Traición [1er entrega de la trilogía "Escape"]

EL ANTÍDOTO

La alarma de mi celular emite un sonido demasiado fuerte en contra de mi cansancio, busco el aparato para posponer el inicio de mi día cinco minutos más. Algo que me puedo permitir porque es jueves y dado a la ausencia de la señorita Judy, mis clases empiezan tarde. Me acomodo en el espacio calientito de mi cama y cierro nuevamente los ojos, repaso mis pendientes de hoy y mi cita con Connor toma el protagonismo.

Durante la noche estuve debatiendo si debía cancelarla o no. Lo único que tengo claro es que no quiero que Alice se moleste, pero tampoco me parece buena idea contarle.

Recuerdo las palabras que yo misma había pronunciado cuando Connor me cuestionó sobre decirle a su hermana: No diré nada porque no hay nada que contar, sólo saldremos y podemos dejarlo si no funciona.

Se acabaron mis cinco minutos, me deshago de las mantas y me meto a la ducha. Actuaría normal para que Alice no sospeche; el plan es salir y tomar un café, hablar de cualquier trivialidad y regresar antes de que ella lo haga.

Fácil.

°

Un jadeo escapa de mis labios al ver una cocina totalmente pulcra. No hay restos de la celebración pasada. Recorro con la mirada cada rincón y me encuentro a Alice en medio de una lucha en contra del extractor, se percata de mi presencia regalándome una mueca de pena.

Sonrío acercándome, le propino un golpe con mi cadera, acción que significaba: “Deja eso, yo lo hago”.

Mejor se dirige hacia la cafetera y llena dos tazas con aquel líquido marrón del que últimamente soy adicta.

Una vez que termino con lo que sea que contiene el extractor, vacío el líquido en un vaso, intercambiandolo con la rubia por la taza de café. Ambas nos sentamos en el desayunador, bebo un sorbo de esta bebida deliciosa a la cual le he tomado cariño después de mudarme lejos de mis padres.

Mamá nunca nos dejó beber café, ha batallado mucho para quitarle ese vicio a papá o al menos eso le ha hecho creer él porque continúa consumiendo cafeína lejos de casa y por supuesto fuera del radar de Ariel.

— ¿Limpiaste todo tú sola? —

Dejo la taza para empezar a comer mis pancakes.

— Los pancakes son de avena, ¿Está bien para ti? Y sí, lo hice, tú preparaste un desayuno y una cena deliciosa y no podía hacer menos por ti.

— No tenías que hacerlo sola —

Murmuro a medio bocado

—Yo pude ayudarte si me hubieses despertado—

Alice hace un ademán restándole importancia a mis palabras y sigue comiendo.

—Por cierto los pancakes están buenísimos —

Hago una reverencia.

—No soy tan buena en la cocina como tú, pero dale las gracias a YouTube —

—¡Bendito seas YouTube!—

— ¿Saldrás hoy? ¿Cuándo vendrá tu amiga? —

¡Gia! La mención de mi amiga provoca que recuerde el incidente de ayer. Tengo que llamarle porque ella no lo ha hecho y dudo que lo haga.

— Dentro de dos semanas —

Termino con mi bebida en un solo sorbo y procuro mantener mi boca llena de comida para no responder a la primera pregunta.