Capítulo 11

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Jaebum

Suspiré cansado después de esa pequeña discusión que había tenido con Myoui y Son, por un lado estaba feliz; Mina había conseguido que Chaeyoung se comportara, tomara sus pastillas y fuera un poco más respetuosa (aunque sólo con ella), pero por otro lado estaba algo asustado por su relación. Va a costarme demasiado hacer que los demás acepten su noviazgo. Además, los padres de Chaeyoung harán todo lo posible para que ella vuelva a su hogar. No es que odie a los personas homosexuales, eso sería hipócrita, ya que yo soy uno.

Estoy enamorado de Jinyoung, otro trabajador de aquí, pero claramente no soy correspondido; Yo ojos marrones kk, él ojos marrón claro, yo casi quedándome calvo, él con una corta melena castaña oscura, con una radiante sonrisa. ¡Esto del amor es una mierda!

Relájate, Jaebum.

Di un largo suspiro dirigiéndome hacia la sala principal. Vamos, puedo hacerlo.


Mina

-Ya no quiero, se me han ido las ganas -dije secamente, mirando como Jae se iba lentamente.

-Puta, no puedes dejarme así. Hazme el favor de follarme.

-Que directa -formé una media sonrisa -No.

Oí como suspiro agobiada mientras empezaba a acomodarse su ropa. Dirigí mi vista hacia sus pequeñas manos, tomé una y la miré expectante.

-Tus manos son tan pequeñas y lindas -las acaricié -No puedo creer que eso haya tocado a tu hermana. Ósea, iugh, que asco -las aparté rápidamente y limpié las mías rápidamente con mi ropa.

-Para tu información, yo no masturbaba a mi hermana, sólo nos dábamos algunos besos cortos, roces. Como esto -dirigió su mano hacia mi cuello y lo acercó hacia el suyo para que nuestros labios rozaran -Ella miente y exagera mucho. Y eran mis hormonas, ya sabes, adolescencia, la época que quieres follártelo todo -se removió en la cama.

Reí suavemente.

-Mina... -Chaeyoung cambió su expresión a una más seria -¿Me prometes que cuando salga de aquí estaré contigo para siempre? ¿Tendremos un... final feliz? -agarro mi mano y la apretó contra su corazón, podía oír como palpitaba rápido.

-Te lo prometo -sonreí uniendo nuestros labios.

[•——————•]

Fui hacia la azotea, donde sólo empleados de aquí tienen las llaves.

Me coloqué en la punta, recibiendo todo el aire en mi cara, pero allí había una persona. Me di la vuelta.

Nayeon.

¿Qué hace ella aquí?

Espera, ¿está...? ¿Va a tirarse?

-¡Nayeon! -grité asustada, corriendo hacia ella.

-¿...Mina? ¿Qué haces aquí? -su voz era tan silenciosa, como si no hubiera fuerza en ella -¡¿Qu-Qué piensas hacer?! -espeté con miedo.

Sonrió y miró hacia el cielo.

-Le dije que nos veríamos pronto. Tantas preguntas... pero estoy hablando conmigo misma. Sé que no podrá escucharme nunca más... ya nunca más. Tanto que decirle, y sobre todo quería despedirme, pero sé que no podrá escucharme nunca más -habló, acercándose a su muerte -¡Nayeon, por dios! ¡Tu vida depende de un paso! -grité.

Rió con una sonrisa -Hay tanto ruido en mi cabeza. Llena de palabras que debería haber dicho. Y es así como me ahogo en mis penas. No puedo arrepentirme de las palabras que nunca dije, Mina. Yo no era todo lo que ella esperaba pero si hubiera esperado un poco más, hubiera tenido más razones para estar orgullosa. Tengo tantas preguntas... pero sólo habló conmigo misma, sé que ella no podrá escucharme nunca más. Tenía tanto que decirle...
Mientras más tiempo esté aquí, mientras mayor sea el silencio, sé que se fue, pero juro que puedo escucharla. Por eso hablo con las sombras con la esperanza de que pueda escucharme.

-Nayeon... -todo estaba pasando tan rápido, soy incapaz de comprender.

-Adiós -y con esa sonrisa... cayó.

...

No, no permitiré que ella también caiga.

-¡No! -con rapidez me acerqué a ella y agarré sus piernas, dejando sus brazos hacia aquél suelo.

-¿Vas a salvarme, Mina? -después de todas aquellas palabras, aún no borraba su sonrisa.

Y rió.

¿Por qué ríe?

-Mina, ¿por qué no simplemente...

El aire se congeló. Sentí mi corazón caer hacia el vacío después de esa frase. Hubo un silencio después de eso. Sorprendida por el silencio, pensó que no había podido escuchar, así que repitió con la sonrisa.

-¿Por qué no simplemente me matas? Déjame caer, como siempre lo hago.

-No, Nayeon. No voy a dejarte hacerlo -agarré firmemente sus piernas.

-El mundo me está empujando, está viendo si soy fuerte o débil -rió amargamente -¿No vez que ha obtenido su respuesta? Yo ya no soy la misma.

Mi corazón se rompió.

Tiré firmemente sus piernas hacia arriba dejándola en el suelo, quedé encima de ella, mis ojos se humedecieron, mordí mi labio inferior tratando de no llorar, pero lo hice, una lágrima cayó en la mejilla de mi amiga y ella tan sólo me sonreía.

-¡Escúchame estúpida! -grité ahogándome con mis lagrimas. Daba golpes suaves sobre su pecho, indignada -¡¿Ves esa sonrisa?! -señalé su rostro sonriente -¡Así tienes que estar siempre!, ¡¿Entiendes?! -di otro golpe suave sobre su pecho -¡No eres toda la mierda que piensas que eres! -gimoteé -¡Eres alguien, Nayeon! ¡Alguien! ¡Valórate! ¡Acéptate! -otros golpes -¿Por qué eres así...? -mi cuerpo tembló y me costó un poco agarrar aire, sentía como mi estomago subía y bajaba.

Sus brazos me abrazaron.

-Lo siento.

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