome en una ilusión.
Un demonio comenzó a manipularme
Jane-¿E-eres un demonio?-sonrió y esa sonrisa larga, que tenía colmillos y sangre escurriendo de ellos, confirmó mi pregunta-No entiendo, ¿quieres que lo deje? ¿que deje todo atrás y olvidar mi venganza?, ¡¿cómo podría hacerlo?!
Curiosamente, el miedo se apoderó de mi
Zalgo-Atrapada en su pasado, típico. Pareces una adolescente irritante. Toma mi mano, Jane, ven por el buen camino y tu sufrimiento se detendrá. La búsqueda de los humanos siempre ha sido la profunda felicidad, yo te la enseñaré
Felicidad, esa era una palabra que desde hace tiempo había olvidado su significado.
¿Cómo podría olvidar el dolor tan fácil, con tan solo... rozar su mano?
Había perdido la noción de todo a mi alrededor, solo nos encontrábamos yo y esa sombra borrosa y lo único que podía escuchar era su risa burlona. En mi mente se mostraba la escena de aquel día. Yo, sentada sin escapatoria, viendo todo arder en llamas y de repente los brazos de alguien me abrazaban gentilmente, así que me concentré en esa calidez.
Quiero ser salvada
Estiré mi brazo.
Quiero sentir la misma calidez
Rocé la mano de alguien.
Quiero sentir felicidad
Nuestras manos se juntaron, cerrando el trato.
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Todo se aclaró de nuevo.
Jane-¡Ah! Mi pecho duele, ¿q-qué pasará ahora?-empezó a reír con brusquedad mientras se lamía los colmillos.
Zalgo-¡QUÉ ALMA TAN BUENA! JAJAJA, EL SABOR DE ÉSTAS DOS ALMAS SON CASI IDÉNTICAS, TANTO DOLOR JAMÁS PODRÍA SER SANADO
¿Qué?
Zalgo-¿NO LO ENTIENDES?
¿Acaso había sido engañada...
Zalgo-Desde ahora me obedecerás
con las dulces palabras...
Zalgo-y te daré esa pequeña cosa que quieres
de un demonio?
Jane-No...¡NO! ¡DEVUÉLVEMELA, ES TODO LO QUE TENGO!
Zalgo-¡La desesperación en los humanos es sorprendente!. ¿Qué sentiste al tocar mi mano? ¿seguridad? No sabías ni de quién se trataba y te aferraste a ella. ¿El dolor es tan malo para ustedes?, ¿una forma inhumana de vivir? ¡Qué débiles!
Jane-¡INGENUO!-le escupí.
Zalgo-Desde hoy tu alma también es ingenua
Me jaló del brazo y me miró a los ojos. Esa sensación, su mirada puesta en mí, era similar al ardor del fuego. Me moví bruscamente para zafarme de él pero era inútil. El dolor de repente fue tan intenso que grité. Cuando por fin terminó y abrí los ojos, aparecí en un lugar diferente, uno que jamás había visto.
Zalgo-¿Alguna vez oíste sobre la mansión de Slenderman?
