Capítulo Cinco

12.7K 1.1K 1K
                                    

editado. 12.04.24


Todo comenzó siendo una pequeña reunión de países, unas cervezas por ahí, pláticas, bromas, entre mucho más, hasta que llegó la noche y muchos más fueron llegando con grandes cantidades de alcohol, causando toda una fiesta de la nada. Lo que comenzó como una reunión "tranquila", de convirtió en otro desastre más donde México nuevamente andaba de padre sobreprotector con todos, aunque había tomado un poco, seguía sobrio al igual que Argentina, quien solo sonreía y reía por lo tierno que se veía México regañando a varios, tratandolos de verdad como si fueran sus hijos.

—¡No, no, corazón, bájate de ahí! ¡Te puedes lastimar, mi vida! —México habló, yendo con Perú para bajarlo con cuidado de la mesa donde se había subido al igual que a Colombia, tomando a los dos en sus brazos para ponerlos en el suelo, —eso no se hace. Es peligroso, por favor. No vuelvan a subirse así a las mesas porque se pueden lastimar una piernita o algo.

Argentina sonrió. Le parecía adorable, pero también un poco exagerado, aunque entendía la razón de su actuar. México había pasado por una gran transformación que también afectó a su forma de crianza de sus hijos; sus estados. Se volvió paternal y amoroso, protegía con su vida a sus hijos al igual que a los que amaba, como lo eran sus amigos.

—México, no están cuidando niños. Déjalos subirse a las mesas y hacer todo el desastre que quieran. Al final no serás tú el que tenga que limpiar todo esto —Argentina le dijo, acercándose para alejarlo de ellos.

—Si, lo sé, pero no puedo evitarlo. No quiero que se lastimen, pueden romperse un huesito, les va a doler y tendré que llevarlos al hospital.

—No son tus hijos. Son tus amigos, México. Vamos, deja de estresarte por ellos y ven conmigo —habló, agarrándole de la mano para llevarlo con él. Sin pensarlo, lo siguió hasta una de las habitaciones de la casa, cerrando la puerta para tener más privacidad. Argentina sonrió, relajándose ahora que no había tanto ruido destruyendo sus tímpanos.

—Lo siento por ser tan... ¿Paternal? ¿Sobreprotector? Cómo quieras decirle, pero es algo que aprendí. —explicó con nervios, sonriendo de la misma manera. Argentina lo miró, tomando de la cerveza que traía con él, sentándose en la cama.

—¿Dónde se aprende tal cosa? —se burló.

—Terapia.

—Oh, ¿Tuviste esas sesiones?

—Mmh. Fue hace mucho tiempo para aprender a ser un mejor padre para mis hijos. Mis estados son mi vida, literal incluso, —habló, mirando al argentino quien parecía no entender mucho de aquello —¿Tú no tienes ese tipo de relación con tus provincias?

—¿Por qué la tendría? Son como trabajadores para mí. No son tan importantes —respondió, tomando un trago de su cerveza nuevamente —. La terapia te ha cambiado mucho, México. Ya no eres ese que iba de fiesta en fiesta, hablando más insultos que palabras, —le recordó entre risas mientras miraba abajo a la lata.

—¿Te molesta? —preguntó con algo de preocupación.

—Nah. Solo... extraño un poco lo que eras antes. Maduraste, creo.

—Solo me di cuenta que necesitaba cambiar por el bien de mis hijos.

—Tus hijos, ¿Esos "pequeños" monstruos?

México rio. —Son mis pequeños monstruos. Deberías verlo de la misma manera con tus provincias. —Argentina negó nuevamente, riendo con solo la imagen de él cuidando de sus provincias de la misma manera.

—Son adultos, saben lo que hacen. La mayoría son incluso mayores que yo, no necesitan un padre que los cuide, ellos pueden hacerlo a la perfección. —respondió, mirando al mexicano y después suspirando, —nunca creí tener esta plática... no otra vez.

𝖤𝖭𝖳𝖱𝖤 𝖠𝖬𝖨𝖦𝖮𝖲 | mexarg; editando...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora