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Un leve golpe sobre su pecho fue lo que lo despertó, abrió los ojos de a poco, no entendía porque se sentía tan cansado, se giró para tomar su celular de aquel buró y poder ver la hora, pero no lo encontró, pensó que estaría en su cama tal vez, así que se giró hacia el otro lado sorprendiéndose y dando un brincó al ver una cabellera castaña y una espalda desnuda. Eso le ayudó a terminar de despertar y miles de flashazos de lo sucedido tan solo unas horas atrás invadieron su mente.

Cuando termino de reaccionar, observó al otro chico, este se encontraba durmiendo boca abajo y una de sus manos se encontraba sobre el pecho de Mateo, estaba ligeramente cubierto por las sabanas, dejando al descubierto hasta su espalda baja y una de sus piernas.

Como pudo y haciendo el menor ruido posible salió de aquella cama, fue directo al baño y abrió la llave de la regadera, ni siquiera espero a que el agua de esta se calentara, se metió directamente, necesitaba esa agua helada para despertar y aclarar sus ideas sobre lo que había pasado.

Lo único que le rondaba en su mente es que había tenido sexo con Diego ¿Por qué? ¿Cómo llegaron a eso? ¿Cómo dejo él que eso pasara? No tenía ninguna respuesta para todo aquello que se demandaba. Y eso lo asustaba de sobremanera. Simplemente se había dejado arrastrar a sus instintos y lo que más le preocupaba de eso ¿Qué pasaría ahora con Diego y él?

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El olor a comida y el rugir de su estómago fue lo que interrumpió su sueño, despertó desorientado volteando a todos lados tratando de ubicarse, al verse desnudo y sentirse pegajoso todo tomó sentido. Un ligero gemido de sorpresa salió de su boca, al tiempo que sus ojos se agrandaban incrédulos.

Aquel aroma proveniente de la cocina estaba siendo demasiado tentador, pero prefirió darse una ducha primero, busco en el piso su ropa no encontrándola, voltio en todas direcciones y la encontró doblada en una silla que estaba junto aquel escritorio. Se percató que todo estaba perfectamente acomodado en esa pieza... bueno a excepción de la cama que era el único desastre, el ver las sabanas revueltas y algunas manchas que se asomaban le revelaron lo que había sucedido ahí, sin poderlo evitar sonrió travieso y se mordió el labio inferior.

Tomó su ropa y se dirigió al baño, ahí encontró un pequeño estante con diferentes toallas y artículos de baño. Dejó su ropa en uno de esos espacios y entró a la regadera. Agradeció internamente el agua caliente que se deslizaba por su cuerpo, notando que se encontraba algo adolorido, como cuando haces demasiado ejercicio y no estas acostumbrado.

Se vistió rápidamente dejando su cabello aún algo húmedo, dejó la toalla en el bote de ropa sucia y salió del baño, volvió a rebuscar en la habitación pues no encontraba su camisa, si le preguntaba a Mateo tal vez él le podía responder. Se acercó a la puerta y agarró el pomo para salir de ahí, pero se detuvo antes de abrirla, pues de repente un nerviosismo comenzó a invadirlo, preguntándose como iba a reaccionar Mateo ante todo lo sucedido.

Abrió la puerta lentamente, como no queriendo hacerlo, caminó ese pasillo a paso lento, sintiéndose como si estuviera caminando sobre la plancha de un barco que lo llevaría a su fin, ese nerviosismo de apoco se convertía en miedo y no le gustaba esa sensación, no le gustaba para nada.

Llegó hasta la cocina y lo vio cerca de la estufa, estaba cocinando algo que no alcanzó a distinguir, se veía concentrado o eso era lo que Diego quería pensar, pues tenía el ceño fruncido y parecía sumergido en sus pensamientos. Tragó duro no sabiendo muy bien que decir o hacer.

—Mati— le llamó.

El otro al escucharlo dio un respingo, volteando hacia donde se escucha aquella voz. Ambos se miraron, nadie decía nada haciendo aquel momento verdaderamente incómodo. Mateo observó a aquel chico, llevaba el cabello húmedo haciendo que pareciera de un tono más oscuro y resaltara más su pálida piel. Como no llevaba su camisa pudo notar que en uno de sus hombros tenía una parte enrojecida, marca que le había hecho él al darle una mordida, se avergonzó al recordar aquello por lo cual desvió la vista. Diego lo notó. Intentando romper aquella tensión decidió hablar.

Abstinencia [Matiego]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora