Capítulo II

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Al salir de la ducha me dedique a secar mi cuerpo por completo antes de comenzar a vestirme, terminando por secar mis cabellos.
La última prenda en colocarme fue la camisa, concentrándome en cerrar cada uno de los botones muy bien y tras alzar mi cabeza para verme en el espejo del baño, contemple mi rostro; tenía ligeras manchas rojizas debajo de mis ojos, mis pupilas parecían irritadas y mis hombros estaban caídos al igual que mi mirada. Aún no podía creer que me estaba vistiendo para el funeral de Yibo.

-Dios...-

Mencioné antes de soltar un suspiro bajo mientras dejaba caer mi cabeza y apoyaba mis manos al tocador para no volver a quebrarme.
Al verme de nuevo en el espejo mis ojos amenazaban con llorar por tercera vez ese día, solo recordar cuando el organizador nos dio la noticia, el nudo en mi garganta volvía a formarse, impidiéndome hablar y seguir cuerdo.
Habían pasado dos días desde que la noticia se anunció por todos los medios y tres días desde el atentado, esa misma noche viaje de regreso junto a los demás en un vuelo privado del que nadie se enteró, ni siquiera las fans se dieron cuenta cuando salimos del país para volver a China; todo el trayecto recuerdo no haber llorado, seguí en shock y sin palabra alguna durante todo el viaje y toda la llegada a mi departamento, hasta caída la noche, estando a solas en mi habitación en medio de la oscuridad, en total silencio con solo mis pequeños sollozos escuchándose dentro de las cuatro paredes, rompiéndome en cuestión de segundos y desahogando todo el dolor que sentía en mi pecho y me estaba ahogando por dentro. No recuerdo en qué momento me dormí, pero me desperté con un dolor enorme en la cabeza, mi garganta estaba seca y mis ojos se sentían pesados, pero eso no impidió volver a llorarle a aquel amigo.
Ahora, vestido de negro y con mi rostro demacrado por no dormir bien y llorar todos estos días, me alistaba para el funeral privado que harían sus familiares. Fuimos invitados todos los amigos cercanos de Yibo y según escuche, harían un evento abierto en memoria de él para las fans que querían despedirse, la verdad no sé más de ello, pues no he querido entrar a redes sociales, ya que a pesar de estar agradecido por los mensajes de ánimo, no he aceptado su partida.

Al recibir el mensaje de mi manager para salir, tome mi saco y salí de mi hogar para dirigirme a donde me esperaba el auto. Todo el camino me mantuve mirando por la ventana, teniendo mis manos unidas y mis dedos entrelazados, quizá para impedir el leve temblor que me provocaba toda la situación, y es que no deseaba llegar al lugar, de verdad no quería o mejor dicho no podía, sabia que seria el momento de decirle adiós y eso me aterraba, simplemente parecía una pesadilla.
Cuando el auto se detuvo, el miedo me invadió, simplemente no quería bajarme y entrar a la funeraria, sabía lo que me encontraría; rostros tristes cubiertos de lagrimas, un ambiente pesado y oscuro, personas dándose consuelo mutuamente ante tal perdida. No deseaba ese entorno, pero no tenía opción, debía salir y terminar con esto, de otra manera mi conciencia no estará tranquila. Baje de la camioneta y junto a mi manager entramos al edificio, no me tope con ninguna cámara ni mucho menos fanáticos, pues era un evento privado que la familia solicito, lo cual era un problema menos del cual preocuparme.

Al llegar fue justo como lo imagine e inmediatamente la tristeza me sobrepaso, resistí todo el camino hacia la entrada de la sala, donde me encontré con algunos del reparto de The Untamed que ya habían llegado. Yo me dirigí primero con los familiares de Yibo, especialmente su madre, quien al verme y abrazarme se soltó en llanto, trate de mantenerme cuerdo pero un par de lagrimas corrieron por mis mejillas; aun con mi voz medio quebrada y baja, le susurre palabras de aliento pero ¿que le puedes decir a una madre que perdió a su hijo?

-Muchas gracias por venir joven Xiao-

Menciono el padre de Yibo, quien solo había tenido oportunidad de verlo una vez y con esta sería la segunda. Yo asentí débilmente y después le di la mano y un abrazo corto.

-No hay de que señor, Yibo era mi amigo. Cualquier cosa que necesiten, de verdad cualquiera, no dude en pedírmela-

El señor solo asintió levemente y yo me aparte para seguir avanzando, pero me detuve cuando frente a mi estaba el cuerpo presente de Yibo; aquel ataúd color negro con marcos plateados me heló la piel, podría jurar que algo se rompió en mi interior y si no hubiera sido por mi manager que me sostuvo, hubiera caído. No podía, era mentira que su cuerpo realmente estuviera ahí, pero no me acerque a comprobarlo, si lo veía significaba que todo era verdad y no estaba listo. Mejor me di la vuelta y fui en busca de un lugar para poder sentarme y tranquilizarme con un vaso de agua.

-Xiao Zhan-

Escuche la voz de Yu Bin que se había acercado a mi lado, posó su mano sobre mi hombro y dio unas cuantas palmadas antes de apretar suavemente aquel.

-Estoy bien, gracias. ¿Hace cuánto llegaron?-

-No tenemos mucho... ¿La policía habló contigo?-

-Si. ¿Con ustedes también?-

-Si, al parecer aún no consiguen dar con el culpable-

-Lo sé...-

-Lamentó esto Xiao Zhan-

-Lo mismo digo Yu Bin-

-Cualquier cosa puedes mensajearnos ¿lo sabes verdad?-

-Si, gracias-

Le devolví la pequeña sonrisa y se retiró por donde había venido, yo estuve un rato a solas con el vaso de agua entre mis manos hasta que Liu se acercó conmigo.

-Vaya situación para reunirnos. ¿Cómo estás?-

-¿Como crees? Siento que nada de esto es real-

-Comprendo. No he podido dormir tampoco, la duda me carcome-

-¿Por qué tuvo que pasar esto Liu?-

-La vida no se predice Xiao... mucho menos la muerte-

Sus palabras me hubieran convencido si no fuera por qué su voz se quebró al decirlas, todos teníamos temores y no sólo la muerte de Yibo nos tenía mal, aunque era la principal razón. No habían atrapado al que disparo, ni siquiera una sospecha de donde encontrarlo, eso tenía nerviosos a todos y por lo visto yo no era el único que tenía noches sin dormir. El responsable está afuera mientras nosotros velamos a nuestro amigo y colega, sencillamente Wang Yibo no merecía este final.

Al volver a casa me desate la corbata y la arroje sobre el sofá al igual que mi saco, en el trayecto a mi cama me saque la playera quedándome con una blanca delgada que me ponía debajo y saqué mis pantalones para ponerme la pijamada. Había sido un día sumamente agotador, sentí como si mis energías fueron absorbidas por completo en ese lugar; ahora podía estar en el silencio de mi habitación, dentro de este cuarto podía expulsar mi sufrimiento y llorar todo lo que quisiera, desear y rogar porque no fuera real, patalear como un pequeño y tener miedo. Pero más que nada podía recordar, recordar los momentos que tuve con Yibo, cuando nos conocimos y la última vez que hablamos, regresar a la incomodidad que fue el primer encuentro y la confianza mutua que teníamos al final, no había tenido esa conexión con nadie y eso era lo que más dolía. Me sentía solo.
Habría pasado más minutos o incluso horas recordando esos bellos momentos si no me hubiera asustado la caída de uno de los peluches que adornaba mi mueble, solo suspire y me levanté para recogerlo.

-De seguro te acomode mal...-

Era costumbre mía hablarle a mis peluches, como si ellos fueran capaces de escucharme. Levante el mismo del suelo y en cuanto tuve contacto con este, un fuerte frió me recorrió de pies a cabeza, provocándome un estremecimiento que jamás había sentido, causándome qué dejara caer al peluche nuevamente por inercia.

-¿Q-Qué...?-

"Si pudiera volver a verte" - WangXiao/YiZhanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora