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➳ capítulo uno.

❝ Brisa ❞

Caminaba por los pasillos mirando con desagrado cada cosa o ser que se me cruzaba, odiaba la escuela, siempre la odie, no por eso tenía malas calificaciones, no, siempre las cuide, bueno, este último tiempo las había descuidado, pero no me importaba, llegá un punto en donde nada te importa.

— Eu, Bri. — escuché que me gritaban por delante, levante la vista ya que la tenía en el suelo, al ver de quien se trataba sonreí, ahí estaba Luna y Candela.

— ¿que pasa, flacas? — casi grite y medio corrí hasta llegar a mi par de "amigas". Las vacaciones fueron raras como estaba diciendo, un cambio total, que me termino gustando sin importar qué. Estaba Luna, era un poco más alta que yo, tenía la piel Morena y unos ojos verdes, siempre metida en problemas que la seguía Candela, hacia todo lo que Luna le proponia , ambas son igual de problemáticas, vistas por todos, unas malas influencias, no confirmo nada, ellas me han enseñado varias cosas ya, cosas que una vez das, termina gustando, aparte, fueron las únicas que estuvieron ahí desde que, bueno, él me dejó.

— alta joda nos mandamos ayer, mi hermana casi me pilla, pero bueno, casi. ¿Donde prende este finde?. — contó Candela con una sonrisa maliciosa, reí ante su propuesta, esta piba no se cansaba. Al menos por suerte a mi nunca me pillan, nunca notan si estoy o no estoy, y hace un tiempo me afectaba, ahora, ahora lo agradezco.

— tú déjamelo a mí, boluda, ya verán que en menos de que termine el día, les tengo una joda asegurada. — chasqueo Luna la lengua, reí nuevamente a gusto de la conversación, Candela siguió contando como fue que su hermana, su tutora actualmente, casi la pilla entrar por su ventana a las 5 de la mañana, pero mi mirada paro a la entrada del pasillo. Sentí como mi sonrisa se desvanecía, como la compostura firme se iba de un golpe, como el aire se me fue de un de repente, ahí estaba él, Manuel entrando junto su grupito de amigos riendo.

Lo extrañaba, por supuesto que lo extrañaba, extrañaba cada momento con él, cada parte de él, cada todo con él. Le di todo de mí, confíe en él, lo considere mi pilar, hasta mi razón de seguir en pie en toda la mierda que vivía, para mí él era todo, ese pibe lo era todo.

— Brisa, decime, ¿por qué sos tan hermosa?.— me dijo él acariciando mi mejilla, me escondí entre las sábanas para ocultar el sonrojo que me causo. Mi corazón latia a mil, siempre lo hacía cuando estaba con él.—. No, boluda, que haces, no te escondas, Déjame apreciarte. — insistió él haciendo que riera y me escondiera en su pecho abrazandolo por la cintura. Estábamos en su cuarto un día miércoles cuando deberíamos de estar en clase, no parecía importarnos, la pasábamos bien los dos, nos hacíamos bien los dos.

— Decime, Manuel, ¿Por qué mentís tanto, boludo?. — reí yo mientras sentía sus manos abrazar mi cintura y apegarme más a él mientras me daba suaves besos en mi cabeza, no podía sentirme más bien con él, él era todo, me reiniciaba la vida.

— perdón, señorita Velazco, pero yo no miento, sólo digo lo que mis ojos ven. —siguió Manuel haciéndome reír más, esta vez salí de mi escondite y quede cara a cara con él, nos quedamos mirando, su mirada, era como si pudiera ver todo en mí, su mirada me había sentir tanto, sabía que el brillo en sus ojos también estaban en los míos, yo también lo sentía. Le di un pequeño beso en su nariz para luego dar un suave y tranquilo beso en sus labios para volver a esconderme pero esta vez en su cuello.— posta boluda, sos hermosa, en todos los sentidos, todos. Sos lo más lindo que tengo en toda esta mierda, y créeme que no te perderé tan fácil, Brisa. — sonreí a  no más poder, mis mejillas dolían de tanto sonreír, pero no me importaba, estaba muy feliz en esos momentos.

— te amo demasiado, Manuel, posta.

— yo también, Brisa, posta.

Pero al parecer la única pelotuda que hablaba en serio, y decía lo que en verdad sentía, era yo. Creí en cada una de sus palabras, me imaginé un futuro con él, felices, y haciéndonos bien mutuamente, saliendo de toda la mierda. Pero no era así, él la cagó.

Manuel me vió, su sonrisa también se desvaneció al verme, algo en mi dolió, al verlo y no poder correr a abrazarlo y besarlo, y decirle que era un pelotudo por no saber cómo hacer la corbata. Pero bueno, ahora estaba ella, que se le lanzaba para chaparlo de una manera y separarlo del Grupo de pibes, al ver a Martina pararlo a unos metros cerca de mí y besarlo, saque mi mirada, aún dolida.

— ¿que pasó?, ¿hice algo mal?, ¿pasó algo o qué?, ¡decime, Manuel!. — grité desesperada al escuchar sus palabras, mis ojos picaban, tenía un nudo en la garganta, mi pecho dolía.

— Brisa, ya te dije, boluda. Lo mejor es dejar esto. — sus palabras dolían, podía sentir como me mataba lentamente, estaba convenciondome de que me estaba jodiendo, pero no era así.

— No lo entiendo. Yo te di todo. Te di todo, boludo. No me podés dejar, n-no podés. Te ame, te ame más que a mí misma, ¿que nos pasó?, ¿que te pasó?, Manuel. No podés dejarme así nada más.

— ya está, Brisa. Ya lo hice.— no dijo nada más, sólo se fue. Me había dejado, arruinada, sin nada, rota y vacía.

Luna hizo un gesto de asco al ver pasar a Martina y Manuel abrazados por nuestros lados, yo sólo rode los ojos actuando como si no me importara, ya que cuando lo hago, parece funcionar unos segundos. —. que asco, boluda. Son un par de pelotudos que en cualquier momento los re agarro a piñas. — dijo Luna con rabia, ella le tenía un rencor grandisimo a Manuel y Martina, sólo por lo mal que me la hicieron pasar hace un tiempo, o bueno, muy en el Fondo sé, que aún lo hacen.

— ya está, no hay que perder tiempo en tanta mierda junta.— dije con rencor mientras acomodaba mi mochila, seguí conversando con las pibas hasta que la campana sonó, nos chupo un huevo, nosotras seguimos en lo nuestro.

— bombón, ¿te da saltarnos la primera clase juntos?. — dijo el mejor amigo de Manuel al oído de mi Candela, ella era de mi misma altura, era rubia con unas mechas rosadas y ojos color miel, pude ver su sonrisa feliz al escuchar las palabras del gato de palacios.

— pedazo de gato, cuidamela. — le dije a Mateo antes de que se fuera corriendo con Candela con entusiasmo a una parte del establecimiento.

— Candela es una tarada. — soltó Luna con bronca, la ví con una ceja alzada mientras ella miraba con desagrado las manos entrelazadas de una de mis mejores amigas con Mateo, bueno, su ex pinche, Luna se había enganchado de Mateo, pero él no quería nada serio, no le interesaba nada de eso, o bueno, hasta que conoció a Candela, pude notar envidia en Luna.

— ¿Por qué decís eso, boluda?, déjala ser, ella está feliz. — dije con una sonrisa, no me gustó esa actitud.

— como sea, después estará llorando por ese pelotudo que es una mala influencia para ella. — soltó Luna para después irse al Salón, frunci el ceño, Mateo no era nada comparado con la mala influencia que da Luna, muy amiga de ella, mucho cariño, pero muy en el Fondo reconozco que algunas de sus actitudes la re cagan.