•Capítulo 8•

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Me removí incómoda en el lugar en el que estaba recostada. Parecía un colchón pero uno duro.

Me dolía todo el cuerpo y apenas podía moverme. Abrí levemente los ojos pero los cerré rápidamente cuando la luz blanca de la habitación me cegó. Parpadee varias veces para poder acostumbrarme a ella. Visualicé todo a mi al rededor y me percaté dónde me encontraba, un hospital. Un momento, ¡¿un hospital?! Quise incorporarme pero fue ahí me que di cuenta que tenía algo en mi cuello, estaba conectada a una máquina y a una bolsa con un líquido transparente y tenía un pie enyesado. Los brazos tenían varios hematomas pero no estaban enyesados. ¿Cómo había llegado hasta aquí? ¿Por qué estaba herida? ¿Qué ocurrió? Muchas preguntas se me formaron. Con delicadeza me senté en la cama e intenté buscar mi celular para poder ver la hora pero no había nada mío allí. Logré visualizar un reloj digital: "5:28am". Lo raro es que no estaba cansada, al contrario, sentía como si hubiera dormido mil años. Encontré un control con varios botones que tenían diferentes acciones. Apreté el que era para llamar a algún doctor o enfermera. En menos de un minuto la puerta se abrió bruscamente y por ella entró una hermosa chica con el traje de enfermera.

-¡Haz despertado!-sonrió.-¿Cómo te encuentras, linda?-en ese momento noté que tenía un formulario en sus manos.-Dime, ¿te duele algo?

-Yo... amm... sí, un poco todo el cuerpo pero es soportable. Solo cuando hago movimientos bruscos.

-Eso es por el suero, Kira.-apuntó la bolsa con líquido dentro a la que estaba conectada, bueno, el suero. Kira... al escuchar mi nombre una serie de borrosas imágenes aparecieron en mi cabeza junto con voces que no logré identificar. Me comenzó a doler la cabeza.-Espérame un momento, volveré con el doctor.

-Sí pero...-ya se había ido.-¿y mis padres?-susurré la pregunta ya que la enfermera ya no se encontraba. Al cabo de un par de minutos llegó un hombre canoso, delgado y alto con una pequeña barba y un formulario parecido al de la chica.

-Hola, Kira.-solo sonreí.-Soy Valter y voy a ser tu doctor. Te haremos una serie de estudios para ver cómo estás, ¿de acuerdo?-intenté asentir pero por el cuello que tenía no pude y solté un bajito "sí".

-Al fin.-Sentí como alguien se tiraba encima mío. Me sorprendí pero me relajé cuando vi que era Troy. Me soltó.-No me vuelvas a asustar así, estúpida.-reí.

-Lo siento.-me dió otro pequeño abrazo.

-Tengo que avisar que ya despertaste pero me dejaron esto para cuando despiertes.-Me mostró una bandeja con comida que estaba en una mesa con rueditas. Me la acercó.-Come, y esta vez en serio.-asentí. Él se preocupaba mucho por mí, que lindo.

-¿Por cuánto tiempo dormí?

-Unas tres horas.-es mucho.-Ya regreso.-salió de la enfermería del instituto y me dejó sola. Luego de un momento, Charlotte y Drake entraron.

Charlotte y Drake entraron tan repentinamente en mi habitación que me hicieron derramar gelatina en mi bata de hospital.

-¡Estás viva!-Charlotte corrió hacia mí. Me quejé del dolor cuando me apretujó.-Lo siento.

-Nos tenías con el corazón en la garganta.-Drake me abrazó con más delicadeza.-Estuviste durmiendo casi dos semanas.

-¡¿Dos semanas?!-Mi hermana le dió un golpe en el brazo.

-Tacto, Drake, tacto.-le regañó.-¿Cómo te sientes?-me miró con tristeza.

-Como si me hubiera arrollado un camión.-reí. Ellos intercambiaron una mirada, sin reírse de mi chiste. Mi risa se fue apagando de a poco.

•RICORDA• [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora