LA MAGIA QUE NOS UNE

CAPÍTULO 4 Lyana

"Caminaba por una carretera, era muy larga, y no lograba ver su final. A ambos lados estaba tan oscuro que no sabia si había arboles, coches o simplemente un muro. Mis pies avanzaban casi por si solos hacía delante, sin prisa. Caía nieve del cielo oscuro y salía vaho de mi boca al encontrarse mi aliento caliente con el aire frío. Pero yo no sentía frío alguno. Sigo avanzando durante lo que parecen horas sin llegar a ningún sitio. Y entonces a lo lejos veo una figura que se acerca. Al principio no distingo lo que es a causa de una luz brillante a sus espaldas, pero a medida que nos acercamos distingo que la figura es grande, muy grande, y avanza hacia mí a cuatro patas.

Es un lobo.

Un lobo de pelaje oscuro, casi negro, que camina despacio hacia mí. Trato de pararme, de detener mis pies, pero éstos no responden y siguen avanzando. Sigo mirando al lobo, que ahora también me mira a mí. ¿Será esto otra pesadilla? Trato de despertar, me suplico a mí misma que abra los ojos, pero nada. Cuando el lobo y yo estamos a solo dos metros, ambos nos detenemos. La nieve sigue cayendo del cielo, en el que ahora brilla una luna llena, que diría que antes no estaba. Observo al lobo, sus zarpas afiladas y tan grandes como mi cara, sus patas fuertes y largas, su pelaje que ahora distingo que es de color azabache, sus orejas que se mueven en busca de sonidos, sus dientes afilados, que asoman levemente por debajo de sus labios, y por ultimo sus ojos, dos esferas ambarinas que brillan mientras me miran. Respiro profundamente y me llega un olor dulce, como a chocolate. Cierro los ojos e inhalo, me invade una sensación agradable y un calor reconfortante. Cuando abro los ojos, el lobo esta a escasos centímetros de mí, tan cerca que su hocico roza mi frente. Baja la cabeza y nos miramos una vez más a los ojos. Su mirada es inteligente, es... humana. ¿es un hombre lobo? No me da tiempo a pensar nada más cuando un ruido suena a mi espalda y me giro, entonces todo se vuelve negro"

Despierto de golpe, fijando la vista en el techo. Sí que había sido un sueño. Mi respiración esta acelerada, y el corazón me late muy deprisa. Aún tumbada en la cama miro a mi izquierda y contemplo los primeros rayos de Sol entrar por la ventana. Con un suspiro me levanto y la abro de par en par. Dejo que el aire despeje mi mente, el fresco entra en la habitación y un escalofrío me recorre la espalda.

Aún con una sensación extraña bajo a la cocina, todavía en pijama. No encuentro a nadie, así que me dirijo a la nevera, y al no encontrar nada de mi agrado, decido hacer panqueques. Al cabo de un rato, atraídos por el olor, Alex y Dexter aparecen en la cocina.

Desayunamos animadamente y nos proponemos volver a intentar comprar la pintura, ya que teníamos que empezar a pintar ya si queríamos llenar la casa con muebles. Esta vez Dexter decide acompañarnos.

Llevábamos aquí ya una semana, no habíamos salido antes de la casa, este iba a ser nuestro primer viaje al pueblo desde el día que conocimos a Stacey, Cameron y Momo.

Subo corriendo a la habitación y tomo una ducha rápida, me cepillo los dientes y me recojo el pelo en una coleta de caballo algo despeinada. Me visto con unos shorts negros de cintura alta y con una camiseta de manga corta rosa claro, me pongo mis all star blancas favoritas y cojo el teléfono antes de bajar de nuevo. Soy la primera en estar lista, ya que en esta familia son mis queridos hermanitos los que quieren estar lindos y tardan siempre una eternidad en prepararse. Mientras espero en la camioneta, reviso el teléfono y veo un mensaje nuevo.

+608241432: Hola Lyana! ¿Oye hoy vas a venir por el pueblo? Estoy tremendamente aburrida y quería saber si quieres que nos veamos. Por cierto soy Stacey, por si no me tienes agregada :)

Sonrío ante el mensaje de la rubia, me parece una chica muy agradable, algo rara e insistente, pero desde luego divertida.

Lyana: Hola Stacey. Si hoy iremos al pueblo Alex, Dexter y yo. Podemos vernos por ahí cuando acabemos los recados.