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Tomé con fuerza la taza mientras miraba hacia abajo. Se notaba mis nervios en el café temblando. Dejé la taza sobre la mesa y cubrí mi rostro hasta mi nariz con la bufanda.
Melo tomó mi mano tiritante para tratar de calmarme. Se quedó mirandome con esa mirada tranquila que te contagia. Las lagrimas comenzaron a caer de mis ojos, tranquilamente. Sin hacer alboroto. Tan solo... Caer y deslizarse por mi rostro inexpresivo. Deslizarse como las gotas de lluvia en las hojas de los arboles. Suave y lento.
Un pedazo de fresa había entrado en mi boca violentamente. Romeo había tomado el tenedor y lo metio en mi boca para que comiera. Es de esas personas que odia lo negativo y odia ver a la gente llorar.

- ¡Oye Romeo! ¡Eso fue muy torpe de tu parte!
Melo lo regañó.
- Calla. Almenos no esta llorando. Comer ahoga las penas, anda come niña que seguro que no estas comiendo bien.
Romeo se retiró, parecía estar molesto por el regaño.  Melo suspiró y luego de calmarse se me acercó con una pequeña mueca de las que solia hacerme.
- Escucha, quiero que vengas cuando quieras, eh? No, no vengas cuando quieras, debes venir todos los días.
Me dijo casi rogandome. Dudé, no creo que pueda salir todos los días de esta manera, la depresion no me lo permitiría.
- Lady... Te conozco de toda la vida, y se que estas en plena depresion... Pero esta depresion se esta pasando de los limites. Es enfermizo. Y quiero cuidarte. Necesito cuidarte, necesito verte. Ayudame a ayudarte Lady, por favor... No quiero volver a sentir que te perdimos...

Me quedé un callada... ¿Por qué rayos no me puse a pensar en ellos? Quienes me habían cuidado toda mi vida... He sido muy egoista...

- Esta bien Melo... Trataré de venir todos los días...
El rostro de Melo se iluminó.
-GRACIAS DE VERDAD.
Dijo tomandome de las manos. Las tenía tibias, calentaban las mías.

Cuando acabé de comer, me despedí de los gemelos y salí a la calle nuevamente. Puse mis manos en los bolsillos por el frío y mire al cielo al escuchar el sonido de una tormenta acercarse.
La gente corría a refugiarse a a sus casa o bajo cualquier techo cercano.
Pero a mi me dio igual y seguí caminando de vuelta a casa.
El cielo comenzó a rugir y las nubes a desahogarse. La lluvia cayó, al principio tranquilo y suave y luego cada vez con mas fuerza.
El clima no estaba realmente a mi favor.
El viento era violento, me costaba mantenerme de pie o siquiera ver mi camino, ya que el viento hacía que las gotas golpearan mi cara y mis ojos por reflejo se entrecerraban

Ya, era demasiada lluvia, pero ya estaba demasiado lejos del pueblo y no podía volver. Si mal no recuerdo, había una cabaña donde alquilaban artefactos de pesca frente a un lago.
Corrí un poco y la encontre. Corrí hasta la puerta de la cabaña, estaba empapadisima, traté de abrir la puerta pero para mi mala suerte estaba cerrada.
Me quedé un rato bajo el techo de la entrada esperando a que la lluvia parara. Me abrazaba a mi misma, tenía frío... Quise acomodarme el abrigo y en eso, una rafaga de viento hizo que su bufanda se fuese volando. En un ataque de desesperación sali corriendo para tratar de tomarla.
No miraba por donde pisaba, no me importaba si me embarraba o me tropezaba. Solo corria mirando al cielo persiguiendo la bufanda.
En un salto logre tomar la bufanda, pero... cuando iba a tocar el suelo, se me había acabado. Caí el lago que era bastante profundo. Veía como me alejaba de la luz de la superficie. La verdad es que no termino de comprender porque no trate de nadar y de salir de allí. Maldición... ¡Lady haz algo! A quien quiero engañar... Mi voluntad estaba muerta...
Solo veía alejarme cada vez mas y mas de la superficie, la presion de la profundidad hacía que mis oidos me dolieran. Mi cuerpo no respondía. Lo unico que lo hacía era mi mano para sostener con fuerza la bufanda.
Ya podía sentir el roze de las algas... Ya pude sentir la arena... Ya pude ver los peces pasar frente mi vista... Ya pude darme cuenta de mi final... Ya pude darme cuenta de que volvería con Chris...
Hayá voy Chris...  Cerré los ojos y me dejé ir al más allá...





O almenos eso quise hacer.
Unos golpes en mi pecho me despertaron, mis oídos no escuchaban con clarida y mi vista estaba nublada, pero pude distinguir la silueta borrosa de dos persona cerca de mi.
Los golpes en mi pecho hicieron que escupiera todo el agua que había tragado. Comenzé a respirar. Maldición... Estaba  bajo el techo de la entrada de la cabaña de pesca.

Un chico que cabello negro y mirada fría me había salvado la vida. Mejor dicho, me había arruinado mi muerte.

- ¿Estas bien?
Me pregunto con una voz grave y fría.
Me aparté de él, me paré y en mi mano derecha tenía la bufanda de Chris. Trate de caminar pero me maree y me tambalee. El otro chico, que era rubio, tenía un rostro amigable y una mirada de compasion, me sostuvo para que no me cayera.

- Oye, te he hablado.
Me reclamo.
- Levi, debe estar confundida, dejala. Dime ¿Como te llamas?
- ... Lady...
Respondí casi susurrando por el aghotamiento.
-Dime ¿Vives muy lejos de aquí?
- VIvo... en... La mansion de... del espiritu...
Dije respirando en cada palabra. 
- Shh... No te esfuerces, sabemos donde te refieres.
El chico frío, Levi, me tomó en brazos sin mi permiso. Era fuerte, aunque precipitado.
- Te llevaremos allí.
Asentí cansada con la cabeza y me dormí sobre él. Caminaron bajo la lluvia solo para llevarme a casa... No encuentras ese tipo de personas todos los días.

-Hey... Hey....
La voz grave me despertó.
- Ya llegamos...
Estaba en la entrada de casa, tomé las llaves y abrí la puerta.
Estos dos entraron sin mi permiso, como si la casa fuese de ellos.
Observaron todo de arriba a abajo con un gesto de disgusto. Claro que iba a disgustarles, estaba todo desordenada y sucio, no limpie por 1 año.
Me dio totalmente igual todo, nisiquiera cerré la puerta, fui directamente al piso de arriba y me recosté en mi desordenada cama. NO me quité la ropa mojada, NO me preocupe por lo que estos dos pudieran hacerle a la casa o incluso hacerme a mí. No podía pensar... Tal solo... Quería dormirme... Y nunca mas despertarme.

Al momento en el que desperté, todo estaba como lo había dejado antes de salir. nada fuera de su lugar. ¿Acaso fue un sueño?
La bufanda en mi mano derecho contestó esa pregunta... Definitivamente, nada de esto había sido un sueño.

Ya era de noche... Así que me cambie la ropa y fui a a acostarme con la bufanda en la mano. Me la acerqué a la cara y... Ese aroma... Ya no estaba. La tome y con desesperacion empezé a buscar en alguna parte de la bufanda el aroma a Chris. Pero no, el agua del lago y la lluvia le quitaron el olor que había tenido por 1 año. Me alteré y comenzé a llorar y a gritar. Golpee la cama varias veces mientras lloraba en mi almhoada. Me dije durante 1 año que no tocara nada suyo para mantener su aroma, su presencia. Y mi objeto mas presiado, su bufanda favorita, habia perdido su aroma, el aroma a su cuello, a su piel... Era tan frustrante, tan horrible...
No podía parar de gritar de la angustia...
Como todo aquel que ha llorado mucho en su vida, sabe que esas rabietas dan sueño, así que me dormí con mis ojos humedos y la nariz tapada.
Era tan ironico, me había dicho a mi misma esta mañana que no volvería a llorar. Definitivamente me equivoqué.

Eres tú o NadieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora