Hace dos años...
VALERIE
– Mirad lo que acaba de llegar.
Mila deja sobre la mesa un montón de carpetas que me ocupo de repartir a todos los presentes mientras Savannah intenta encender el proyector para mostrarnos la presentación. Parece que la tecnología no está por la labor.
– Ya era hora, Samuels. – Suspira ofuscada la directora cuando por fin consigue hacerlo funcionar. – Cómo podéis ver en pantalla, este último mes la policía ha dado con dos nuevos laboratorios que podrían estar fabricando fármacos de manera ilegal. Averiguar quién se encarga de distribuirlos, y por qué motivo, es una prioridad. ¿Lo habéis entendido? Además, en los informes que os acaba de repartir Valerie tenéis una lista de nombres y fotos de jóvenes que han desaparecido en el mismo periodo de tiempo. ¿Coincidencia? No lo creo. Quiero la posible relación entre esos dos casos. Si conseguimos dar con ello, no habrá competencia posible para nosotros en el mercado, así que los que seáis de redacción ya podéis poneros manos a la obra. Y en cuanto a los de publicidad y edición, poneros cómodos, porque nos espera una larga tarde ultimando los detalles del número que sale pasado mañana.
Conciso y directo. Tanto Savannah como yo salimos de la sala arrastrando los pies.
– No entiendo porqué siempre nos convoca a nosotras a esta mierda de reuniones. – Protesta.
– Porque estamos de prácticas, por eso. Somos casi unas recién llegadas.
– Es una injusticia.
– Sí, señorita reivindicativa.
Antes de poder presionar el botón que lleva a la planta baja, Savannah presiona el de la quinta.
– ¿Qué? – Inquiere cuando ve mi expresión. – Tengo hambre.
La cafetería está vacía, como casi siempre a estas horas de la tarde. Nadie suele tener tanto tiempo libre como para subir a las seis, salvo si es para sacar un café rápido o un tentempié y volver a su puesto de trabajo.
– ¿Quieres algo? Yo invito. – Se ofrece mientras trastea con una de las máquinas expendedoras.
– No me apetece nada, pero gracias.
Prefiero tomar asiento en uno de los cómodos sillones y ojear alguna de las revistas que hay encima de la mesita.
Cuando vuelve a sonar el familiar timbre del ascensor y veo salir al tipo que he conocido esta mañana, frunzo el ceño. Nunca me ha gustado ser desagradable con las personas, pero este chico saca lo peor de mí. Me altera y pone nerviosa a partes iguales, así que carraspeo incómoda y paso las páginas de la revista sin leer nada en concreto. Por supuesto, mi técnica falla estrepitosamente.
– ¿Qué lees? – Curiosea acercándose. Genial, justo lo que necesitaba. – ¿Es una revista de esas que os dice como ser mujeres fuertes e independientes?
Abro los ojos como platos y le miro alucinada. ¿De verdad acaba de decir eso?
– Eres un machista y un cretino, pero eso último ya te lo han dicho más veces, ¿verdad?
– No, cielo, créeme que tienes el honor de ser la primera que me llama esas cosas.
– ¡Ay, pobre!... – Apunto maliciosa. – Estoy segura de que va a venirte bien descubrir que esas artimañas no funcionan con cualquiera.
– Al contrario, funcionan de maravilla. – Recalca muy seguro de si mismo. – Siento decirte que la que tiene aquí el problema eres tú. ¿Qué pasa?, ¿te han roto el corazoncito, princesa?
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ʟᴏ ǫᴜᴇ ʀᴇᴄᴜᴇʀᴅᴏ ᴅᴇ ᴛɪ
Teen FictionEs fácil marcharse lejos para olvidar el dolor. ¿El único problema? El pasado no se puede borrar, y menos cuando unos recuerdos que creías perdidos insisten en perseguirte con más fuerza que nunca. Enfrascada en la lucha contra sus propios demonios...