Cambios 💙

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En la escuela Charles Xavier para jóvenes talentos, las cosas parecían no cambiar, pero a su vez todo era diferente según avanzaban los cursos. La gente que iba y la que salía, los nuevos poderes de los alumnos, las cosas que esos poderes destruían y eran  reemplazadas por otras... pero la esencia seguía allí. Lo que hace a los alumnos sentirse arropados, eso no ha cambiado. Al menos, no en los casi tres años que Lydia lleva viviendo entre esas paredes.

La joven siente que todo sigue igual desde que entró allí hace años, y eso ciertamente es lo que la acoge y la hace sentir en casa (algo que no sentía desde su infancia); pero, a la vez, sabe perfectamente que es una persona bastante diferente a cuando entró. Ella misma lo nota en su forma de pensar, ahora más positiva y menos arisca con el mundo que la rodea; sigue manteniendo su carácter fuerte y desafiante, pero ahora lo vuelca sobre todo en su actual y más importante trabajo: ser parte de los X-Men. Se siente liberada, siente que por fin es ella misma. Ha encontrado a la verdadera Lydia, la que no pudo salir por muchos años; y además, tiene alguien con quien compartirlo a diario.

Warren y ella son inseparables desde la última pelea con Psylocke y Erik, la cual les mantuvo distanciados durante semanas. Ambos siguen manteniendo sus espacios, disfrutando del tiempo con sus amigos e incluso a solas (ya que los dos siempre han sido independientes y nunca muy fanáticos de los romanticismos extremos), pero prácticamente conviven juntos la mayoría del tiempo; sobre todo, teniendo en cuenta que pasan todas las noches juntos (alternando las habitaciones de cada uno), y que los ratos muertos después de comer o de los entrenamientos también suelen pasarlos a solas, hablando de cualquier cosa o simplemente disfrutando de la compañía del otro.

Ahora mismo es uno de esos momentos en los que no hay nada que hacer, ya que es sábado por la mañana y los X-Men hasta por la tarde no deben acudir a una reunión. Hoy los miembros pueden hacer lo que quieran durante las primeras horas del día, y Lydia y Warren han decidido que levantarse tarde y pasar el resto del tiempo entre las sábanas sin hacer nada era un buen plan.
La chica por su parte ha decidido levantarse para echar un poco de agua en su cara adormilada y el rubio la observa por la puerta, aún desde su posición en la cama de su novia. A su vez, Warren no puede evitar sonreír de medio lado observando a la joven sin que esta se de cuenta; verla así, tan natural, peinando su larga melena mientras solo trae puesta una camiseta vieja y ropa interior, le hace no querer salir nunca de esa habitación con ella.

Pasados un par de minutos, justo cuando la chica se ha aseado mínimamente y se da la vuelta para volver a tirarse junto a su novio en la cama, es cuando se da cuenta de la mirada penetrante y pícara del rubio sobre ella, y ríe ligera y nerviosamente antes de hablar.

- ¿Qué pasa?

Warren solo se encoge de hombros, con simpleza, mientras ensancha un poco más su sonrisa.

- Me gusta lo que veo.
- ¿Si? ¿Mis pintas de zombie recién levantado que solo lleva una camiseta fea y unas bragas te gustan?
- En realidad, me sobra algo de ropa...

El chico no puede terminar de hablar antes de que la joven le detenga, tirándose sobre él de manera que ahora él está boca arriba, con Lydia encima de él y con su cara justo frente la suya.
La chica pretende mirarle con gesto amenazante, pero no tarda en también sonreír pícaramente mientras observa los ojos verdes de los que nunca en la vida se podría cansar.
Finalmente, la chica hace que su nariz choque con la de Warren, y es él quien termina la acción presionando sus labios contra los de ella. Durante un rato se besan así, lentamente y con paciencia por saborear los labios del otro, teniendo todo el tiempo del mundo. Enseguida los fuertes brazos del chico pasan a rodear la cintura de la joven, para presionarla contra su cuerpo un poco más, y las manos de ella se enredan un poco en los rizos rubios de su novio.
Pasado un rato, y aún compartiendo breves besos el uno con el otro, ambos vuelven a mirarse a los ojos con ese brillo que solo ellos saben sacarse cuando están juntos.

- Nunca me cansaré de esto- comienza a decir Warren, justo antes de dejar otro beso en los labios de Lydia.

Esta retiene un poco más al joven contra su boca con la intención de continuar ese beso, pero el rubio se aparta; este gesto hace que la chica suelte con pequeño gemido que expresa confusión, y Warren no puede evitar una sonrisa divertida ante ese gesto. Aunque el chico se muere por llevar esos besos a otro nivel, debe decir de una vez aquello que lleva pensando desde hace mucho. Es el momento.

- No creo que nunca pueda llegar a tener suficiente de... tu lado zombie medio desnudo por las mañanas- ahora Lydia no puede reprimir una carcajada mientras da un pequeño golpe en el pecho de Warren fingiendo molestia, a lo que él también ríe-. Lo digo enserio. Llevamos tanto tiempo con esta rutina... sería muy raro volver a dormir separados.
- Si, la verdad es que ya ni me acuerdo de como era dormir sin ronquidos... a lo mejor hasta los echaría de menos- ahora es el rubio quien protesta haciendo cosquillas levemente a Lydia en sus costados, a lo que ella vuelve a reír un poco. Aún así, la joven sabe que su novio pretende decir algo más-. ¿Intentas proponer algo?

Ahora ambos se miran fijamente a los ojos, expectantes. Ella le mira con intriga; él con avidez.

- Vayámonos a vivir juntos- suelta de sopetón Warren, a lo que Lydia no puede evitar elevar una ceja-, fuera de la mansión, en algún apartamento. Los dos solos.

Hay unos breves segundos de silencio en los que Lydia observa a Warren inquisitivamente, como si quisiera releer una y otra vez su propuesta dentro de su cabeza. El chico la observa, esperando pacientemente una respuesta.
Hay algunos instantes en los que se replantea si ha hecho bien en decirle esto ahora, ya que el silencio en la habitación es continuo, pero enseguida el miedo abandona su mente.
¿Qué es lo peor que puede pasar? ¿Que le grite y le diga que está loco? No es la primera vez que tendría que lidiar con eso. Incluso, con cosas más fuertes y agresivas.

- Pero aquí no hay que pagar nada, ni estancia, ni comida...- argumenta finalmente Lydia, aún con duda en su mirada, pero con interés visible en ella. Eso es lo que alenta a Warren a seguir con su plan.
- Podemos pedir a Charles la paga para X-Men. La misma con la que vive Rachel. Somos dos, tendremos de sobra para un piso pequeño y los gastos básicos. Además de que podemos buscar algún pequeño trabajo- argumenta Warren.

Ahora Lydia, al recordar la paga que los X- Men pueden proporcionar a los miembros y que ella había olvidado, ve aún más viable la posibilidad que su novio le propone.
Charles les explicó que mientras vivieran en la mansión serían parte de la escuela, y por tanto todos sus gastos estarían cubiertos. Pero si en algún momento salían para vivir en otro sitio, los X-Men podían proporcionar una paga para su manutención mientras esté fuera.
Es una gran ayuda, a decir verdad.

- Vamos, piénsalo. De todas formas, ya vivimos juntos. A no ser que estemos con los demás o trabajando con los X-Men, siempre estamos en alguna de nuestras habitaciones. Mirándonos las caras o gastando la cama.

Lydia vuelve a reir ante el último comentario de Warren y, finalmente, relaja del todo el gesto.
De todas formas, ella siempre ha sabido desde que está con el rubio que todo iba a ser con él. Su futura familia, y su futuro en general, iba a ser con él. ¿Por qué no empezar ya?

- Vale, vamos a hacerlo- acepta Lydia mientras se encoge de hombros.
- ¿Si?- pregunta Warren, ahora con aún más entusiasmo y apretando más sus brazos alrededor de la cintura de ella.
- Total, voy a tener que soportarte igual aquí que en cualquier otra parte.

Tras esa pequeña broma, el rubio los hace girar a ambos para quedar ahora él sobre Lydia, mientras la mira con la sonrisa de medio lado que hace a Lydia flaquear bajo su gesto.

- Vas a tener que soportarme para siempre, nena. Me tienes bien cogido.

La joven también sonríe tras escuchar ese "nena" que Warren ha dicho con su voz profunda, y se acerca a los labios del chico para contestar sobre ellos antes de volver a juntarse en una beso mucho más apasionado que antes y que les va a llevar más lejos.

- Esta bien que lo reconozcas.

One Shots|| Ben HardyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora