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Chloe

Despierto sintiendo los párpados aún cansados. Mi vista se encuentra nublada por un momento, hasta que todo va regresando a la normalidad.

Veo a Sofia, quien se encuentra aún dormida y sonrío.

Pasé la noche en su casa, dormí en su cama, pero no hicimos nada más que solo darnos besos y hablar.

Niego con la cabeza al notar que no tiene almohada, al parecer hizo que la usara yo toda la noche para que me despierte bien al otro día. Suspiro y levanto suavemente su cabeza, colocando la almohada allí.

Se levantará con dolor, pero al menos no tanto.

Veo que mi celular se encuentra encima del escritorio de Sofia y me encamino allí, al agarrarlo noto que no tiene bateria, por lo cual comienzo a buscar un cargador por la habitación.

Sonrío al encontrarlo, y lo conecto junto al enchufe que está al lado de la cama.

Demora un poco en encender, pero a penas lo hace me comienzan a llegar muchos mensajes y notificaciones de diferentes redes sociales. Suspiro y voy hacia whatsapp.

El primer chat que me aparece es el de Sabrina, que me envió unos veinte mensajes preguntando si yo había llegado a la casa de Sofia.

Le respondo un simple "Sí, me quedé a dormir aquí, Sab" y puedo ver como me comienzan a llegar muchas caritas de lunitas pervertidas. Río por debajo y cambio para los estados.

Me encuentro el nombre de Sydney entre ellos, y tengo la tentación de abrirlo y verlo, pero niego con la cabeza.

No puedo hacerme esto, ella me mintió, y seguramente en sus estados siga tirando odio hacia mí sabiendo perfectamente que los veré.

Luego de un suspiro, busco el contacto de Sydney en whatsapp y la bloqueo, para luego ir a contactos del teléfono y eliminar su número.

Adiós Syd, espero que te vaya bien.

No puedo negar que estoy enojada con ella, por todo lo que mintió. Y por el hecho de que aún me duele un poco mi mandíbula.

Me encamino hacia el espejo que hay en la habitación y me fijo que no me haya quedado ninguna marca, para mi buena suerte, eso no pasó.

Escucho a Sofia bostezar detrás de mí y giro para verla, está recién despertando, pero mantiene su mismo humor de siempre.

—Buen día, bebé —Me dice, y mis mejillas no tardan en ponerse rojas.

Estúpido sonrojo.

—Buen día, Sof —Respondo mientras me acerco a su lado, ella sonríe, a pesar de recién estar despierta.

Sofia acerca sus labios a los míos y deja un suave beso, el cual parece darme energías para estar todo el día sonriente.

—¿Dormiste bien? —Pregunta Sofia, asiento con la cabeza.

—Yo sí, pero tú no —Digo al ver que hace una mueca al levantarse—. No tenías que darme toda la almohada para mí, podíamos compartirla.

—Chlo, tenía que estar un poco lejos de tí, si estaba más cerca, compartiendo una almohada, no te hubiera dejado dormir —Responde, y eso hace que mis mejillas vuelvan a encenderse, logrando que Sofia ría—. Eres adorable.

—Y tú eres hermosa —Respondo sin pensar, y allí estaba, más roja que un tómate.

—Tú mucho más —Dice antes de acercarme a ella y lograr que nuestras bocas se vuelvan a unir.

Besar a Sofia se siente, literalmente, una de las mejores experiencias que uno puede vivir.

Siento cosquilleos en mi estómago, y todo es mágico mientras nuestros labios están conectados.

Definitivamente, nunca me cansaré de esto.

—Debemos desayunar, bebé —Me dice en forma de susurro al oído, para luego morderse el labio inferior.

—Lo sé, bebé —Respondo de la misma forma.

Salimos juntas de la habitación, ambas tenemos la misma ropa que la noche anterior.

Sofia no para de abrazarme, y eso me hace feliz, no quiero que se separe nunca.

Nunca pensé volver a sentirme así, alegre, hace unas semanas sentía que todo era oscuridad, pero desde que Sofia llegó, todo está iluminado, porque ella es mi luz.

—Te quiero, Chlo —Admite mientras caminamos abrazadas hacia la cocina, una sonrisa aparece en mi rostro.

—Yo también te quiero a tí, Sof  —Luego de eso siento un beso en mi mejilla, y Sofia se separa de mí.

La veo caminar hacia un cajón de la cocina, y sacar dos tazas.

—Puedes ir a sentarte, yo prepararé el desayuno —Dice segura, niego con la cabeza.

—Yo tengo manos, puedo hacerlo —Respondo, Sofia vuelve a negar.

—Quiero hacerlo yo —Suspiro y me encamino hacia ella.

—Pero es mi desayuno —Respondo.

—Pero esta es mi casa —Recuerda, comienzo a reír y me rindo.

—Está bien, hazlo tú —Y así es como salgo de la cocina con una sonrisa en el rostro.

Sofia tarda unos minutos hasta aparecer con dos tazas, me tiende la mía y puedo ver que se trata de café, al probarlo, noto que está realmente perfecto.

—¿Cómo sabías cuántas cucharadas de azúcar le pongo a la taza? —Pregunto, ella ríe.

—Porque lo sé todo —Alzo el ceño y ella ríe—. Bueno, probablemente tuve ayuda de tu mejor amiga.

Y yo que tenía pensado hacerle un berrinche para ver cómo reaccionaba si le decía que no me gustaba cómo había hecho el desayuno, pero si Sabrina la ayudó no puedo hacer nada.

Con Sofia nos mantenemos mirando en la televisión caricaturas, ella ríe mucho al pasar cosas graciosas.

—¿No que eran programas para niños? —Pregunto, Sofia me mira divertida.

—Sí, pero yo aún me siento una niña, recién tengo 19 —Recuerda, asiento.

—Eres un año mayor que yo —Río y ella asiente.

—Mi bebé es mayor de edad —Dice mientras se acerca más a mí con su taza—. Eso quiere decir que todo lo que haga contigo es legal.

Comienzo a toser ya que me encontraba tomando un sorbo de café cuando lo dijo. Entendí demasiado esa referencia.

Sofia me ayuda a recuperar el aire golpeando levemente mi espalda, y al terminar de toser la miro.

—Eres una pervertida —Admito, ella comienza a reír.

—Bebé, yo no me estaba refiriendo a eso —Al ver como mis mejillas comienzan a quedar verdaderamente rojas de la vergüenza Sofía agrega—. Bueno, puede ser que sí lo haya hecho. Pero amas a esta pervertida.

Sí que amo a esta pervertida.


2/5

Aún Te Recuerdo-Dofia AdaptaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora