•Capítulo 4•

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El momento favorito de Charlotte, Drake e incluso Troy había llegado. Troy lo llamaba: "la entrada". La mayoría de las veces solo éramos mis hermanos y yo pero a veces se nos unía mi mejor amigo. Estudiantes se ponían a los costados para dejarnos pasar exactamente a las 8:00am, sin falta. En el centro siempre iba Charlotte, como la diva que era. Caminando elegantemente, sin dirigirle mirada a nadie en específico, haciéndose desear. A su izquierda iba Drake. Con pasos seguros, saludando a algún que otro amigo y guiñándole el ojo a alguna puberta de vez en cuando. ¿Qué le ven? Es obvio que solo juega con ellas pero parece que les encanta. Y por último, a su derecha íbamos Troy y yo. Troy sonriendo amigablemente a todos, como siempre. Saludando a todos y sintiéndose importante por haber hecho "la entrada" con nosotros. Me dijo que le encantaba sentirse importante, como si fuera un rey y ellos los súbditos. Yo solo lo dejo ser. Y bueno, última y no por eso la menos importante, yo. Caminando recta, con una pequeña sonrisa burlona, las manos cruzadas por detrás de mi espalda, barbilla en alto y mis pasos seguros. No podía creer que estas personas nos idolatraran tanto. Yo solo hago "la entrada" porque entro con mis hermanos. Aunque si entrara sola me la harían igual. Ya me acostumbré. Nos tienen mucho respeto aquí, somos de un rango alto. Nadie se metería con nosotros. Si le diría a alguien que limpie la suela de mis zapatos con su lengua lo haría sin rechistar, pero yo no era así. No utilizaba mi poder para rebajar al resto. De eso se encargaban Charlotte y Drake. Si tenia este respeto era gracias a mis padres. Y si este respeto se mantenía era gracias a mis hermanos. Yo solo era un complemento. El primero en separarse fue Drake, que se fue con sus amigos. Luego Troy, que se fue con su novio David. Maldito abandonador de mejores amigas. Por último se separó Charlotte, que se fue con sus dos perritas falderas. No podía creer lo lamesuelas que eran esas dos. La tenían como a su diosa. Claramente a mi hermana eso no le molestaba. Llegué a mi casillero y lo abrí, buscando lo que utilizaría el día de hoy. Cuando conseguí todo lo que quería iba a cerrar la puerta del casillero pero alguien más lo hizo, causando que dé un respingo. Miré al responsable frunciendo el ceño.

-¿Qué fue todo ese show?- Me sonrió Brent. A su lado no estaban Marina y Asher. Que raro, siempre están juntos.

-Sabes, hay otras maneras de decir hola.- rodé los ojos y su sonrisa se amplió.

-Mala mía. ¿Cómo estás, chica guía?- dijo acercándose más a mí.

-Perfectamente.- sonreí falsamente, alejando su rostro del mío.-¿Qué necesitas?

-¿Así tratas a tu chico becado?- dijo dramáticamente, llevando una mano a su corazón, "ofendido".- Pésimo servicio.- Reí.

-Los siento, no quise decirlo de una manera tan cortante.

-Así me gusta más.- sonrió.- Solo me dio curiosidad lo que acaba de pasar.

-Oh, hablas de "la entrada".

-¿La entrada?

-Sí. Siempre la hacemos. Tenemos cierto prestigio aquí. Mis hermanos son los que quieren que eso pase. A mi sinceramente me da igual. Pero no tengo de otra, lo harán aunque les pida que no lo hagan.

-Wow, los respetan mucho.

-Sí, así es.- Suspiré.- ¿Necesitabas algo más?- Me miró por unos segundos y asintió.

-¿Das clases particulares... en privado?- dijo provocativo. Rodé los ojos y reí.

-Cierra la boca y vamos a clase.- lo empujé para que comenzar a caminar. Estalló en una carcajada y pasó un brazo por mis hombros mientras íbamos charlando animadamente hasta llegar al aula. Que chico tan simpático. Abrió la puerta para mí e hizo una reverencia para que pasara. -Qué caballero.-sonreí.

•RICORDA• [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora