Capítulo Diez

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versión actualizada en  cocoa_caritx


VERSION ANTIGUA:

He vuelto después de mucho tiempo, lo siento 😔♥️✨

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—¡No, México, no puedo hablarle tranquilo después lo que hizo! ¡Le dije que no se acerque a él otra vez y eso es lo que hizo!—Argentina dijo en voz alta, cruzando sus brazos y apuntando a Buenos Aires, quien estaba llorando ya. México lo abrazaba para calmarlo de los gritos de Argentina—¡Le dije que deje a CDMX desde el primer instante, no escuchó absolutamente nada de lo que le dije!—Buenos Aires se aferró al mayor, a su camisa, ocultando su rostro en el pecho de este.

—Argentina, cálmate, no le grites, estás asustado al niño, y con tus gritos no se va a calmar, y tampoco te va a explicar lo que pasó.—México comentó, sentándose a un lado de Buenos Aires, abrazándolo más. El mexicano no le gustaba verlo de esa forma, se veía muy triste y asustado, no quería eso—Te calmas, cabron, siéntate para que puedas hablar con él, ¿Verdad, pequeño?—Le habló a Buenos Aires, besándole la frente cuando le agarró sus mejillas.

Argentina se sentó en una de las sillas de la habitación, suspirando, cruzando sus piernas, esperando que Buenos Aires comience a hablar sobre lo que había sucedido. Buenos Aires solo se separó, México le limpió sus mejillas empapadas en lágrimas con un papelito, calmando al contrario.

—Dejá de aferrarte a México y hablá, no podés esconderte atrás de él toda la vida.—Argentina habló, viendo al otro, esperando que hable.

—Me dijo que iba a cambiar y que ya no me iba a hacer daño, le creí todo eso, lo siento mucho enserio, no voy a volver a verlo y no voy a cometer el mismo error.—El menor se disculpó, viendo a Argentina y luego a México—M-México me dijo que me iría con Yucatán porque él me ayudó, y lo acepto, solo... No me grites otra vez.

Argentina se le quedó viendo unos buenos momentos hasta que suspiró, levantándose y yéndose de ahí para salir del hospital, necesitaba respirar aire fresco después de lo que había pasado. México se quedó dentro con Buenos Aires, quien volvió a abrazar al novio de Argentina.

—Ya, ya, corazón, ya no llores, te voy a proteger yo también, mi vida, ¿Si? No quiero que te pase algo también, hablaré con Argentina después de lo que pasó, puedes estar viviendo con nosotros en lo que también hablo con Yucatán para que sepa lo que tiene que hacer contigo.

Buenos Aires sonrió, sintiendo su corazón latir algo fuerte cuando le había hablado así, nunca le habían dicho cosas tan lindas como esas, se estaba aferrando mucho al mexicano, demasiado. México solo sonrió por lo tierno que era y se dejó abrazar todo el tiempo que quería. Le dijo algunas otras cosas y le dijo que fuera con Yucatán en lo que él iba a hablar con Argentina.

México iba a irse, pero le agarraron el brazo, volteó y solo vio como el contrario no quería que se vaya, quería que se quedara debido a que no se sentía nada seguro al quedarse solo en esa habitación.
A pesar de eso, el mexicano le dijo que se quedara tranquilo, que nada malo iba a pasar.

Caminó hacia donde estaba Argentina sentado, al parecer no le había gustado nada que no le haya dicho algo acerca de Buenos Aires y Ciudad de México.

—¿Por qué no me dijiste nada? ¿Preferiste ocultarme todo lo que estaba pasando, no es así?—Argentina rió, mirando al mexicano, quien se sentó a su lado para explicarle—¿Dejaste que Ciudad de México le haga ese daño a Buenos Aires?

—No, no, claro que no... No sabía nada de lo que estaba pasando entre ellos hasta hace unas horas.—Contestó—Argentina, entiendo que estés molesto porque también lo estoy con CDMX, pero ahora lo mejor que puedes hacer es ver por la seguridad de Buenos Aires.

—No voy a cuidar de Buenos Aires, ya mucho lo protegí como para que siga haciendo lo mismo, se lo dije millones de veces: que no se acerque al tarado de Ciudad de México, ¿Y qué fue lo primero que hizo? Acercarse a él.

México se quedó callado, sin nada más que decir acerca de eso, más que mantener a Argentina calmado, no quería que se inicie una pelea entre ellos dos por lo que estaba pasando. Después de un rato de silencio, salieron ambos, Yucatán y Buenos Aires, quienes estaban solo hablando, se le veía más calmado, por lo que México pensó que era una buena idea de que Buenos Aires se vaya con Yucatán ese mismo día.

—Yucatán, ¿Podrías llevar a Buenos Aires contigo? Me va a tomar un tiempo hacer que Argentina deje de estar tan molesto, prefiero que esté contigo a qué tal vez se inicie una pelea entre ellos dos.

El estado asintió con la cabeza, agarrando la mano de la provincia suavemente para no asustarlo, y así llevarlo a casa para que estuviera seguro de que nada malo iba a ocurrir. México volvió con Argentina, quien ya se había levantado, quería irse a casa de una vez, aún estaba molesto por todo lo que había pasado, no quería saber nada de Buenos Aires por unos días.

Al volver a casa, se quedó en un silencio muy incómodo entre ambos, era demasiado incómodo que solo se escuchaban los pasos en el suelo. Argentina volvió a la habitación, molesto todavía, y aunque México lo estaba siguiendo, no iba a dirigirle la palabra en todo ese día, o días. Se quedó callado, acostado en la cama.

La voz de México diciendo su nombre; suspiró al escucharlo, ignorando lo que le estaban diciendo.

—Se que cometió un error, pero no deberías de tratarlo así, menos en el estado en el que está, tiene miedo, está asustado de que otra cosa la vaya a pasar, entiende a Buenos Aires, por favor.

—No, México, él que no entiende acá sos vos, no entendés que no puedo soportar ver a Buenos Aires, se lo estuve diciendo un montón de veces... Ahora mirá como está.

—Lo sé, pero haz un intento en hablar con él tranquilamente.

—... México, no puedo mirar a Buenos Aires porque me hace acordar a lo que pasó en mi última relación, es simple, no quiero hablar con él porque me hace acordar esos días de relación tóxica que tenía con ese pelotudo.

México se quedó callado; él no sabía nada de esa relación, nunca le había dicho sobre eso, así que era... Difícil de escuchar.
Se acercó a Argentina, sentándose a su lado, hasta mirarlo y quedar ambos sentados en la cama, mirándose frente a frente. Argentina comenzó a hablar sobre el pasado, la relación que tenía con otro país que no quería decir el nombre, porque sabía bien como era México con esos temas, y no iba a dudar en pelear, enfrentar a ese país que le hizo daño; Argentina mismo lo había hecho, se había defendido muchas veces, pero acababa peor de lo que acababa su ex novio.

—¿Y no me dijiste porqué..?

—México, si te llegara a decir el nombre del país seguramente ahora estarías por ir a pegarle o algo, no quiero que te metas en problemas, que termines lastimado.

—Chale... Por lo menos me conoces muy bien para saber que si iba a ir a partirle su madre a ese wey.—Dijo—Tranquilo, no lo haré porque se que no te gusta verme en peleas y no quiero que te enojes más conmigo—Le agarró las mejillas y lo besó en los labios.

Argentina le agradeció que haya sido compresivo con eso. México lo abrazó, besándole en todo su rostro, para después acostarse en la cama con el menor en él, besándolo en los labios, solo pasando un tiempo lindo juntos para que se le olvide un poco lo que estaba pasando por ese día.

México le besaba todo el rostro, sosteniendo al menor en sus brazos, llenandolo a besos.

—Estás bien precioso, cabron, tan hermoso, precioso, bello, mi lindo solecito.—México le susurró, siguiendo con los besos, eso le causaba risas al contrario.

𝖤𝖭𝖳𝖱𝖤 𝖠𝖬𝖨𝖦𝖮𝖲 | mexarg; editando...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora