Capítulo 5. Decisión, alegrías y temores

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14 de septiembre. Reino del Este, Casa de la señorita Murray.

Una desilusionada Rin sostenía entre sus manos la carta por la que estuvo esperando hace días, si bien cuando esta fue entregada en sus manos estaba tan ansiosa que no pudo disimular el temblor en sus manos o transmitirle este al pequeño cuchillo con el cual abrió la carta, ahora lo único que temblaba era su labio mientras evitaba que la frustración o la pena le hicieran llorar.

Ver como Kagome estaba siendo pretendida diariamente por los tres hombres que buscaban, casi desesperados a los ojos de la maestra, la mano de su amiga le traía los recuerdos de como tímidamente Kohaku se acerco a ella esa tarde cálida y se le confeso entre tartamudeos y el juego nervioso de sus manos. Nunca habían coqueteado mucho antes o después de ese momento y nunca le había molestado en lo absoluto, apreciaba mucho el espacio que se daban entre ellos y sobre todo por la estricta educación que ella había recibido sabia que era impropio el comportamiento de su amiga respecto al trato con los caballeros. Pero no podía negar que algo en ella se revolvía cuando veía el fuego en la mirada de los pretendientes de su amiga o la de esta misma. Trataba de no darle muchas vueltas al asunto, no pensar que ni en los momentos mas íntimos que ambos habían compartido había visto esa llama en los ojos de su futuro esposo; aunque tal vez fueran pensamientos erróneos alimentados por la distancia.

La joven pelinegra tampoco había notado lo mucho que extrañaba la compañía de su prometido al estar con Kagome, pero esta realizo un viaje al pequeño pueblo costero que estaba a medio día de viaje en carruaje por motivos de la salud de la madre de esta, la cual vivía en la casa del campo. Así que mientras tanto Rin decidió volver a la pequeña casa que le habían dejado sus padres y que aún no encontraba comprador. Pero esos dos días que ya llevaba sola calaron fríos en su pequeño corazón haciéndole extrañar mas que nunca a Kohaku y a Kagome.

Por ende, sintió casi como un bálsamo para su alma cuando la carta de su prometido llego a sus manos, la cual ansiosa leyó:

Querida Rin

El reino del Oeste es hermoso y el Conde es muy amable, este me ha pedido que me quede un mes junto a él y en favor del negocio he decidido quedarme; por lo cual nuestro reencuentro tardara más de lo que pensábamos.

No te preocupes, todo esta bien. Siempre tuyo.

Kohaku

Sabia que Kohaku no era ningún poeta de la era moderna o algo por el estilo, pero a su parecer estas eran las palabras más frías que el castaño le había dicho/escrito; no sonaba a su Kohaku y admitirlo hacia que su corazón se apretara.

¿Qué sucedía con su amado?

18 de septiembre. Reino del Oeste, Castillo del Conde Taisho

Diario de Kohaku Harker.

Escribo estas paginas con la intensión de no perderme a mi mismo en medio de todas las cosas que estoy viviendo en este momento. Ya mi alma no tiene salvación, pero espero no perder mi humanidad o mi fuerza de voluntad por completo.

El día con la noche no tienen separación para mi en este momento, solo puedo dormir o alimentarme cuando las mujeres me lo permiten, entre ellas distribuyen el que hacer conmigo; lo único que es fijo en las tres es que por orden del Conde me extraen sangre cada dos días para debilitarme, pero a la vez me obligan a comer de más para que mi salud no decaiga al punto de morir. Siento que he sido entregado a ellas como si fuera una mera entretención, un juguete al que pueden tratar como se les antoje siempre y cuando no me despedacen.

Cada una de las demonios juegan conmigo de distintas formas y, aunque a la fuerza, las he ido conociendo: La mayor, Kagura, me amordaza mientras me obliga a tener sexo con ella, me golpea mientras me grita, llora y/o me trata como si realmente tuviera sentimientos hacia mí; pero se que en realidad ella está proyectando al Conde en mi persona, puesto que, a veces agradece al Conde por salvarle la vida a una simple lacaya que juro serle fiel y entregarle todo de ella hasta la muerte, otras veces llora exigiéndole que la ame como ella lo hace o me ata para golpearme mientras grita que para él ella fue solo un experimento para probar su poder.

El amor nunca muere (SesshomaruxRin) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora