JiMin seguía sin poder creer como era que su vida había dado un pequeño vuelco en tan solo un par de días todo gracias a un chico pelinegro que no dejaba de irrumpir sus pensamientos, y en serio que trataba de ignorar aquella incomodidad que se hacía en su estómago siempre que le miraba cerca.
Estaba tan confuso y a la vez se sentía mal consigo mismo, porque vamos, él tiene un novio a quien le ha gustado por bastante tiempo y los años que han pasado juntos a pesar de no ser muchos han sido los suficientes para demostrarle que el contrario le quería, la culpabilidad haciéndose cada vez más grande, sentía como cada vez estaba estropeando su relación.
Fastidioso y desagradable. Son las palabras de como quisiera definir la sola presencia del chico, y a pesar de ser alguien que no recurre a la violencia, no negaba el hecho de querer propinarle un golpe a YoonGi cada vez que se le insinuaba. Dios, ¿en serio sentía una pizca de atracción por un tipo que parecía carecer de cerebro?
Era increíble que a pesar de lo creído, guarro y capullo que era, el pelinegro lograba en cuestión de segundos lo que muchas personas habían tratado por bastante tiempo. Desde un principio se negaba a aceptarlo, pero era imposible pasar por alto el como hacía que su corazón se ajetreara, con aquella sonrisa ladina, sus ojos lascivos; sabía que todo aquello no solo se originaba solo por sus palabras, sino que era todo lo que YoonGi representaba.
Su mente daba vueltas al tratar de hallar una respuesta a todo lo que se cuestionaba, y odiaba que el pelinegro cubriese la mayoría de estos, odiaba que convirtiera un lío sus pensamientos.
—¡JiMin! —Una voz desconocida le desconcertó asustándolo. —Te estábamos buscando.
—¿Quiénes?
—¿Es en serio? En el chat grupal acordamos reunirnos en esas aulas a las que nadie se atreve ir, para matar el tiempo ya que todos estamos en hora libre. —Se acercó abrazándole por los hombros. —Creí que habías leído los mensajes, siempre eres el que está pendiente del chat.
—Lo siento, ando un poco distraído... —Murmuró dejando la frase inconclusa.
—Tsk, no te preocupes. —Hizo un gesto con su mano libre para restarle importancia al asunto. —Tae tiene atosigado al chico nuevo. —Los ojos de JiMin pasaron hacia su amigo. —El pobre se veía un poco avergonzado antes de venir a buscarte.
—Y más con TaeHyung, es un intenso total cuando conoce a alguien nuevo. —Mencionó el rubio viendo como una sonrisa rebosaba de los labios de su amigo al saber que en sus palabras no escondían mentira alguna.
Después de unos minutos llegaron al aula en donde estaban ya la gran mayoría de sus amigos, el sitio permanecía silencioso si no fuera por el escándalo que el grupo mantenía dentro de esas cuatro paredes, la verdad era que ese lugar no era visitado por ninguna persona que no fuesen ellos o algún guardia de seguridad, todo por ser un edificio que quedó a medio construir desde hace un tiempo atrás. Según lenguas ajenas se corría el rumor que ese lugar estaba maldito, o así lo habían categorizado, y aunque muchas personas temían la entrada como para siquiera asegurarse que aquello fuese cierto, la historia fue totalmente distinta para otros.
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Noches de verano entre dos almas || YoonMin
RandomJiMin, un chico al que nunca le gustó los cambios y menos si se trata de aquellos que pueden afectar en gran medida en su vida, por ello siempre necesita realizar una planificación cuando algo nuevo surge, por eso cada inicio de año escribe en su li...