Capítulo 4

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Hace un par de días que ya no estaba asistiendo a la academia debido a un permiso que había pedido a causa de las últimas circunstancias por las que estaba atravesando en mi vida, que aunque hubiese insistido se descontará de mis vacaciones fue negado por parte de mi jefe mencionando que no era justo para mí que me descontara de mi sueldo ni de mis vacaciones el tiempo que ocuparía en algo tan importante en mi vida, como era estar con Baobei en sus últimos momentos. Quizás en el último tiempo mis esperanzas seguían en que la recuperación de mi pequeño, se daría con la misma facilidad que se puede dar la recuperación de un simple resfriado pero como la mayoría del tiempo, había subestimado la situación ya que cada día él se veía más deteriorado, llegando a tal punto, en el cual ya no había vuelta atrás .

Después de mi última visita a la empresa de Kris y de hablar con SeHun sobre todo lo que sucedía, logré entender muchas cosas en aquel breve período de tiempo. Primero que todo, logré entender que a veces aunque tratemos de hacer todo lo posible para que ciertas cosas cambien en nuestras vidas, éstas no la harán y que no debemos esforzarnos más de lo necesario por ello y que incluso, a veces debemos resignarnos y esperar con tranquilidad todo lo que traerá la vida consigo. Otra de las cosas que logré entender en esta última época de mi vida, es que aunque yo siguiera amando a aquel chico que tan feliz me había hecho en aquel tiempo, no valía tampoco la pena esforzarme por volver a retomar aquello que ya había acabado y que, debía enfocarme en aquellas personas que siempre habían estado en mi vida antes de que las perdiera por mi propio egoísmo.

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Mi cuerpo se acomodo con cuidado, sobre mi tan conocida cama, por el temor que sentía de aplastar a mi pequeño bebé. Su cuerpo, casi de inmediato al momento que comencé a moverme, se removió con la intención de encontrar mi calor o por lo menos, eso era lo que yo creía. Un pequeño suspiro salió de mis labios, dejando en el mismo instante suaves caricias sobre la cabeza de aquel pequeño ser, deleitándome con aquella suavidad que poseía su pelaje, la cual esperaba poder recordar durante toda mi vida.

"Buenos días, chiquitito. Sigue durmiendo un poco más, yo ya vuelvo."

Con pereza y dificultad me levanté, con la intención de poder abrir las cortinas y las ventanas que poseía mi habitación para que ésta se ventilara, luego me dirigí al baño para asearme y bajar a ver a mis padres, los que últimamente parecían demasiado preocupados por mi situación y a los que debía tratar de demostrarles que todo lo que estaba sucediendo no me afectaba, o por lo menos, que no me iba a desmoronar con tanta facilidad. Si bien, mi idea inicial después de salir era ir donde mis padres y hablar un poco sobre todo lo que sucedía con ellos demostrándoles que me encontraba bien, no pude evitar que bajo el agua de la ducha todas mis lágrimas retenidas se derramaran sin césar, llegando a causarme pequeños ahogos al no poder controlar todo lo que estaba sintiendo y lo que sucedía a mi alrededor. Me sentía desesperado... Me sentía tan frustrado con no poder hacer nada por cambiar todo lo que sucedía a mi alrededor. Cuando ya me había calmado y me encontraba totalmente vestido, salí del baño para dirigirme a mi cama y revisar a Baobei con la intención de luego bajar posteriormente pero antes de que eso sucediera, todo se detuvo a mi alrededor. Mi pequeño, se encontraba soltando pequeños quejidos mientras se removía sin césar, provocando casi de inmediato que mi cuerpo se moviera para tomar mi celular y realizar aquella llamada que había evitado hacer por tanto tiempo. Los sonidos de espera se me hicieron eternos hasta que una voz tan conocida para mí, se hizo presente a través de los parlantes de mi celular aunque, por el contrario a lo que esperaba, no era la voz del dueño de aquel número.

- Hola ¿Quién habla? -La voz adormilada de Yixing resonó en mi cabeza, en el mismo instante en que planeaba que decirle y como pedirle hablar con Kris.- ¿Hola? Si no hablas, voy a colgar.

- Kris... Necesito hablar con él, por favor. -Mi voz salió entrecortada a causa de las lágrimas que ahora descendían por mis mejillas.- Por favor... Es urgente. -Mi corazón se estaba rompiendo de a poco con solo pensar lo que estaba ocurriendo con Baobei.-

- Cariño, Kris ahora se encuentra durmiendo ya que ayer quedamos algo agotaditos... -Una pequeña risa se escuchó por parte de Yixing, seguido de un bostezo a la lejanía.- Ahora no te puede atender.

- Es urgente... Por favor...

Al igual que el bostezo, la voz de Kris se escuchó preguntándole a Yixing quién hablaba y que era lo que querían. Aunque al parecer Yixing cubrió los parlantes del celular para que yo no escuchará, mi nombre salió de sus labios de una manera clara seguida de la respuesta de Kris, la que provocó que casi de inmediato yo colgará la llamada y que apagara mi celular. Con toda la rapidez que podía, bajé las escaleras para dirigirme a la cocina donde sabía que estarían mis padres, los que al verme se levantaron de sus asientos.

- Nunca más... Por favor, nunca más le contesten a Krid. -En estos momentos, estaba seguro de que mis mejillas estaban bañadas en lágrimas, debido a la humedad que sentía en ellas y lo entrecortada que salía mi voz.-

- Cariño ¿Qué sucedió? -Mencionó mi madre mientras se acercaba a abrazarme, al escucharme tan destrozado mientras mi padre seguía estático.-

- Baobei se está muriendo... Y al solo le importa estar con su novio, mamá... Por favor, no quiero volver a saber nada de él. -Más lágrimas salían de mis ojos al saber lo poco y nada que le importa Baobei a Kris.-

- Iré a hablar con él, no permitiré que te trate de esa manera ni a ti ni a Baobei. No entiendo como es así, él no es el Kris que nosotros conocemos. -Mencionó mi padre más que enojado.-

- Por favor, no... -Me alejé de mi madre, tratando en todo momento de limpiar mis lágrimas.- Solo llamen al veterinario de Baobei... Para que pueda descansar...

Sin nada más que decir, subí a mi habitación para acostarme junto a mi pequeño, con la mente llena de cosas. Su cuerpo seguía temblando mientras se quejaba en algunos momentos, partiendo mi corazón por completo, al saber que estaba sufriendo. Esperaba que pronto llegará el veterinario para que pudiera calmar el dolor que sentía mi pequeño, el que me había acompañado por 10 años, el que había sido testigo del amor que tenía por Kris, el que era la muestra viva de nuestro amor y que ahora, era lo único que nos seguía uniendo. A modo de calmar su dolor, dejé suaves caricias en su cuerpo mientras le decía cuento lo amaba mientras él me respondía con pequeños sonidos. Lo amaba y siempre lo haría pero sabía que era momento de dejarlo ir... Era momento de dejar todo lo que traía Baobei a mi vida.

"Baobei... Muchas gracias por todo lo que me has dado todo el tiempo que estuviste conmigo. Gracias por ser la alegría y luz de mis días, incluso cuando eran muy grises y cuando nadie podía alegrarlos. Gracias por ser el causante del amor que siento por Kris y de la relación que tuvimos. Gracias porque me enseñaste lo que verdaderamente es amar a alguien, porque sí, eres lo que más he amado y amo en mi vida, cariño. Gracias porque solo fuiste alegría y amor, aunque a veces yo me enojaba contigo, en cambio, tú siempre me mirabas como que fuera lo mejor de la vida y como si no existiera nada más perfecto que yo. Te amo mucho, nunca lo olvides."

Suaves caricias dejé en su pequeña cabeza, en todos los momentos en los que le hablé, los que se detuvieron cuando él levantó su cabeza. Una de sus cejas se alzó, como si estuviera cuestionándome por algo, como si solo necesitará algo más para poder irse.

"Él también te ama mucho y siempre lo hará ¿Sí? Yo le diré que lo amabas mucho y que no pudiste esperarlo para despedirte. Sé que quieres despedirte de él pero es hora de que te vayas a descansar... Nunca te olvidaré y créeme, nunca te dejaré de amar."

Continué acariciando su pelaje mientras él recostaba nuevamente su cabeza y comenzaba a cerrar de a poco sus ojos, por lo que dejé un suave beso sobre su frente. Las lágrimas que había tratado de reprimir, volvieron a salir sin que nada pudiera detenerlas esta vez. De a poco su respiración era lenta hasta que en un momento desapareció. Lo traté de remover, sin tener ningún tipo de respuesta por su parte. Mi pequeño se había ido y aunque, estaba feliz de que al fin pudiera descansar, no pude evitar que mi llanto saliera de manera abundante y que altos sollozos salieran de mi boca. Mi pequeño Baobei al fin descansaba...

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