30 de agosto. 1897. Capital del reino del Este.
A las afuera de la estación de tren, se encontraba una hermosa pelinegra de ojos chocolate esperando a su prometido, trataba de no expresar su nerviosismo, pero el leve taconeo inquieto de su pie izquierdo la delataba.
- Kohaku donde estas?... – entrelazo con un poco más de fuerza sus manos.
Faltaban menos de diez minutos para que el tren de él saliera hacia el reino del Oeste, si bien, no deseaba alejarse de su prometido, ambos sabían que ese viaje y el pago de ese negocio eran indispensables, pues con ese dinero finalmente financiar la celebración de su matrimonio y les permitiría independizarse de los padres de Kohaku.
Aunque algo en ella le decía que este viaje sería el inicio de algo más grande, incluso más grande que su matrimonio, no podía expresarlo en palabras ni a su prometido ni a nadie; incluso hasta su mejor amiga había notado que algo tenía ocupada la mente de la ojichocolate, mas no decidió insistir.
Ella miro hacia la calle, inquieta, y finalmente vio como venía trotando un hombre de aproximadamente 1.70m, cabello negro y recogido en una coleta alta y de ojos café claro; era su futuro esposo Kohaku. Rin se acercó a al chico, el cual al verla sonrió ampliamente y abrió sus brazos para recibir a la mujer que ocupaba su corazón.
-Llegas tarde- le reprocho ella aun con su cara oculta en el pecho de él.
-lo siento Rin – se disculpó Kohaku mientras acariciaba la espalda de la pelinegra- mi jefe se demoró más de lo que debió recordándome cosas que ya se.
Ambos sabían que el jefe de su Kohaku era estricto, pero este negocio en particular lo tenía aún más tenso que de lo normal. Un excéntrico Conde del reino del Oeste había acudido a la compañía de corredoras de propiedades en la que trabajaba el pelinegro para realizar la que en palabras del gerente "era la venta del año"; puesto que el Conde estaba interesado en adquirir más de 10 manzanas en los límites de la ciudad, los cuales nunca pensaron lograr vender debido al gran deterioro de las mansiones que estaban ya edificadas. Kohaku había sido asignado para finiquitar esta gran venta, aunque ya se había asignado con anterioridad a uno de los mejores agentes de la empresa, no obstante, esté en su viaje al reino del Oeste para firmar los papeles de adquisición, por alguna extraña razón, perdió la cordura y fue enviado de vuelta a la capital del reino del Este.
-Tengo miedo Kohaku- murmuro Rin a su prometido mientras este se preparaba para abordar el tren hacia las tierras del Oeste- escuche lo que le paso a tu colega.
-No te preocupes Rin -tomo las manos de ellas entre las suyas y las acerco a su pecho- ciertamente es una desgracia lo que le ocurrió a Jaken, pero estaré bien- acerco las manos de ella y le beso los nudillos- tengo una razón muy fuerte para volver sano y cuerdo.
Él sonrió hacia ella y la pelinegra le devolvió la sonrisa, Kohaku se inclinó para besar a su prometida, pero esta al ver las intenciones de este corrió el rostro haciendo que el beso fuera a parar en su mejilla.
-Rin...
-Cariño... estamos en público- dijo levemente sonrojada- es impropio besarnos en público siendo que aún no nos hemos casado.
Kohaku suspiro, sabía que Rin era una dama y que no debía presionarla, en sus ya casi 6 meses de compromiso ella no había aceptado ningún beso que no fuera en la privacidad de una despedida nocturna ni menos una caricia impropia.
-Rin, no te veré en mínimo una semana – miro a los ojos a la chica – al menos deja llevar el dulce sabor de tus labios en mi memoria antes de partir.
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El amor nunca muere (SesshomaruxRin)
FantasiaHace mas de 400 años que se rumora de la tragica historia de amor de un Gran emperador y su mujer. una historia de amor y traición con un final terrible. Es 1897 y una encantadora Joven de ojos chocolate cree que ha encontrado la maxima felicidad, e...