Sensaciones

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Lo que quedó del día el joven pelinegro lo aprovechó para encerrarse en su cuarto y estudiar. La noticia del viaje express con Hyukjae no le cayó del todo bien, tomó su teléfono móvil y le contó todo lo sucedido a su amigo Kyuhyun, éste trataba de animarlo pero era imposible. Donghae maldecía a su padrastro por ser tan irritable y a su madre por haberse enamorado de alguien como él.

El joven se levantó de la silla de su escritorio y caminó por el pasillo, gracias a la buena memoria de su compañero que le hizo recordar que mañana no tendrían clases, fue en búsqueda de los adultos para comunicarles la noticia, sin embargo no los encontró en la parte baja de la casa así que fue hasta la oficina y bingo que los estaban allí.

Las ganas de vomitar se hicieron presentes en el adolescente cuando vio la escena: su madre encima del escritorio del fiscal, éste entre sus piernas besando su cuello apasionadamente a punto de tener sexo. Rápidamente Hae salió de allí y se volvió a encerrar en su cuarto, maldiciendo otra vez pero internamente a sí mismo por resultarle excitante la posesividad que el mayor radiaba mientras hacía algo tan sucio en la oficina a fácil vista de todos.

Abrió la ventana que daba al balcón que tenía su habitación y la brisa que corría lo ayudó bastante a tranquilizarse. Trató de no pensar en lo que había visto, pero resultaba complicado.

Tomó su móvil y llamó de nuevo a su distracción: Kyuhyun.

—Haru...— La voz del chico se hizo presente del otro lado de la línea; Donghae agradeció por ello.

—Pensé que no ibas a contestarme tan rápido.

—Terminamos de hablar hace un rato amigo, tuviste suerte que justo terminé con el juego; al contrario no te hubiera respondido.

—¿Mañana podemos vernos? —preguntó. Si iba a estar sin ir a clases, sería mejor no quedarse en casa.

—Sí, almorcemos en el centro comercial. ¿Qué dices?

—Perfecto.

Donghae colgó y se preparó para dormir.


«Eres tan hermoso Hae»

El adolescente se asustó y se despertó exaltado. Miró por la habitación pero ésta estaba oscura, algo que no facilitaba la visión del terreno. Aún con esta complicación, Donghae podía jurar que alguien dentro del cuarto lo observaba con detenimiento. 

—Esa voz, del sueño...se siente tan real... —murmuró antes de caer en los brazos de Morfeo.


En la mañana siguiente: 

—Irene, ¿nos vamos ya?— Apareció el fiscal por el umbral de la puerta. La mujer besó la frente de su pequeño y se despidió de él. Antes de marchar Donghae levantó la vista hacia su padrastro y éste lo observaba, regalándole una mirada que le hizo recordar lo que sintió por la madrugada mientras dormía pero se convenció, para sentirse mejor, que todo era producto de su imaginación.

Horas más tarde Kyuhyun y Dongahe compartían un almuerzo de los dioses en el lugar acordado.

—¿Todo eso vas a comerte? —intervino Hae que por una extraña razón había perdido un poco el apetito.

—No desayuné –se excusó el chico—. ¿Viste las noticias?

—Nunca lo hago.

—Aish Donghae... —se quejó— bueno yo tampoco lo hice, pero escuché hablar a mi padre por teléfono esta mañana y dijo algo así como: «hagan un perímetro en el lugar, busquen huellas dactilares y rastro de ADN en el cuerpo de la víctima.»

Vampire (EunHae)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora