Los suspiros y susurros para nada disimulados se podían escuchar por los pasillos de la institución. ¿Quién podría ser el causante de ellos si no fuese por el chico rubio que caminaba con paso decidido a través del alumnado?
Park JiMin había ganado gran popularidad cuando finalizaba su tercer año de secundaria, ¿cómo quería pasar por desapercibido cuando pasó de ser el niño rellenito, de mejillas gorditas y vestimenta inusualmente más grande, a convertirse en el chico con cuerpo de infarto, voz y sonrisa encantadora, con gran corazón y adicional a todo esto, era uno de los primeros alumnos que encabezaban la lista deseada, y no, no hablaba de la ridícula lista Top Adonis del ZhamTec, sino de la lista de mejores calificaciones de la institución?
JiMin nunca pensó que su vida daría un giro de ciento ochenta grados y todo aquello no sabía si tomarlo como una buena señal de la vida o preocuparse por lo que sucedería de ahora en adelante.
Las chicas cada día se le acercaban para obsequiarle alguna clase de regalo, aquel acto al principio le había llegado a incomodar, pero después de unas semanas más, lo vio como un signo dulce que enternecía su corazón, decir que el mueble más cercano a su cama no estaba abarrotado de peluches y diversos adornos era una completa mentira.
Siendo ese el momento en que sus brazos cargaban con tres bolsas decoradas de hermosos colores pastel, obsequio de sus admiradoras. El rubio miraba mal a su amigo cada vez que trataba de quitarle uno de los sabrosos chocolates que parecía querer escapar de una de esas bolsas.
—Pero JiMin, siempre te regalan dulces y nunca te lo comes, y yo solo quiero este. —Señaló con un puchero la golosina de empaque marrón.
—No. No me quieres devolver mi celular entonces no veo por qué debería regalarte lo que ahora me pertenece. —Finalizó sacándole la lengua en modo de juego.
—Yo lo hago por tu bien, no dejaré que hables con JongYong hasta que él se digne a dar el primer paso. Y como buen amigo que soy al impedirte hacer esto, me merezco un dulce.
—En ese caso... entonces yo también lo hago por tu propio bien. Fin de la discusión.
—Pero JiMiiin —La queja de Kim se quedó sin culminar cuando un cuerpo apareció frente a ambos.
Un chico pequeñito les miraba tímidamente. A opinión del rubio aquel chico era muy tierno casi tanto como que podría apretar sus bonitas mejillitas sin cansarse.
—¿Necesitas ayuda? —La pregunta que le hizo JiMin salió como en un susurro, observó como el cuerpo contrario se encogía levemente y evitaba a toda costa su mirada.
—Y-yo... —Las mejillas tomaron un suave tono rosado, negó con la cabeza aún sin mirarle se atrevió a seguir hablando. —Te hice un regalo. —Aquellas palabras sorprendieron a los presentes quienes se miraron entre sí para volver nuevamente su vista al frente en donde le era extendido una cajita de madera tallada con diferentes personajes que él ya conocía más que bien. —Sé que te gusta todo lo del mundo de fantasía, así que quise hacerte algo significativo. No será el mejor obsequio, pero al menos espero que sea de tu agrado.
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Noches de verano entre dos almas || YoonMin
AcakJiMin, un chico al que nunca le gustó los cambios y menos si se trata de aquellos que pueden afectar en gran medida en su vida, por ello siempre necesita realizar una planificación cuando algo nuevo surge, por eso cada inicio de año escribe en su li...