-Tu padre y tu esposo sigue vivo -dijo ella como si fuera la cosa más normal del mundo, pero para mí no lo era.
-¿Cómo?, ¿Qué estas parloteando? -dijo mi madre mientras empezaba a hiperventilar.
-Es la verdad, y tendrán que aceptarla. -dijo Monserrat en un tono autoritario.
-No te creo y tampoco te voy a creer -dije yo encarándome a Monserrat.
-Tienes que venir conmigo, en el camino te diré todo lo que necesites saber -dijo ella mientras me arrastraba fuera de la casa.
-No iré a ningún lado, no sin mi madre. -dije yo frenando de golpe.
-¿Cómo?
-¡No iré a ningún lado!
-Tenemos que irnos, ellos ya vienen a por ti -dijo con un tono de preocupación en la voz.
-¿Quiénes?
-Los querubines.
Y como si de una película se tratase todo se volvió de un color blanco, más bien una especie de luz blanca, sentí como Monserrat se tensaba al lado mío y se ponía en guardia, como si esperará un ataque de un ser al que no logro ver.
-Al parecer eres una especie de fusión entre un querubín y un demonio, al parecer el más cercano a Lucifer -dijo tan rápido que me costo seguirle el ritmo a lo que me decía.
-¿Ah? -fueron las únicas dos palabras que pude pronunciar antes de que alguien me atacara por la espalda, cuando me voltee a ver quien me había atacado no había nadie, solo veía una sombra negra entre tanta luz blanca. Parecía que nunca se cansaría, se movía de izquierda a derecha, de arriba hacia abajo y no paraba, lo único que lograba escuchar eran quejidos de dolor de una dos mujeres.
-¿Así que tu eres el famoso chico fusión, ya quiero experimentar con tu cuerpo -dijo una persona que parecía andar entre los 50 años, ya tenía canas y las arrugas se notaban bastante.
-¿Quién eres tú? -fue lo único que pude pronunciar antes de sentir otro fuerte golpe en mi espalda.
-Al parecer tu poder aún no está activado -dijo mientras se daba media vuelta y con una sonora voz dijo- ¡nos retiramos, no tenemos que perder más el tiempo aquí! -cuando terminó de pronunciar esas palabras la luz cegadora desapareció como por arte de magia.
-Ah! Una cosa más, no confíes ni en tu propia sombra chico -cuando terminó de darme ese “consejo” desapareció de la nada y sin dejar rastro.
-Mira a quien atrape -dijo Monserrat mientras tomaba a mi madre del pelo, bueno lo que quedaba de el.
-¿¡Pero que demonios te pasa!? -dije mientras corría hasta donde estaban ellas dos y de un tirón logré que soltara a mi madre- ¿Por qué le haces eso a mi madre?
-Ella es un demonio, al parecer era una infiltrada que trató de matarte miles de veces pero no pudo.
-¿Cómo sabes eso? -pregunté con extrema precaución. Vamos, ¿quién no se preocuparía si viviera con un asesino?, yo si me preocuparía.
-Encontré líquidos peligrosos para demonios y ángeles, pero tu parte demonio te salvaba de los líquidos nocivos para un ángel, al igual que tu parte de ángel.
-Ósea, ¿soy inmortal? -pregunté con un poco de entusiasmo. ¿A quien engaño?, estaba súper entusiasmado con la idea de ser inmortal.
-Si y no, por el momento eres peor que un ángel común, pero con entrenamiento serás invencible y aparte tienes el poder defensivo y ofensivo de un ángel junto a la regeneración de un demonio, y todo esto es de altos rangos.
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La Ira de los Dioses
General FictionÁngeles, demonios, Dioses... A vísperas de una nueva guerra santa que podría destruir todo lo que conocemos, solo una persona es capaz de evitar que esta guerra inicie. Pero ni siquiera él sabe del destino que le espera a la vuelta de la esquina, s...