vidas 4

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Leonardo salía al trabajo a las seis de la mañana todos los días, se desempeñaba como soldador de una obra, el sueldo que le pagaban no era muy bueno, pero con él le alcanzaba para pagar, sus gastos básicos y aun así le sobraba para comprar un paquete de seis cervezas para el mes, con eso era feliz, además con la ayuda de su querida esposa, lograban ambos criar a sus dos hijos de la mejor manera posible, sin muchos lujos pero todo con esfuerzo se puede se decían.

Pero un día sus amigos lo invitaron a celebrar, había ganado el equipo de sus amores y fue tanta la insistencia que acepto. Primero compro una cerveza al igual que los demás, luego vino otra otra y otra más, al final termino borracho y arrastrándose al igual que sus amigos en ese bar.

Ni siquiera recordó como había llegado a su hogar, solo se dio cuenta de ello cuando abrió los ojos y estaba en su cama aun con la ropa del día anterior.

Su mujer le daba desayuno a sus hijos.

Leonardo se levanto y fue a dar una ducha fría para despertar y despejarse. Un horrible dolor de cabeza le hizo ver que no fue tan buena idea ir a beber un día de semana. Pero había estado muy feliz con sus amigos así que no le dio importancia y se apresuro para irse a trabajar.

Su mujer lo miraba  enojada. -al fin despertaste le dijo.

Si mi amor, es que anoche unos amigos me convidaron a celebrar y hace años que no me reunía ni pasaba un tiempo con ellos. 

Leonardo  metió la mano en su bolsillo para entregarle el dinero del mes a su mujer, ya que el día anterior le habían pagado. Pero cuando reviso no encontró el dinero, solo había una boleta de un motel en su bolsillo.

Mi amor, no tengo la plata, ¿se  habrá caído en la cama pensó? y fue a revisar pero no había nada, reviso su chaqueta y nada tampoco, luego hizo memoria pero nada recordó.

De pronto sonó su celular. Alo.- Hola amor, anoche te fui a dejar pero no me devolviste la llamada.

- ¿Con quien hablo? pregunto Leonardo asustado.

Soy Luisa, ¿acaso no te acuerdas de anoche?

Lo siento, pero no la conozco. 

Leonardo amor, soy la que te dejo acostado en la cama .

¿Qué dices?

Listo dijo su mujer, mientras terminaba de cerrar las maletas.

Leonardo colgó la llamada. ¿Mi amor para donde va con esas maletas?

Anoche nos echaste a los niños y a mi de tu casa, y ahora nos vamos dijo su mujer y llamo a sus hijos y se marchó.

Leonardo intentó alcanzarla pero tenia un horrible dolor de cabeza que apenas podía mantenerse en pie. Nunca se le había dado bien el licor.

De pronto recordó lo sucedió la noche anterior. 

¿Quién es esta mujer Leonardo? pregunto su esposa.

Es mi amante, no mejor dicho es la mujer de mi vida. 

No le haga caso señora, solo fue cosa de una noche, pero el papacito se encariño conmigo y por eso lo traje.

Gracias por traerlo. dijo su mujer 

Leo, llámame dijo la mujer y se marcho riendo.

Leonardo, ¿qué hacías con esa mujer, por qué bebiste tanto?

Porque quise, y no tengo que darte explicaciones, mírate, estas gorda y fea, en cambio ella es linda  y cariñosa. Porque no te largas de mi casa junto a tus hijos que me exprimen todo lo que con tanto sudor gano.

Leonardo, que dices hombre, estas borracho. le dijo su mujer.

Qué te largues de una vez, déjame ser feliz con mi Luisa.

Leonardo se tomo la cabeza y comenzó a llorar. Había perdido a su mujer por culpa del trago, con razón recordaba él había dejado de beber cuando se caso con Ana.




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