CAP I. LA TORMENTA

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Lo primero que escucho es el grito de que se aproxima la tormenta e instantes después la nave con cabeza de dragón empieza a mecerse tan violentamente que tenemos que sostenernos de lo que podamos para no caer.
Cada parte del barco crucial con cada embestida, los rayos hacían que todo se volviera de día y en un parpadeo estábamos en la boca del lobo. Para cualquiera sin una pizca de prudencia y muchas ganas de aventura, aquello era todo un espectáculo.

Eran impresionante las olas, parecían montañas que se derrumbaban sobre nosotros y era de esperarse que algún que otro compañero cayese por la borda,muchos de ellos son amigos, hermanos de armas. Que terrible final aquel, tragado por las aguas.

Para nosotros, los guerreros, es preferible morir en el campo que ahogados. Todos sabíamos bien cuando subimos que era o morir en batalla o sobrevivir para llevarse el botín y contar historias.

Los brazos ya no nos daban más para remar y tratar de corregir el rumbo para no acabar dónde no queríamos. Cada musculo, cada fibra, cada parte de nuestro cuerpo nos dolia, parecía que nos fuéramos a quebrar como un árbol seco.
Uno pone el alma en sobrevivir y que todo lo demás no importa, y en ese momento nuestras almas estaban en la fuerza de nuestros brazos.

Por el intenso ruido del oleaje y de los truenos casi no escuchábamos el compás del tambor que nos guiaba y menos los gritos de peligro para sujetarse.
Hoy no era mí día, no escuché el grito de peligro y una montaña de agua se nos abalanzó, me levantó, sentí las frías aguas y lo último que vi fue la coraza del barco acercándose a mí.

Todo es borroso como una neblina, siento que floto en la ligereza de una nube, me cuesta respirar.
¿Me habrá llegado la hora?¿Ya no más aventuras para mí? ¿otro que fue derribado por la naturaleza y no por alguien digno?
Empiezo a respirar con tranquilidad y puedo sentir en mis manos y espalda un suelo solido que me tranquiliza sabiendo que todavía podré seguir.

Ya de mañana, despierto con un intenso dolor de cabeza y unas gaviotas que me picotean creyendo que soy ya un cadáver.

No se van aunque ya esté despierto, malditas aves

YO - Fuera de aquí ratas voladoras !! -Sacudo los brazos mientras me siento.

Controlo que no me falte alguna parte de mí
- Piernas ?... Si
- Brazos?... Enteros
- Torso ? ...Intacto
- Armadura ? ...Abrigo con perforación, no sirve
(Parece que de ropa solo sé salvó de la cintura para abajo y ni hablar de mí físico, como un tronco tallado jeje)
Y cuando me toco la cabeza solo tengo un chichón y dónde de seguro me impacté con la nave
- Y mí casco ?
Miro para todos lados y a pocos metros lo encuentro. Me levanto para agarrarlo y noto que tiene una grieta bastante evidente
- De la que me salvaste, pero no te podré arreglar
Me desago de él, ...ya no sirve.

Me pongo a pensar mientras miro el mar
YO - (Se abran salvado los otros? Se darán cuenta que salí despedido de la nave ? Al final solo piensan en la necesidad de la mayoría o el egoísmo propio.
No les importaría un mestizo como yo, si ya de por si casi no me dejan abordar por mí color oscuro de pelo, tal vez vieron mi...que se yo, algo en mí).
Dejo de preocuparme de los otros caminando por la playa, para ver si consigo provisiones de la nave por si cayeron, y lo peor para lo que no estaba preparado a ver

Veo a lo lejos un pedazo del armazón de la proa
YO - Esos locos ya no podrán pelear ninguna batalla más. De la que me salvé.
Después de husmear un poco entre restos de naufragio pude encontrar un poco de comida y logro salvar un hacha simple (que sólo tiene un filo y mide un metro más o menos).
YO - Bueno, ahg... a tratar de sobrevivir ahora, parece que comenzaré de nuevo, un nuevo inicio.

Me adentro al bosque que está a varios metros de la playa y me doy cuenta que es bastante espeso.
YO - Tendré que darle uso al hacha parece.
(De solo imaginar las bestias que rondarán estos lares me recorre un escalofrío).

Camino que camino, sorteo y saltó la vegetación escucho a lo lejos el ruido del cauce de un río, me acerco, con sonrisa en cara por el alivio, para sorprenderme por encontrar a orillas del río a unas crías de lobo bebiendo de la afluente.(Aww quisiera abrazarlos)

Me escondo rápidamente escalando un árbol cercano y observo desde lo alto.

No sé ustedes pero yo siempre sentí una atracción por los lobos y ternura, me parecían tan salvajes, libres y fieles a su especie. Me recordaban a los perros de mí aldea, ...que tiempos cuando jugaba con ellos antes de todo.

No tenía intención de hacerles daño entonces esperé a que se fueran para poder tener mí turno en el agua.

Librado del peligro, bajo del árbol y cargo mí alforja de cuero con agua. Y decido darme una ducha y lavar mis pocas vestimentas y eso que ni es sábado....en realidad no tenia la más pálida idea de que día era.

El vikingo y su nuevo comienzoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora