CAPITULO V

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Ser fuerte y demostrarlo. Era todo lo que ella deseaba, todo lo que le importaba. Katara lo había dicho una vez, era egoísta y desconsiderada, lo sabía, lo había dejado claro con todo lo que había hecho. Fue la otra, la persona triste y malvada con que Zuko engañó a su novia, la que había sido también su amiga. No le importaba en realidad, le daba igual haberle fallado a Mai como amiga, le gustaba hacer lo que deseaba, privarse de algo que quería era ridículo para ella y había querido a Zuko con fuerza, como compañía, como pertenencia, como muchas cosas, pero todo acabó tan rápido como comenzó y sentía ahora el dolor de ser reemplazada, utilizada y abandonada. Era lo que se merecía ¿Cómo es que había permitido que la desarmaran así? ¿Cómo la situación llegó a dominarla a ella? Intentaba negarlo, había estado dispuesta a desaparecer por completo para evitarlo, pero no funcionaba, todos los caminos llegaban siempre al mismo lugar, siempre llegaban a él. Ella no cometía muchos errores realmente, no tenía problemas con asumir riesgos, podía hacer lo que hiciera falta y lo había hecho ¿Por qué no había funcionado, entonces? ¿Por qué no desaparecían los problemas? Y la humillación de no haberse controlado a sí misma parecía querer volver. La vergüenza de desear algo que la disminuía no se iba. Y no quería seguir perdiendo cosas importantes.

El tiempo pasó y cada uno enterró en el pasado todo lo que les recordara los acontecimientos dolorosos de aquel crudo invierno en la Nación del Fuego. Ningún halcón real volvió a llegar a la academia de metal control. Toph se dedicó completamente a sus estudiantes y proyectos mayores no demoraron en pronunciarse. El general a cargo de la seguridad de Yu Dao llegó hasta la academia para entrenarse y aprender el metal control. No pasó mucho para que le propusiera a Toph formar una nueva fuerza armada que protegiera la ciudad integrada únicamente por maestros metal, le ofreció ser la encargada de entrenar y seleccionar a los mejores para reclutarlos y comenzar un nuevo grupo de élite. La idea entusiasmó a Toph y se pusieron en marcha, intensificó los entrenamientos de sus mejores alumnos y junto con el general, les ofreció pertenecer a este nuevo grupo de luchadores. Sin embargo, ella no dimensionó que esta decisión, que parecía entregarle una nueva distracción, la llevaría de vuelta a la oscuridad de los días dejados atrás.

El general, que ya era un buen amigo de Toph, llegó un día con una gran noticia. Había agendado una reunión con los dirigentes de la ciudad para que firmaran su solicitud de poner la seguridad a cargo de sus maestros metal. Fue entonces que Toph recordó, como no lo había hecho en todo ese tiempo, que la ciudad era controlada tanto por el Reino Tierra como por la Nación del Fuego, su encuentro con Zuko era inminente si continuaba con el plan. Intentó convencer al general que la idea había sido suya y que él podía encargarse de todo el asunto legal, pero él no quiso quedarse con todo el crédito, pensaba que ella merecía estar ahí tanto como él, pues sin ella ese proyecto nunca podría haber tenido una oportunidad. Fue así que Toph maldijo su suerte, maldijo al general, a la ciudad, maldijo incluso al metal control que la llevaría directo hacia el imbécil que le había roto el corazón. El general, que advirtió lo complicada que estaba la maestra tierra, le dijo que la audiencia no sería hasta dentro de dos semanas, tenía ese tiempo para pensar si quería continuar con todo eso o si prefería abandonarlo.

QUEMANDONOS (toph y zuko)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora