•Capítulo 21•

54 8 8
                                    

¡Estaba harta! Había olvidado el sentimiento horrible que era tener un transformo de doble personalidad. Estar en un lugar y aparecer en otro sin recordar qué fue lo que hiciste. Por cierto, ¿dónde estaba? ¿Por qué estaba todo tan... oscuro? Comencé a caminar, mis pasos resonaban en todo el lugar. Era como si estuviera pisando un pequeño charco de agua constantemente. En eso, me tropecé con algo y caí al suelo. Estaba de cara con el cadaver de Oliver.

-¿Me extrañabas?

-¡Ah!-grité alejándome de él. Mi respiración al igual que mi pulso y corazón se aceleraron.-Sangre.-estaba cubierta de sangre. El charco de agua que estaba pisando anteriormente se convirtió en sangre. Cuando volví a ver el cuerpo de Oliver, Archie se encontraba arriba de él, golpeándolo. Rápidamente me acerqué a él.-¡No Archie! ¡No lo hagas!-cuando estaba por tocarlo, lo traspasé como si fuera un fantasma y caí al suelo.-Agh.-me quejé. Sentí como me jalaban de la mano.

-Rápido, no te quedes parada allí. Límpiate la sangre.-Las manos de Archie estaban temblando. Comenzó a frotar el jabón por mi cuerpo con fuerza.-Quítate esa ropa, vamos a quemarla.-por alguna razón estaba haciendo todo lo que me pedía. Cuando terminé de quitarme la camiseta, ya no nos encontrábamos en el lavadero de su casa, estábamos en su auto.-Todo saldrá bien.-besó el reverso de mi mano. Comencé que llorar silenciosamente. No puse ninguna mueca, las lágrimas se deslizaban por mis mejillas.-No, no llores.-él también quería hacerlo. Me dio una rápida mirada.-Vas a estar bien.

-Archie... ¡Archie cuidado!-sentí como su cuerpo me cubría.-¡No!-me desperté sobresaltada. Estaba en mi habitación. En... en el suelo. Me había caído de la cama.

-¿Kira? ¿Te encuentras bien?-mi madre se asomó por la puerta de mi habitación.-Oh, cariño...-se acercó a mí.-¿Qué sucede? ¿Por qué lloras?-limpió mis mejillas con sus manos, en un gesto maternal.

-Sangre... sangre...-comencé a quitarme lo que llevaba puesto.

-¿Qué... qué haces?-frunció el ceño.

-Tengo sangre. Quémalo. ¡Quémalo ya!-comencé a llorar.

-¡Tom! ¡Está teniendo otro ataque!-se acercó a mí y me abrazó.-Shh, tranquila cariño. Fue solo una pesadilla. Ya todo está bien. Allá apretujé con más fuerza mientras seguía llorando.

-Hice algo malo, mami. Algo muy malo.

-Claro que no, cielo. Fue solo una pesadilla. ¡Tom, apúrate!-acarició mi cabello y me llevó a la cama para que nos sentáramos allí.

-Mamá, hice algo muy muy malo.-lloré desconsoladamente.

-No, mi amor, tú eres buena. Fue tu mente jugando contigo.-papá llegó luego de un momento con unas pastillas y un vaso de agua.

-Lo siento, no las encontraba.-se acercó a nosotras.-Toma esto, linda.-le hice caso.-Es un calmante para que puedas descansar tranquilamente.-me atraganté con el agua.

-No, no quiero volver... volver a dormir.-dije entre sollozos.

-Es necesario que descanses.

-No... por favor...-poco a poco mis párpados se fueron cerrando y perdía fuerza. Era... demasiado fuerte...

-¿Eh?-estaba en mi habitación pero todo se veía tan... extraño. Como si el tiempo se hubiera detenido, no podía oír ni un solo sonido.-¿Hola?-mi voz resonó en eco.

-Hola.-miré a todos lados pero no había nadie.-Por aquí.-fruncí el ceño y me dirigí hacia mi espejo.-Hola.-sonrió mi reflejo pero yo no estaba hablando. Era como si otro yo estuviera encerrado allí.

•RICORDA• [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora