Adicto [ChangHyuk]

Go

-Honey, tengo sueño –ronroneó un adormilado Changkyun mientras frotaba sus ojos con las palmas de sus manos en un bostezo. Se habían quedado otra vez hasta la madrugada en el estudio, trabajando en una canción.

-¿Tan pronto? Esta raza débil, si apenas son las tres cuarenta –sonrió sin voltear a ver al contrario, estaba demasiado concentrado en terminar de ajustar el archivo para guardarlo y dejar indicaciones para cuando volviese a editarlo.

-Tú dormiste ayer por la tarde, yo tuve que ir con el médico –bostezó otra vez, largo y agudo –pero está bien, dijo que sólo era estrés.

-Changkyunnie necesita descansar –palmeó su hombro, mientras apagaba y desconectaba el equipo –vamos, prometo no despertarte mañana temprano.

-Qué considerado –arrastró las palabras, tenía el ceño fruncido y sus ojos en aquel momento no eran más que dos míseras rayas. Jooheon apretó su nariz, sacándole un quejido.

-Mocoso irreverente –musitó antes de reír y sacar a empujones al otro del estudio.

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El estruendo del metal al golpear el piso le despertó abruptamente. La luz reflejada en la pared hizo que su cabeza doliese demasiado. Cerró fuerte los ojos, posando una mano en su frente para intentar enfocar la vista. Hacía calor y tenía el torso descubierto.

Miró alrededor, esa no era su cama. Tampoco su habitación, más bien, se trataba de un pequeño departamento que le resultaba del todo desconocido. Vio su camisa en el pequeño mueble junto a la cama, colgando de una esquina de éste, a nada de caerse. La tomó y se la puso, para salir de la cama y casi tropezar, luego de que sus pies se enredasen con algo. Su pantalón.

Se percató de que, efectivamente, estaba desnudo. Su desconcierto no podía ser mayor. Sin embargo, dejó las preguntas para después. Tomó la prenda para ponérsela, luego se ocuparía de buscar sus calzoncillos.

Salió de la estancia, hacia un pasillo estrecho y entonces otra entrada, a lo que parecía una cocina con un pequeño comedor en una esquina. Allí, una silueta delgada, de poca estatura menos que la propia y una mata de cabello del color del chocolate, movía varios artilugios junto a la estufa. Entonces volteó, y a él le heló la sangre.

-¿Chan? –preguntó en tono más alto de lo que había planeado, debido a su sorpresa –agh, no puede ser –murmuró para sí mismo.

-Hyung –respondió con una bella sonrisa el muchacho, algo cohibido y con las mejillas teñidas de rosa –lo siento, no quise despertarte. Se me cayó esto –mostró la cuchara metálica que recién había enjuagado y aún goteaba en su mano.

Lee Chan, viejo conocido, miembro de un grupo llamado Seventeen que, si bien aún no era demasiado popular, se encontraba en ascenso y según la audiencia, era bastante prometedor. Aquel muchacho estaba ahora frente a Minhyuk, con nada más que una playera holgada color gris que, siendo honestos, no dejaba demasiado a la imaginación, dejando ver las bonitas y torneadas piernas del chico. Minhyuk maldijo todo lo existente en su cabeza, suponiendo lo que había sucedido la noche anterior. "Maldición, Minhyuk. Tiene diecisiete", pensó. Se había metido con un chico menor de edad.

-Me pierdo un poco fácil aquí, en realidad no es mi departamento –dijo el castaño mientras despegaba el pancake que amenazaba con quemarse sobre la sartén –pero ya sabes, llegar a los dormitorios con los demás chicos no era una opción –su cara enrojeció, Minhyuk no tuvo necesidad de preguntar para confirmar que, efectivamente, lo que sospechaba era cierto.

-¿En dónde estamos precisamente? –buscó su celular en el bolsillo, palpando sobre éste. Al no encontrarlo, volvió a la habitación, hallando el aparato apagado sobre el mueble y después, volvió a la cocina.