Narra Sarah:
Abrí los ojos, pestañeé varias veces para que se aclarara mi visión y pensé en cuándo me había dormido. De repente, me di cuenta de que había alguien recostado a mi lado, mirándome. Giré la cabeza y lo vi, como si el tiempo no hubiese pasado por él aunque claramente no lo había hecho. Lo único diferente eran sus ojeras moradas y los huesos de su cara más marcados que antes.—Jareth, ¿qué hago aquí?—me alejé un poco.
—Tranquila.—habló suavemente—No quiero hacerte daño.
—¿Y Toby?
—Él está bien, no lo hemos traído. Solo estás tú.Fruncí el ceño extrañada.
—¿Para qué?
—Quería saber de ti.—se encogió de hombros.
—Pues yo no quiero saber de ti.—solté bruscamente y noté una mueca de dolor en su cara, cosa que hizo que, inexplicablemente, me sintiera mal—Lo siento.
—Da igual, no podía esperar una reacción diferente.Miré por la ventana, sentada a su lado.
—¿Qué le ha pasado a tu reino?
—Desde que te fuiste, se rompió.—me miró.
—¿Por qué?Sonrió.
—No has cambiado, Sarah. ¿Sigues buscando razón y justicia en casa cosa que ves?
—Estoy estudiando para ser abogada.—reí levemente y él negó con una sonrisa.
—No pensé que algo así fuese propio de ti, tienes una gran imaginación.
—Me encanta dibujar y escribir.—dije pensando en todas las veces que hice retratos suyos en todas las técnicas posibles.
—¿Me habías olvidado?
—No.—respondí rotundamente—No olvidaría nunca este lugar.—suspiré observando el paisaje destruido—¿Ha sido culpa mía?
—En parte.—asintió y sentí un peso sobre mis hombros.
—Siento mucho haberlo hecho, solo quería recuperar a mi hermano, no pretendía...
—Ya estás aquí, Sarah. Solo con eso, el reino está un poco más vivo.—me interrumpió.Narrador:
En realidad Jareth no se refería al reino como el lugar que había creado, sino como su corazón, el cual se encontraba menos dolorido desde que la muchacha había regresado y no oponía resistencia alguna a hablar con él. No manifestaba signos de odio ni mucho menos, así que le llenó el alma de ilusión. Volvía a sentirse como un chiquillo estando a su lado.