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Jeon JungKook.

¿Ya habían pasado unas dos semanas, tal vez?

No lo recordaba. La casa estaba echa un asco, literalmente, recuerdo vagamente haberle pedido a la señora del aseo que no regresara por un buen tiempo, vi el miedo en sus ojos, sentía miedo de ser despedida, el miedo en sus ojos me recordó al de Lisa cuando lance en una de nuestras discusiones un jarrón que ella había comprado en Tailandia.

Creo que sintió miedo de que la lastimara físicamente.

Los parches oscuros bajo mis ojos son gigantes, podría ser confundido con un panda fácilmente. He dormido poco estas semanas, creo que esta semana ha sido la más compleja. La estúpida foto de ella sigue a mi lado.

Que imbécil, Jeon JungKook.

Creo que mi teléfono explotara. En este tiempo llevo más de 100 llamadas y doscientos mensajes de Jimin. De vez en cuando el teléfono está cargado, otras veces no, creo que justo así es como me siento. Unos días de estas dos semanas me he sentido cargado, a punto de retomar esta mierda, y luego simplemente decaigo. Justo como ahora.

No entiendo que me sucede, pero quiero solucionarlo ya. Intento levantarme del suelo, pero mi equilibro falla y caigo de trasero. Joder.

La puerta es tocada con brusquedad, mi cabeza quisiera explotar, el sonido es tan malditamente fuerte que es como una bomba justo al lado de mi oído.

—¡Maldición, maldición! —Empiezo a gritar en voz alta. El maldito que esta tocando la puerta realmente quiere morir hoy.

Esta vez con más fuerza me levanto y logró no volver a caer, con rastras llegó hasta la puerta para matar a ese hijo de puta que quiere asesinar a mi cabeza con sus malditos golpes. Abro la maldita puerta con rudeza, listo para lanzar unas buenas maldiciones en su cara, sin embargo, termino encontrándome a estos dos hijos de puta.

—¡Joder, JungKook! — Jimin exclama elevando sus manos al cielo, sorprendido me mira como si fuese una clase de experimento del área 51. — ¿Hace cuanto estas muerto en vida? — Pregunta entrando a casa.

Ambos entran a la casa golpeando mi hombro. Muerdo el interior de mi mejilla ya harto de su presencia.

—Creo que la real pregunta debería ser: ¿Hace cuánto no te das un baño, compañero? — Cuestiona asqueado TaeHyung, vistiendo un impecable traje de color gris. No luce nada agobiado o devastado como yo, en cierta forma me enfurece esto, ¿por qué soy el único patético en este lugar?

—¿Quieren irse a la puta mierda? — Les grito a ambos, molesto. Solo verlos me enfurece, aprieto mis dientes y puños. Sus comentarios no me hacen gracia, ni siquiera quiero verles las caras.— Está a la vuelta de la casa. —Les digo. 

TaeHyung alza sus cejas, impresionado, pero guardando una expresión serena. Jimin por su parte solo me mira con cierta lastima que solo logra cabrearme más.

—¿Sabes? Creo que la puta mierda ya esta justo aquí, en tu casa, amigo. Por eso fue que llegamos aquí. —Comenta TaeHyung burlón.

—¡Te voy a romper la cara, imbécil! —Me lanzo contra él, sin embargo, Jimin me detiene y mi cuerpo cae en sus brazos. 

¡Joder!

Estoy tan débil, ni siquiera puedo soportar mi propio peso. Mis piernas son inútiles, no aguantan mi cuerpo y solo termino cayendo al suelo. 

—JungKook, de verdad, debes calmarte, — Recomienda hyung ayudándome a levantar, nuevamente. — solo queremos ayudarte. — Mi vista cae en esa estúpida foto por milésima vez en el día. — Y TaeHyung, cierra la boca. 

Kick it » taeliskookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora