capítulo 1.

7.1K 581 875
                                    



capítulo 1:


—La planificación de este tipo de dieta es fundamental para evitar que, al seguirla de forma estricta, las personas tengan déficit de vitamina D, B 12, calcio y cinc.

—¿Has pensado qué... —habló Timba mientras yo veía con entusiasmo el programa en la televisión.

—No empieces Timba. No ahora, por favor —lo callé antes de que intentara volver a sacar el mismo tema de siempre, el que tanto me molestaba—. Ya hemos hablado muchas veces; no quiero volver a comer nada de carne, quiero ser vegana.

—En la dieta de los seres humanos, la vitamina B 12 resulta imprescindible, por lo que los expertos recomiendan que los veganos añadan a su alimentación suplementos de la misma para garantizar que el organismo tiene todos los nutrientes necesarios.

—Mejor dicho, quieres que todos seamos veganos —refunfuñó desde el otro lado del sofá. Me giré a verlo, veía con desprecio la comida vegana de la televisión.

—Claro, cariño —respondí, recargándome en el respaldo hasta alcanzar su mano. Estaba fría—. Mejorará nuestra calidad de vida, ¿no te agrada la idea?

—Lo que me agradaría sería no dejar la carne —siguió y yo no pude evitar sentirme exasperada. 

Teníamos la misma discusión cada día desde que les propuse cambiar nuestros hábitos y volvernos veganos. Yo estaba muy entusiasmada con ese propósito, el problema es que ni mi marido ni mis hijos se veían capaces de cumplirlo. La carne estaba siempre presente en su dieta, yo había dejado de agregarla desde hace unos meses, pero ellos siempre se negaban. Eso complicaba las cosas.

—¿No has pensado en cómo me siento yo? —le protesté, pero Timba giró los ojos con agobio de inmediato.

—Eso no tiene nada que ver, Rita. Simplemente debes entender que nosotros no queremos ser veganos. Porque te aseguro que Sparta y Víctor piensan igual.

Fue mi turno de rodar los ojos. No dije más y volví a prestar atención a la pantalla.

Timba permaneció en silencio con mirada seria, casi enfadada. Lo conocía muy bien como para saber que sí lo estaba. Segundos después, se levantó del sofá y se alejó a zancadas largas hasta la puerta para ir a la cocina. No le presté atención y continué viendo mi programa, ya se le pasaría más tarde el berrinche.

—Los principales riesgos de la dieta vegana están asociados a que no esté planificada de forma adecuada y, por tanto, haya riesgo de que exista déficit de proteínas, vitamina B 12, hierro o calcio...

De pronto, sentí un golpe seco en la cabeza que me dejó mareada. Di la vuelta asustada, Timba estaba detrás de mi sosteniendo un rodillo de cocina con mirada fría. Aún así, por unos segundos pude distinguir que estaba tan confundido como yo.

Antes de que pudiera actuar o si quiera moverme, recibí otro segundo golpe. Grité, aunque creo que fue más un un gimoteo, pues casi no podía hablar, mientras comenzaba a sentir la sangre escurriendo de mi cabeza. Un tercer golpe, ésta vez más fuerte que los anteriores. Terminé por perder la consciencia.

—Si tiene síntomas de fatiga, disminuye la temperatura o el estado de ánimo es peor, probablemente pued- —Timba apagó el televisor

[...]

Abrí los ojos, sintiendo millones de pinchazos de dolor en todo el cuerpo. No podía levantarme, no podía mover los brazos. Saboreé algo metálico y pastoso en mi lengua.

Mis ojos lagrimosos enfocaron sólo un poco a mi alrededor, pero no tardé mucho en que pudiera reconocer donde estaba. Era mi cocina, sólo que había mucha sangre en todos lados, además de estar muy oscuro; las cortinas estaban cerradas. Volví a marearme.

Reconocí a mi marido de espaldas a mí, junto al fregadero, tarareando una canción que no pude recordar en ese momento. Parecía emocionado.

Quise hablar, pero mi garganta sólo pudo emitir un quejido lastimero. Timba se dio la vuelta al escucharme.

—Pensé que ya no despertarías —le escuché decir, aunque apenas podía oírlo. Tomó algo con sigilo de la mesa, algo gris y brilloso, y se acercó a mí de nuevo—. Lo siento, Rita, pero te dije que no podíamos dejar la carne.

Intenté volver a hablar y a levantarme, algo muy malo estaba sucediendo, pero no pude hacer nada. A un costado de mí pude ver varios platos de comida vacíos, el horno estaba encendido. De pronto entendí porqué no podía moverme y latigazos de miedo y dolor se extendieron por mi cuerpo una vez más.

No tenía mis piernas ni mis brazos. 

Más gimoteos salieron de mi garganta y mis ojos se llenaron de lágrimas amargas. Timba me estaba cocinando, mi marido me estaba cocinando a .

—Aunque gracias a ti, creo que encontramos algo mejor que comer —siguió hablando, con la locura tintada en la voz. Empuñó un abrelatas en mi cuello y la oscuridad me cubrió.

[...]

No estaba, pero a la vez sí. Era una sensación extraña pero deprimente.

Timba había preparado la mesa con platillos extravagantes recién salidos del horno, todavía seguían humeando. 

La puerta principal se escuchó desde la sala y Timba sonrió con cariño al ver a nuestros hijos llegar de la escuela. 

—Ya llegamos —lo saludó Sparta contento al verlo, quien era siempre el más educado y amable. Víctor llegó a su lado segundos desués—. Mmm... Huele bien. 

—¿Si?, te aseguro que sabe mejor —comentó mi marido y yo sentí estremecerme—. Vengan a comer.

—¿No esperamos a mamá? —preguntó Víctor.

—Ella ya está con nosotros.

Víctor frunció el ceño confundido, pero al cabo de unos segundos su rostro cambió a uno más alegre, como si por fin hubiera comprendido la pregunta más difícil de un examen.

—Seguro está espectacular, como siempre —dijo el menor de mis hijos, entusiasmado.

Se sentaron en la mesa y se tomaron de las manos para orar como siempre lo hacíamos.

Después, empezaron a degustarme.



***
jaudjsh holaaa, espero les haya gustado:') 💖

saben que las muertes explicitas no son lo mío, pero amé narrar esto jejej.

mañana el capítulo 2 en el perfil de Glob. 💗

Family | #CoMPaSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora