Capitulo 6. Angustia y sangre

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23 de septiembre, Noche. Reino del Este, pueblo porteño, Casa Higurashi.

La noche cubrió con su manto oscuro mientras que las fuertes lluvias con vientos torrenciales azotaban sin descanso el pequeño pueblo, pero el principal protagonista de aquella noche era aquella densa niebla proveniente del mar que lentamente se acercaba al puerto. Una noche en la que las aves no emitían sonido, una noche tan oscura que la luz del faro era reducida a un mero brillo endeble; esa era de aquellas noches a las cuales los marinos experimentados más temían.

Los fuertes vientos volvieron a golpear la ventana de una joven pelinegra, haciéndola saltar del susto y rápidamente se dirigió a cerrarla para evitar que los vidrios de la ventana se fueran a romper por los golpes del marco de madera contra la pared. Ya cerrada la ventana, se abrazó a si misma a raíz del calor corporal perdido y medito si ir a abrigarse o a acostarse inmediatamente; la cama se veía tentadora y caliente, si bien su cuerpo no se encontraba tan agotado, su corazón no aguantaba la cantidad de emociones que este contenía en ese momento.

Se sentó en el extremo de la cama con sus propios brazos aun rodeándole, la cena fue una explosión de alegría para todos dado que Kagome le anuncio a su madre sobre su compromiso y esta no caía en si con tanta felicidad, todos estaban emocionados por la futura boda y felicitaban a la joven Higurashi. Mañana a primera hora volverían a la ciudad para comenzar a preparar la boda, no solo porque la joven pareja estaba ansiosa por contraer nupcias, si no que no solo Kagome tenía mil y una cosas en su lista de planificación de su ceremonia, banquete, la misa y muchas otras cosas; algo en lo que no solo le pidió ayuda a su madre, sino que además pidió a Rin ser su madrina de bodas, algo a lo que obviamente la menor de las pelinegras no se negó y acepto con una sonrisa de oreja a oreja.

Más su corazón no podía estar completamente feliz por su amiga y eso le molestaba al punto de sentir que le estaba traicionando sentimentalmente: aún tenía esos sentimientos de tristeza por la situación con su prometido y ver a Kagome tan feliz planificando su boda le provocaba una pequeña y molesta punzada en el pecho dado que ella también debería estar organizando su propia boda, pero no era el caso; y para terminar el cuadro de su desdicha, Inuyasha llego de visita rápida para ver a Kagome antes de viajar en la noche a la ciudad y al verla sus ojos desbordaban sentimientos de amor y pasión, ojos que nunca vio en Kohaku y si lo hizo ella no le correspondía de la misma forma. Se dijo que sería fuerte y esperaría sin chistar a Kohaku, pero la espera estaba siendo más de lo planeada y con todo lo que estaba viviendo se estaba casi insostenible a momentos.

Unas pequeñas lagrimas cayeron por sus mejillas mientras se abrazaba fuertemente a sí misma, tratando de evitar que el frio de la noche se colara en su cuerpo y corazón. Nuevamente el viento golpea la ventana la chica da un pequeño brinco del susto pero agradece que las ventanas tengas unos fuertes ganchos para que estas no se abran. Suspiro y se levantó para dejar en el perchero su bata y poder ir a dormir, más un ruido en el pasillo la descoloco: El obvio sonido de la puerta principal golpeada por el viento como si alguien la hubiera dejado abierta.

Oh no... Kagome...

Rin rápidamente se colocó sus zapatillas de dormir y fue a la habitación de su amiga la cual encontró a oscuras pero con la cama vacía y desarmada. Rin palideció y fue corriendo hasta la entrada principal la cual encontró abierta, se mordió el labio inferior mientras miraba que la chaqueta de Kagome se encontraba colgada donde la habían dejado cuando llegaron.

Kagome sufría de sonambulismo desde niña y Rin lo sabía, normalmente se limitaba a levantarse y hacer algunos desordenes en su habitación o caminar por los pasillos, pero otras ocasiones abría ventanas y puertas pero no llegaba a salir, no obstante, en los peores casos habían tenido que ir a buscarla a los jardines de la mansión de esta por largas horas; lo que preocupaba a Rin era que a diferencia de la mansión Higurashi cuyos terrenos eran planos y relativamente seguros, la casa del campo estaba situada en un terreno irregular, con calles alrededor y un acantilado a más o menos unos 15 minutos de caminata rápida; y si a eso se le sumaba la poderosa tormenta de esa noche... debía darse prisa, por lo que Rin rápidamente agarro su abrigo y salió de la casa buscando con la mirada a su amiga.

El amor nunca muere (SesshomaruxRin) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora