Irma tenía problemas psicológicos, desde la muerte de su marido había quedado algo inestable, más ahora que estaba a cargo de la hija de éste, una jovencita que tenía cinco años menos que ella, ya que su marido había sido un hombre mayor.
Con el tiempo su hijastra comenzó a ser de gran ayuda para Irma, pero la vida de ellas pronto daría un giro inesperado. A su hija le habían detectado una enfermedad grave por lo que todos sus bienes y sus ahorros fueron a parar al hospital para los cuidados de su hija, que en pocos meses murió. Irma se quedó sola y desamparada, hasta que ya no pudo más y tomándose un frasco de pastillas para dormir se encerró en su casa.
Al abrir los ojos vio un hermoso paisaje florido, era tan bello que comenzó a recorrer saltando y cantando, allí estaba su hija jugando con un hombre, al verle de mas cerca Irma se dio cuenta de que se trataba de su esposo. éste le sonreía feliz.
Un dolor en el brazo la hizo regresar a la realidad, un pinchazo de una aguja la mantenía ahora conectada a la realidad. Por qué no me dejaron allá decía Irma entre lagrimas, y el doctor la miraba y comenzaba a recetarle mas inyecciones para que la mantuvieran estable.
Días mas tarde la dieron de alta y ella regreso a su hogar. Pero antes de terminar el día, vació los dos frascos de calmantes en su estomago. Ahora si iría a su hogar.